La primera globalización fue de la mentira y sigue subsistiendo en el mundo

Hay situaciones muy difíciles de tragar, valga decir, de aceptar, porque un buen número de ellas, que se dicen a diario por las emisoras, son escritas en cientos de artículos de opinión o vertidas en las páginas de algunos medios impresos, están barnizadas por la mentira, esas que unos cuantos politiqueros repiten una y otra vez sin cesar.
 
Cada vez que aprecio esa situación, recuerdo a mi padre, quien me insistía, me reiteraba sobre la necesidad de decir siempre la verdad, aunque doliera y arrastrara con su decir consecuencias duras para terceros.
 
Quizá por eso siempre me acostumbre a decir la verdad aunque no gustara, porque si se miente, es como cargar en el alma un tumbarancho (explosivo que lanzan algunos en navidad) que tarde o temprano explota.   
 
Un ejemplo de cómo suelen mentir algunos ciudadanos fue conocido por millones de venezolanos y extranjeros que escucharon decir a un político de Derecha que la revolución bolivariana no había construido ninguna vivienda, que ese era un proyecto maqueta y resulta que tal proyecto –en una de sus fases- se concretó en pleno Este de la capital, amplia parte de la metrópolis donde ha vivido gente millonaria y de clases media y media alta (que clasifican algunos), de modo que el político soltó una mentira para desvirtuar una realidad y esta lo arropó.
 
Otro ejemplo de la Derecha –esta vez en Brasil- intenta desdibujar, falsear, otra realidad, como es la de intentar descalificar a Dilma Rousseff para sacarla del poder. Esta es una mentira estrafalaria porque unos cuantos bandidos del Congreso de esa nación que están siendo investigados por corruptos desde hace tiempo, resulta que ahora acusan a la actual mandataria de corrupción. Es como el caso que le montaron al presidente Lugo, en Paraguay y montaron un enmarañado plan y lo sacaron.
 
O la artimaña prima ideada por Bush y que utilizaron para invadir a Irak con el cuento ese de las armas de destrucción masiva y como en ese juego de las mentiras los franceses también son invitados, pues en compañía de sus hermanos guerreristas de la Otan cargaron contra Libia y ahora se inventaron la del Estado Islámico –cuentan que un asunto de la CIA/EE.UU- para atacar a Siria, mientras los estadounidenses siguen con su crimen colectivo por Afganistán mientras crece el cultivo de amapolas más que antes y, por supuesto, el lucrativo negocio.  Y la ciudadanía del mundo sabe que quien está detrás de todo eso es la Derecha Corporativa Industrial Militar de Estados Unidos, aunque no son ellos los únicos que mienten, porque también lo viene haciendo por siglos los ingleses, españoles, alemanes, turcos, japoneses y muchos más, porque antes de la globalización económica, la que ha estado globalizada es la mentira y por eso existe la Derecha en todas las naciones, porque es ella la factoría que produce, que crea las mentiras para su real beneficio.         
 
Y hoy en Venezuela, su específica Derecha, que es la que ha estado controlando la economía y el poder político por siglos, la misma que auspició la sustitución de las verdes colinas de Caracas por cerros colmados de personas que, en sus lares natales, jamás recibieron la atención de quienes presuntamente los gobernaban, es la misma que no acepta un gobierno revolucionario que vele por la mayoría que siempre estuvo al margen de la sociedad venezolana.

Y eso no solo ha ocurrido en Venezuela, sino en toda Latinoamérica, tierra que ha estado siendo despojada desde hace siglos por una Derecha que cree ser iluminada por el Cielo, así de simple.         



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Pedro Estacio


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