La conchabanza evidente que ha existido siempre entre los ordenanzas patrios y el muy tarado frente internacional contra Chávez, capitaneado por el verdadero contrincante hoy electoral, George W., ha venido manifestándose durante el presente año con igual intencionalidad vilipendiosa. Los ordenanzas patrios han buscado con afán, y aún buscan, y quién sabe hasta cuando buscarán, cómo traer de fuera un oxígeno avivador para una llama que sienten demasiado débil adentro. Y para ello, se congracian sin reparar en la dignidad en lo más mínimo con todo cuanto bicho apezuñado pudiera motorizarlos para subir la pesada cuesta de su frustración explicable. Porque hay que ver todo lo que se siente cuando en algo específico no se da nunca pie con bola. Hasta ahora –en verdad la precampaña algo atenuada en su ofuscación- sin una oferta electoral por parte del “tenebroso” digna a ser considerada por un pueblo muy adentrado hoy en la realidad del país, mientras que Chávez ejecuta un proyecto de país que lo conducirá a convertirse en una “pequeña potencia”, según su reiterada aspiración expresada. Y habría por ello también (el oposicionismo) que apelar a la mentira para ver si las “circunstancias” falaces que sus mentiras crean, alcanzaran hacer ver, aunque por fugaces momentos, que pudieran tener razón en algo como visión política alternativa. Pero no, no logran encontrar (y no encontrarán, creo) de dónde poder asirse para convencer.
Así hemos visto pues cómo Ramos Allup, quien desde entonces pasados escasos diez días del terrible “666” trataba de convencer al resto de los oposicionistas de que habría crisis política si la oposición no acudía a las elecciones, afirmaba que Chávez “no se quedaría quieto con la derrota de Humala en Perú (a quien le buscan hoy a toda máquina su linchamiento político), por lo que supuestamente haría lo imposible por afectar al gobierno de Alan García, quien desestimara por cierto los tales roces con Chávez, como queriendo decirle, al compás del famoso bolero aquel de Panchito Rizet: “el cuartito está igualito… como cuando te fuiste”…
(A última hora se formaría un grupo de internacionalistas capitaneado por el “Che” Salgueiro, a fin de seguir la supuesta “nefasta” intervención de Chávez en otros países… Claro, y no darle seguimiento a la verdadera y evidente y hasta grosera de su cabecilla gringo).
Hemos visto cómo el denominado Comando Nacional por la Resistencia, por boca de ese recio líder suyo a quien he oído que le dicen cariñosamente “Cabezemotor”, pidiera con desesperación a la Comunidad Europea (entiéndase Aznar y sus compinches también de endemoniado derechismo) que “le metiera la lupa” al proceso electoral venezolano, plagado de corrupción y muy lejos de lo que ha significado su impoluto y elevado rango moral y político...
Hemos visto cómo George W., dejándose llevar por la soberbia imperial, tuviera luego que rectificar en lo de su famosa “lista negra” por el tráfico humano que supuestamente se alentaba desde Venezuela.
Hemos visto cómo George W. le dijera a una “venezolana balsera”, que estaba preocupado por su país, pero que creía que iba a estar bien (no sabiéndose si ella como “balsera”, o Venezuela); a lo que Chávez acotara, que una preocupación de Bush era signo positivo, queriendo significar –cor ría en punto el famoso día “666”-: ¿qué deberíamos pensar hoy si Damián se preocupara por uno? ¿No es una pelea entre el bien y el mal, pues?
Y no creo exagerar en nada al decir que, de muy antemano, los oposicionistas debieron estar implorando a la “bestia” con motivo de aquel famoso día “666” previsto en el Apocalipsis y escrito por San Juan para que, en vez de que fuera contra la humanidad entera lo de la gran y temida malignidad que traería consigo aparejada, la circunscribiera sólo al ámbito de Venezuela, y, en especial, contra la humanidad toda de Chávez…
Y como quiera que esto trátase de códigos, signos y propaganda subliminal, no tendría entonces tampoco nada de extraño que fuera, por esa tan clara razón, que el malandrín de Capriles Radonsky por aquellos mismos días se esculpiera en el cogote la palabra “justicia”, utilizando como coartada el juicio que se le seguía por lo del cobarde acoso a la embajada de Cuba, pero a sabiendas de que era ese petroglifo, burdo y balurdo de su cogote, el símbolo visible de tal imploración macabra, y, sobre todo, cuando las tan cacareadas “primarias” de Súmate se habían tasado ya en la bicoca demoníaca de algo más de nueve millones de dólares, y gustara tanto él de los grupos satánicos; habiendo designado ya recién, “el tenebroso”, amén, al otro malandrín López como su jefe de campaña en Caracas, malandrín que, observándolo con detenimiento, pareciera estar en trance de tener que ser exorcizado muy pronto, bien por el Baltazar Porras, o bien por otro cualquiera de los de su banda de “exorcistas a su vez exorcisables”, y, sabiéndose ya también, y además, que la CIA había protegido a Eichmann en los años 50 debido a que esta bestia nazi podía exponerles -papita- todos los planes secretos contra el comunismo en la antigua Alemania Occidental.
De allí pues que, para poder explicarse el carecimiento de doctrina del mensaje electoral de Manuel Rosales, haya necesariamente que apelar, por un lado, a lo ficcional, y por el otro, a lo tenebroso como forma de actuar, como forma de ponerse de manifiesto; en fin, como forma de ser fielmente cuartorepublicano… Y eso quizá se comience más a ver desde ahora mismo, cuando la campaña inicia su avance en lo de calentarse, hasta llegarse a poner a la altísima temperatura que tiene prevista el real contrincante, George W., como su vergonzoso mentor, y a quien por cierto vemos totalmente desprovisto de mentonera…
Continuará…