Indudablemente, la mayoría de las acciones que han acontecido, acontecen y acontecerán el mundo son consecuencias del maldito comercio. Este es la palanca que lo pone en movimiento. Los habitantes de pueblos primitivos se trasladaban de sitios remotos a otros lugares para llevar sus productos, de esta manera se difundieron los idiomas y se integraron las culturas. Así fue como se delineó la ruta de la seda en China y las sendas del desierto de los camelleros beduinos. Es de tontos creer que la embestida del imperio español contra el nuevo mundo se hizo para llevar la palabra de Dios a los paganos o para "civilizar" a los pueblos originarios. La verdadera razón fue la de buscar una nueva ruta por las singladuras marítimas occidentales para el comercio de las especies (el petróleo de la época), en vista del monopolio que tenían los ingleses y los portugueses en los mares orientales.
En verdad, los reyes, zares, emires, emperadores, bajás, sátrapas, sultanes, presidentes, marajás, entre los dignatarios que dirigen las naciones, son los cancerberos o guardianes de los capitales de los poderosos. Es por eso que los presidentes gringos, ante cualquier acontecimiento, activa una de sus bases militares situada en alguna parte del planeta con el fin de proteger los intereses (capitales) de los magnates de las transnacionales.
Con la intención de aumentar las riquezas los gobiernos imperiales, protectores de los grandes capitales, lo que han hecho y hacen es invadir y conquistar territorios con el fin de obtener materia prima robada, mano de obra esclava y mercados cautivos. Esto lo han hecho durante todos los siglos y, según presumo, lo continúan haciendo. Me viene a mi gastada pensadora la conferencia de Berlín (1884-1885) convocada por Francia y el Reino Unido, organizada por el canciller Alemán Otto Bismark, en la cual Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Portugal, España y el Reino Unido deciden repartirse toda África. Como consecuencia de este prorrateo a Inglaterra le correspondió el 25 % de las tierras del mundo. Un magnífico negocio.
Las potencias imperiales no paran en su sed de aprovecharse de las riquezas ajenas. Cuando se descubrió la existencia de petróleos en los países árabes Inglaterra y Francia no esperaron mucho tiempo y de inmediato se dispusieron a repartirse los países del oriente medio que le asegurara a sus empresas petroleras el acceso al crudo barato. Pero no solo les interesaba la energía a precio de ganga, también les concernía dominar en las rutas comerciales (al igual que en la época de Colón) el paso de los buques hacia la India y la China. Es por eso que al mediante el tratado Sykes-Picot los países referidos deciden repartirse lo que hoy es Irak, Libia, Palestina, Jordania, parte de Turquía y el Líbano. Mediante este despojo las trasnacionales de la energía tenían asegurado su negocio. Finalizada la Primera Guerra Mundial los franceses y los ingleses deciden repartirse los países que estaban en posesión del imperio Otomano (Turquía), de tal manera que estas nuevas colonias o "protectorados" se adaptaran a los intereses imperiales y para eso fundan nuevos reinos y unidades administrativas. Comprenderán estimados lectores la razón por el cual esos países europeos logran el alto grado de progreso: territorios arrebatados, materia prima robada, mano obra casi esclava y mercados cautivos. Para aquella época, finales de la segunda guerra mundial, todavía EEUU no había mostrado sus verdaderas y peligrosas garras.
Después que las tropas rusas derrotan al ejército alemán y finalizada la Segunda guerra mundial (1945) EEUU decide apoderarse del mundo, bien por vía militar, bien por vía económica o mediante la rapacería política. Así se da el comienzo de la connotación a los países suramericanos del "patio trasero" de USA, es decir, la aplicación de la doctrina Monroe (1823, América para los norteamericanos) en oposición al concepto Bolivariano integracionista contemplando en la Carta de Jamaica.
La rapacería política del Departamento de Estado de EEUU se manifiesta, en un principio, con la promoción y el apoyo de presidentes militares, verdaderos dictadores, cuyo único interés era velar por los intereses de las transnacionales comerciales que operaban en el norte: mineras, agrícolas, petroleras y financieras. Para ese período se destacan: los Somosas, Batista, Pérez Jiménez, Odría, Rojas Pinilla, Perón, Barrientos, Noriega, Pinochet, entre tantos.
