Tony
Blair no es sólo primer ministro de la monarquía inglesa, sino también
un destacado columnista de la prensa escrita. Inglaterra es, quizá, la
segunda gran potencia del mundo después de Estados Unidos. Los une
–refiriéndonos a los estados- no sólo el idioma en la teoría por
ejercer el colonialismo y la rapiña, sino el pragmatismo hacedor de la
muerte y el dolor para los demás.
Tony
–desde niño hasta adulto- creció en el espíritu del maltusianismo. De
allí su vocación por el disfrute del derramamiento de sangre de otros
pueblos para que más temible sea el poder de su monarquía. Tony Blair
–primer ministro de la Gran Bretaña o Reino Unido- ha escrito un
artículo que se denomina: <<La globalización de la paz>>. Pobre de Moro si viviera en este tiempo: doble sería su
muerte y doble su dolor antes de morir. Las manos de Tony están tan teñidas de sangre inocente que de rojo pasaron a negromorado.
Gran
Bretaña se conoce porque Inglaterra sometió a su poder monárquico a
Escocia y Gales. Allí no se detuvo: colonizó a fuego, sangre y muerte a
Irlanda para que el criminal Enrique II le impusiera la soberanía
inglesa. La lucha de resistencia de los irlandeses hizo posible un día
que la Irlanda del Sur no fuese vencida e independizada tomó el nombre
de Eire, quedando su hermana del Norte en poder de los ingleses. Por
eso se habla y se escribe de un Reino Unido, pero no se dice que a
balazo limpio y en contra de la voluntad de los pueblos que rechazan la
presencia de misioneros con bayonetas.
Un
cinismo de Tony, -quizá por estar embriagado de tanta sed de sangre-,
es que en su extenso artículo nunca incluye la palabra <<paz>>.
Si Tony –el niño- hizo sus travesuras de mano con la lógica, Tony –el
adulto- se cuelga del cuello de la dialéctica. El primer gran
descubrimiento –al estilo silogístico- de Tony es que precisa la
característica principal del mundo moderno en la interdependencia
(a secas). Las grandes potencias del imperialismo dependen del saqueo a
la riqueza de las muchas naciones de capitalismo subdesarrollado, y
éstas –no es culpa ni de Dios ni del Diablo- dependen de la migaja que
les dejan aquellas por dejarse saquear. Es decir, la
interdependencia del mundo actual se rige por el imperio de la ley del desarrollo desigual. Para que el mundo llegue a la conquista de la paz, es imprescindible una interdependencia donde impere la ley del desarrollo combinado. Esa no es la interdependencia de la que habla y escribe Tony Blair. Con razón la palabra <<paz>> no aparece en su artículo. Tony es, en el fondo, un rolo de vivo: aún cree que a todo pueblo se le puede engañar todo el tiempo, y que éste acepte sumisamente le metan gato por liebre.
Reconoce
que no ha tenido tiempo de pensar en las consecuencias o de entender
que el libro de las reglas internacionales se ha roto en pedazos como
producto de la interdependencia. De esa interdependencia
sólo le preocupa no las crisis de los demás países, sino aquello que de
las mismas va y repercute negativamente en su imperio (Gran Bretaña).
Para nada menciona –ni por rebote- el epicentro que las produce, y que
no es otra que la santa inquisición propiedad privada.
Esta, hace siglos, se hizo dueña de la gravedad, de la rotación, y
secuestró a la propiedad social para que se muera de utopía.
El segundo gran descubrimiento de
Tony –preocupante por cierto para el imperio- es que la globalización (no dice de qué) está
haciendo que la inmigración en masa sea una realidad. La preocupación
no es por la inmigración en sí misma, sino porque la migración es de
países menos desarrollados o pobres hacia las naciones más
desarrolladas del capitalismo. Si se globaliza la riqueza es imposible
que se produzca un crecimiento de inmigración
para las naciones del imperio capitalista. En cambio, si se globaliza
la pobreza tiene por lógica que producirse un incremento inusitado de
la migración en masa de gente pobre hacia donde viven los más ricos.
Eso es como el abc de la oferta y la demanda.
El
tercer gran descubrimiento –con éste superando a Magallanes- de Tony es
que la solución está en un acuerdo de consenso internacional, que le
permita –¡ojo: entendamos sus términos!- a los países ricos mantener sus niveles de vida y a su vez proteger el medio ambiente de desastres. ¿Y los países pobres o subdesarrollados qué?
