Latinoamérica se resiste a la herencia de la mentira

A estas alturas de los acontecimientos, da pena que muchos periodistas mientan, otros ignoren y los de menos –parece que el miedo vive- no llaman las cosas por su nombre, que no es otra cosa que decir que hay una abusiva, criminal  e intolerante conducta entre algunos latinoamericanos de apoyar  a quienes despojan por las más variadas vías, a los más pobres.  
 
De eso se trata, de un país militarmente poderoso, que intenta, utilizando el poder que tiene del dinero y las armas y todas las posibilidades del chantaje, la mentira, la manipulación y la compra de conciencias para apropiarse de las grandes riquezas y demás bienes de las naciones.
 
Es así y no debe verse  de otra manera y ni con palabras de diplomáticos. N siquiera hay un disfraz. Hablamos de la acción  de un país que tiene la vista puesta en el petróleo, la amplísima minería, la biodiversidad y el agua abundante del continente Suramericano.
¡Así de sencillo!
 
Seguimos tratando de una Derecha que ha heredado de sus antiguos, la mentira de que son gente iluminada por la providencia para intentar que el resto del mundo viva como ellos lo desean, porque así lo creen los dueños de las corporaciones estadounidenses que controlan su Congreso. 
 
Entonces, venezolanos, ¡Acostúmbrense a decirle al vino, vino y al pan, pan!.     
El petróleo de Estados Unidos no durará mucho, aunque las corporaciones sigan fracturando las tierras de su propio país, quebrando a las empresas más pequeñas y contaminando las aguas subterráneas con las que los pequeños granjeros y ganaderos subsisten.
 
Tenemos a un país que no permanece en silencio, pero que sus medios de comunicación, corporaciones en las que sus accionistas son a su vez accionistas de otras grandes empresas, no permiten que se conozca la opinión de las personas ni de los dirigentes de otras organizaciones.
 
Mientras ello ocurre, la Derecha, acompañada de un combo de lobbystas y que lamentablemente controla su Congreso, se ocupa de elaborar aquellas leyes y demás normas que solo favorecen a las corporaciones nacionales y transnacionales y todo lo que haga Estados Unidos en función de los beneficios, pero no de las grandes mayorías que viven discriminadas y despojadas.
 
Y no es nada nueva la conducta del despojo, que esgrimen, porque es la que han empleado siempre contra aquellas naciones que se niegan a ser manejadas y corrompidas.
 
En estos días en que los demócratas y republicanos vienen desarrollando su campaña electoral, las opiniones que se escuchan en las calles –jamás publicadas ni televisadas por los medos de comunicación de la Derecha- son las de las personas, muchas de las cuales no quieren saber nada de ambos partidos, porque consideran que son una ciénaga de corrupción sustentadas, amparadas por sus tradicionales medios de comunicación.

Que no crea Estados Unidos que los latinoamericanos no se han dado cuenta de lo que están haciendo; debe saber la Derecha de ese país, que el lastimado pueblo estadounidense, ya vive un despertar. ¡Créanlo!



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Pedro Estacio


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