La presencia provocadora de los aviones Kafir en la ceremonia de la firma de los Acuerdos de Paz en Cartagena, el pasado 26 de septiembre constituye una clara advertencia de los enemigos agazapados y explicitos de la construccion de la paz.
Se trato de un grave hecho politico frente al cual el actual comandante de la Fuerza Aerea, Carlos Eduardo Bueno Vargas, debe asumir su responsabilidad apartandose del cargo que ostenta.
Bueno es un francotirador uribista que quiere perpeturar el negocio de la guerra y de las mafias paramilitares y narcotraficantes anticomunistas.
Santos, no hay paz con generales fascistas y sin que se depuren y reformen a fondo las Fuerzas Armadas tal como quedo establecido en los Pactos de paz.
Fuera Bueno de la Fac!!!.
Que se vaya inmediatamente.!!
Horacio Duque.
La presencia amenazante, provocadora y grotesca de los aviones Kfir de la Fuerza Aérea Colombiana en la ceremonia de la firma de los Acuerdos de paz en Cartagena el día 26 de septiembre hay que evaluarla en sus correspondientes proporciones e intenciones.
El mensaje tiene varias aristas.
Se trató de intimidar el liderazgo guerrillero para advertir que los generales han triunfado en la guerra contrainsurgente y anticomunista adelantada por décadas contra el pueblo y los campesinos colombianos.
Se quería poner en evidencia que ha sido la infraestructura de la Fuerza Aérea, su sofisticado y oneroso arsenal, la pieza central de las campañas para aniquilar la resistencia campesina revolucionaria, mediante acciones sangrientas que afectaron a la población civil, asesinando a mansalva campesinos, niños, ancianos y mujeres, como en el sonado caso de Santo Domingo, Arauca, en diciembre de 1998, que origino la condena penal internacional de varios oficiales de la Fac.
Se trata de advertir que entre los militares y en la Fuerza Aérea, existen poderosos enemigos de la paz y de su concreción mediante la aplicación de los acuerdos de paz consensuados en La Habana entre el Estado y las Farc.
Ha dicho el Innombrable AUV que no era él el conductor de la máquina de guerra que insolente irrumpió en los cielos de Cartagena para afectar la histórica ceremonia con la presencia de muchos jefes de gobierno y Estado. Claro que sí. No lo era. Pero seguro si alguien muy de su cuerda fanatizado por el discurso sangriento de las guerras que promueve la ultraderecha fascista.
Alguien debe asumir la autoría de este acto irresponsable contra la paz.
No creo que semejante esperpento se haya dado sin el conocimiento del actual Comandante de la Fuerza Aérea Colombiana, Carlos Eduardo Bueno Vargas.
Que Carlos Eduardo Bueno asuma su responsabilidad y renuncie inmediatamente al cargo que ostenta en esa dirección de las Fuerzas Armadas.
No puede Santos hacerse el desentendido y omitir la desproporcionada afrenta al clima de paz que está viviendo Colombia. Que asuma sus obligaciones y compromisos.
En la cúpula militar deben estar oficiales comprometidos con los acuerdos de paz suscritos por su Comandante supremo, el Presidente Juan Manuel Santos.
En todo caso el daño hecho al proceso de construcción de la paz es notorio. Veremos las consecuencias en los ritmos de la implementación de los pactos.
Se alimenta la desconfianza y crecen los temores porque las fuerzas enemigas de la reconciliación siguen agazapadas esperando el momento para el correspondiente zarpazo.
Con razón los delegados del gobierno en La Mesa de La Habana han presentado sus disculpas a los líderes de las Farc.
Pero se necesita más que eso. Lo que procede es la depuración de los aparatos armados gubernamentales, particularmente la Fuerza Aérea, plagados de oficiales anticomunistas, proclives a promover el paramilitarismo que se financia por los capos del narcotráfico, con tantos amigos claves entre pilotos y administradores de las flotas aéreas de guerra, utilizadas frecuentemente para el trasiego de los narcoticos.