Para éstos no tiene respuesta sino la acción de las armas para
invadirlos y colonizarlos. Tenemos todo el derecho de deducir del
artículo de Tony, que su deseo es que los países subdesarrollados se
mantengan en los niveles de vida de pobreza y se dejen privatizar todas
sus fuentes de riqueza por los imperialistas, para que éstos garanticen
su nivel de la buna vida.
Entérense
de esto: Tony quiere que la Agencia Internacional de Energía Atómica
supervise el banco internacional de uranio y controle el suministro de
gasolina a los países que usan energía nuclear sin la necesidad de todos de poseer su propio ciclo de combustible. ¿Quiénes supervisarían y controlarían la energía? Clarito se deduce la respuesta: el Grupo de los 8.
Ocho mandatarios más cinco en calidad de voz pero no de voto, en
representación de los pocos amos del poderoso capital financiero que
domina la economía de mercado, deciden el destino de más de 6.500
millones de personas que habitan el planeta Tierra. ¡He allí un cinismo perverso de la globalización capitalista en su concepción de la interdependencia del mundo moderno!
Tony Blair llama a una unidad verdadera para <<… afrontar el terrorismo global…>> Absolutamente
nada nos dice cuál es la causa principal del terrorismo y quién hace en
verdad el peor de todos los terrorismo. Tony sabe, pero prefiere
callarlo, que los pueblos sí conocen a los principales terroristas que
utilizan la interdependencia de este mundo para cometer sus atrocidades en el nuevo reparto del mismo. ¡He allí otro cinismo perverso de la globalización capitalista en su concepción de la interdependencia del mundo
moderno!
Tony Blair nos dice: <<La guerra divide al mundo…>>.
Eso es una gran mentira, porque la guerra es producto de la división
del mundo entre los pocos que tienen demasiado y los muchísimos que
tienen poquísimo, entre los explotadores que son dueños de los medios
de producción y los explotados que venden su fuerza de trabajo y
producen la riqueza, entre los opresores que detentan todos los poderes
y los oprimidos obligados a obedecer. Tony Blair, en una fracción de
minuto de cordura pero no de arrepentimiento, acepta como no queriendo, que se <<… puede estar en desacuerdo con la decisión original, creer que se han
cometido errores…>>
No aclara, pero clarito entendemos que se ha dado cuenta fue un error
haber invadido a Irak con el cuento de camino ese de que Saddam tenía
armas de destrucción masiva. Hizo el mal, pero no lo rectifica con un
bien. Doble error, porque lo intensifica manteniendo a sus impostores en el suelo iraquí. ¡He allí otro cinismo perverso de la globalización capitalista en su concepción de la interdependencia del mundo moderno!
El
cinismo es el penúltimo escalón de una escalera cuyo último es el
sadismo. Tony Blair –con su corazón congelado y como si fuese un
serafín-, nos dice: <<Mis nueve años como primer ministro no me han vuelto más cínico con respecto al idealismo>>
Reconoce que siempre ha sido cínico… Pensemos por un momento si se hace
más cínico e invente un idealismo más radical que las tesis económicas
de Malthus. ¡Dios Santo: en qué rincón fuera de la órbita terrestre
podríamos salvarnos los pobres de la Tierra!
Tony dice una verdad, aunque nada hace por hacerla valer: <<La
globalización engendra interdependencia. La interdependencia engendra
necesidad de un sistema común de valores para que pueda funcionar…>>
El imperialismo tiene definido su sistema común de valores: supremacía
de los supermonopolios económicos en el mercado mundial.¡He allí el cinismo perverso de la globalización capitalista en su concepción de la interdependencia en el mundo moderno!
Contrario es el de los pueblos que claman por un nuevo amanecer, es decir, por la emancipación del mundo, en que la interdependencia tenga nombre propio: solidaridad en el desarrollo combinado.
Tony, casi al final de su artículo, nos dice lo siguiente: <<No todos los gobiernos del mundo creen en la libertad. Los pueblos del mundo sí>>
Ex-profeso olvidó mencionar que la mayoría de los ingleses se oponen a
la guerra en Irak –por querer la paz- mientras que él incrementa el
número de sus soldados en suelo iraquí –por querer la guerra-
Si el cinismo es el idealismo de Tony, no tengamos ninguna duda que su sadismo es su real politik con que quiere el imperialismo ejercer su nuevo dominio del mundo en la fase de globalización capitalista salvaje. Esa es la interdependencia al estilo blairbushino, que nos
hablan de paz y nos hacen la guerra.
¿Cómo explicar que en <<la globalización de la paz>> no se mencione nunca la palabra <<paz>>? ¿Un lapsus, un acto fallido o una burla premeditada?. El lector decide.