Pasado el tiempo y con el auge de la democracia representativa burguesa y por la imposibilidad de mantener el apoyo a los violadores de los derecho humanos, se deciden por líderes con arraigo popular provenientes de los partidos que agrupa a la clase media y a la clase heredera de los mantuanos. Carcomida la época de los dictadores militares se destacan los "líderes demócratas" quienes deben recibir el beneplácito del Departamento de Estado para gobernar. Surgen en esta camada Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Salinas de Gortari, Álvaro Uribe, Jaime Lusinchi, Pastrana, Toledo, Belisario Betancourt, mucho de ellos pertenecientes o serviciales a la oligarquía de sus países de origen. Con estos gobernantes EEUU tenía asegurada sus inversiones en su "patio trasero". La venta de los productos "made in Usa" estaba consolidada.
Con la decadencia de la política, ante la imposibilidad de los viejos partidos políticos de resolver los problemas en Sur y Centroamérica, el Departamento de estado de EEUU decide que hay que darle un vuelco a la dirigencia de los partidos políticos y comprenden la necesidad de tratar la política como un espectáculo. Es así como la mass media comienza a jugar su papel y para esto basta darle un tratamiento publicitario a la política. Surgen así los empresarios como actores-candidatos a la presidencia de la república. La idea es vender un aspirante, no importa que desconozca las doctrinas filosóficas, lo significativo es que sea un empresario de éxito, educado en universidades de USA según el modelo capitalista. Surgen así Vicente Fox, Juan Manuel Santos, Peña Nieto, Temer, P.P Kuchzinski, Horacio Cartes, Quiroga, Macri, Sebastián Piñera, Jamil Mahuad, Sánchez de Losada…personajes siniestros que le aseguraron sin chistar a los EEUU la imposición del modelo neoliberal.
A la anterior camada pertenecen Enrique Capriles, Leopoldo López, María Corina y otros vendepatrias, desconocedores dela política, los cuales está utilizando EEUU para imponer un presidente que les asegure la posesión de las riquezas de Venezuela, a cambio del apoyo de Departamento de Estado. La única diferencia es que los referidos no son empresarios, son los hijos de los rentistas que se aprovecharon de la riqueza petrolera para crear empresas importadoras y no productoras.
A los personajes anteriores los venezolanos les debemos los momentos aciagos que estamos padeciendo, dado que ellos y ellas saben que por la vía electoral nunca llegarán a la presidencia y por lo tanto se valen de violencia para crear situaciones caóticas. Es a través de la manipulación de la mente, el miedo y el odio como pretende convencer a los venezolanos y de esta manera, mediante la guerra de cuarta generación, intentan desmantelar la nación. Esto ya dio fruto en Afganistán, en Irak y Libia. Actualmente Siria está viviendo los embates de una guerra desbastadora para tumbar al presidente Bashar al-Ásad. No es una coincidencia que, al igual que Irak, Libia y Siria, Venezuela viva los embates de una guerra de cuarta generación y posean grandes reservas de crudo. Los venezolanos debemos estar unidos ante la agresión del imperio que persigue desmantelar a Venezuela para apoderarse del petróleo y de otras riquezas. Para tal objetivo se vale de los apátridas de VP, PJ y otros infames que esperan servirle en bandeja de plata a las transnacionales una gran torta llamada Venezuela.
Hemos visto de lo que son capaces aquellos rapaces, canallas, a ellos no les interesa Venezuela, lo único que les mueve es la codicia y sus aspiraciones personales. Por esto no les importa la sangre derramada de los jóvenes, adultos y ancianos, la destrucción de la propiedad oficial y privada, la violación de los derechos humanos de millones de venezolanos y acabar con un país por el cual murieron nuestros libertadores. Hasta no hace mucho fueron y son los hijos del islam los que han sufrido y sufren los embates del imperio, debemos hacer lo imposible para no convertir a Venezuela en un infierno, de esta manera evitaremos los "bombardeos humanitarios" y la presencia de la bota extranjera en suelo patrio. Venezuela no es parte de un negocio en manos de unos comerciantes sanguinarios. Lee que algo queda.