El miércoles, el pueblo revolucionario y chyavista, dimos una gran marcha por lo gigantesca y animada para juntos, como pueblo unido, rechazar a la Asamblea Nacional adecoburguesa su infame atrevimiento de aprobar una ley de amnesia criminal y de privatización de las viviendas dignas que son del pueblo venezolano gracias a una gran misión que hizo el comandante Hugo Chávez y que bien conduce el presidente obrero Nicolás Maduro. El pueblo chavista está nuevamente a la vanguardia y atento para desmontar cualquier pretensión de lesionar los intereses del pueblo venezolano.
Ya, a esta hora del partido, las grandes mayorías saben lo de la Ley de la ignominia o ley de amnesia criminal o ley de autoperdón o ley para delinquir que acaba de aprobar la derecha de la Asamblea Nacional, no es más que una de sus tantas locuras y otro intento más de provocar al gentilicio revolucionario para crear condiciones para una confrontación civil que justifique una intervención militar de Estados Unidos.
A esta hora todos ya saben que el imperio norteamericano y su infame y vulgar decreto de Obama están allanando terrenos de incomodidad, todo un teatro internacional para esperar el momento oportuno de osar pisar el suelo sagrado de los Libertadores. Todas las opiniones ya son reiterativas sobre la injerencia gringa. Estamos cansado de repetir que: con qué moral Estados Unidos pretende juzgar?. Un país que ha ido escalando una prepotencia que ha terminado en guerras y muertes como en Irak, Afganistán, Siria, Libia y otros países del Asia y de África; ofreciendo las banderas de la Libertad y la Democracia y lo que dejan es terror, sangre, dolor y genocidios. Son millones de familias resquebrajadas, vejadas, violadas en todas sus dimensiones; millones de niños y niñas asesinados, huérfanos y destinados a padecer las más feroces hambrunas y miserias todo por los caprichos de un imperio cruel y sinsentido que no se cansa de vender una falsa imagen de protector y demócrata cuando en realidad es la peor pesadilla que haya enfrentado la humanidad desde los inicios de los tiempos.
Este imperio norteamericano, apoyado con imperios de países poderosos, es la enfermedad de las sociedades mundiales, es la enfermedad de los pueblos del mundo y un verdadero cáncer en los pueblos que tienen la oportunidad de orear las banderas de la autodeterminación, la independencia y la soberanía nacional. El imperio norteamericano podrido de inmoralidad se eleva arrogante como un dragón a pretender ser el juez y policía de todos los demás países del orbe sin el más mínimo rubor, sin el más pequeño escrúpulo por el respeto a la humanidad mundial y a los derechos Divinos de libertad, la creación de los destinos, de los sueños, de los más sublimes designios del espíritu y la razón social.
También se ha hablado de la Ley de Amnesia Criminal, todo un adefesio jurídico plagado de vicios, un bodrio de inmoralidad, toda una ofensa a la especie humana, a la convivencia social, a la tranquilidad.
Es por ello que debemos centrarnos en la producción a todo nivel, urbana, rural, pequeños y grandes productores, vencer el bachaqueo y los delitos económicos. También todos sabemos que el país, donde la mayoría de su territorio es rural, casas con grandes patios y jardines, antes se asumía una cultura de producción admirable no sólo en los campos sino en los hogares de los campos, en los hogares de las mayorías de los estados del país. Aún podemos recordar nuestras casas de infancia y los más jóvenes a las abuelas cultivando en algún rincón del patio familiar.
Repetimos que ante esta guerra económica sin cuartel que la derecha venezolana obliga a un malestar a las familias venezolanas, todos estamos llamados a combatirla. Todos estamos llamados a luchar por para derrotar en todas las áreas los intentos malsanos de una derecha apátrida que se resiste a entender que el pueblo de Venezuela decidió desde ese 04 de febrero a escribir su propio destino de dignidad y libertario. Es por ello que estamos cada quien desde sus propias posibilidades a sumarse a esa cultura productiva de amor a la misma naturaleza y reinsertarnos en esa cultura de producir en nuestros hogares, aunque sea algunas verduras u hortalizas que durante años fue una costumbre familiar y que producto de la vorágine capitalista desapareció para avivar una nube consumista fantasiosa y dañina para los pueblos del mundo. Todos a producir!