Me gusta Estados Unidos

Me gusta Estados Unidos. Sus movimientos sociales sin ninguna ayuda exterior, nacidos de dentro, de muy abajo, David contra el poderoso Estado Goliat. Su valoración de la honradez y la verdad a pesar de tantas mentiras. Sus luchas obreras con cientos de muertos que celebramos cada 1º de mayo. Su constante lucha polos derechos de las mujeres y los grupos raciales minoritarios, luchas inexistentes, por ejemplo en Alemania, donde las minorías eran gaseadas y las mujeres estaban en sus casas cuidando niños. Sus presidentes asesinados por llevar a la práctica ideas que cambiaban el orden establecido. En mi pueblo a eso se le llama ser revolucionario. ¿Cuántos presidentes fueron asesinados, destituidos, contrariados por alguna idea progresista en Europa? Me gusta Estados Unidos cuando veo a John Huston, Danny Kaye, Humprey Bogart y a Lauren Bacall declarar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses y crear junto a Burt Lancaster, Frank Sinatra, Groucho Marx y muchos otros una asociación contra el Gobierno estadounidense, Committee for the First Amendment, Comité por la Primera Enmienda, luchando y defendiendo a los que pensaban distinto. Actores y actrices que apoyaban la libertad en momentos difíciles. Arriesgando sus carreras, se pusieron del lado del débil, cuando pudieron mirar para otro lado.

Ningún país del mal llamado «primer mundo» en la segunda mitad del siglo XX salió más veces a la calle a protestar, a exigir derechos y conquistarlos. La democracia estadounidense, nido y guarida de oligopolios inconfesables, con su brazo armado, se encargaría de sembrar el camino de estas conquistas con los cadáveres de los cabecillas. Pero ni aun así los derrotaron.

Así lo hicieron los juristas estadounidenses que luchan por los derechos de los prisioneros de la cárcel-cloaca de Guantánamo, en la que se tortura y se priva de libertad sin juicio. Mark Denbeaux y Jonathan Hafetz dos valientes abogados defensores de estos presos que desafían el poder por creer en aquello que originariamente fue Estados Unidos y que hoy dista mucho de ser en manos de sus sucesivos gobernantes desde 1945.

Estados Unidos es una sociedad de la que podemos esperar lo mejor. Recibimos lo peor de sus gobernantes, títeres de las transnacionales, y de la más extrema derecha disfrazada de palabras como «libertad» y «democracia».

Estados Unidos es una lección, un espejo en el que vernos. Mientras Chomsky y decenas de miles de estadounidenses toman la calle, hay otra mayoría pendiente de Spiderman o de las Kardashian.

No es casual que Fidel visitara el Bronx, Brooklyn, Harlem… allí estaba Estados Unidos; desde Malcom X hasta Mohamed Ali junto a más de 40.000 personas esperándolo.

Me gusta Estados Unidos.



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Xurxo Martiz Crespo

Vivió 30 años en América Latina. Académico del exilio económico y político gallego

 xurxo.martiz@gmail.com      @XurxoMartiz

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