En el Día de la Dignidad de los Pueblos Originarios: ¿Qué traía Colón en las maletas?

Eran las dos de la mañana del día viernes 12 de octubre de 1492, cuando en medio de la oscuridad se avistó tierra a una distancia de dos leguas, poco más de 19 kilómetros. Las tres carabelas bautizadas como: La Niña, la Pinta y la Santa María fondearon con su tripulación a bordo enfrente a la costa de aquella tierra desconocida, que luego supieron se llamaba Guanahani en lengua indígena y rebautizaron como San Salvador. Puedo imaginar con cuanta impaciencia y nerviosismo aguardaron para desembarcar la claridad del día, tras una larga travesía llena de peligros, temores y hasta conato de rebelión entre la tripulación.

Acerca de ese momento, el Almirante Cristóbal Colón escribe en su diario, compendiado por Fray Bartolomé de la Casas -pues el original está extraviado- que, luego vinieron gente desnuda, y el Almirante salió a tierra en la barca armada, y Martín Alonso Pinzón y Vicente Anés (Yáñez), su hermano, que era capitán de la Niña. Sacó el Almirante la bandera real y los capitanes con dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el Almirante en todos los navíos por seña con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo y otra de otro. Puestos en tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escovedo, Escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio como él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha isla por el Rey y la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían…Luego se ajuntó mucha gente de la isla…(citando del original las siguientes palabras del Almirante Colón) porque nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza, les dí a algunos de ellos unos bonetes colorados y una cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que hubieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos adonde nos estábamos, nadando, y nos traían papagayos e hilos de algodón en ovillos y azagayas (especie de jabalina que terminaba con la punta afilada o un diente de pez adherido) y muchas otras cosas, y nos la trocaban por otras cosas que nos le dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles….

La narración ilustra magníficamente los inicios de la implantación del sistema capitalista en su fase mercantil en esta parte del mundo, una empresa por largo tiempo mal llamada de descubrimiento que propició el intercambio desigual, el cual serviría a la acumulación originaria en Europa. Como bien se desprende de las palabras del Almirante escritas en su diario, el sábado 13 de octubre, …Y yo estaba atento y trabajaba de saber si había oro, y vi que algunos de ellos traían un pedazuelo colgado en un agujero que tienen a la nariz, y por señas pude entender que yendo al Sur o volviendo la isla por el Sur, que estaba allí un rey que tenía grandes vasos de ellos, y tenía muy mucho…

Cascabeles que se ponían en las orejas y el cuello, bonetes y trocitos de vajilla rota a cambio de trozos de oro, perlas, algodón y otros productos de mayor valor, con lo cual la supuesta alegría y mansedumbre que describe el Almirante observando como intercambiaban indígenas con marineros, en realidad el llamado rescate era el desarrollo del mecanismo generador del plusvalor que se realizaba como intercambio desigual bajo la forma de trueque.

El capitalismo mercantil que iniciaba su implantación en esta parte de la geografía mundial; lo hizo de la mano de la codicia, el despojo, la violencia y un avasallante fervor religioso, cuya empresa tenía nombre y apellido: la iglesia católica, apostólica y romana. De nuevo, el Almirante Colón anota el día miércoles 21 de noviembre que, …Este día se apartó Martín Alonso Pinzón con la carabela Pinta, sin obediencia y voluntad del Almirante por codicia, dizque pensando que un indio que el Almirante había mandado poner en aquella carabela le había de dar mucho oro, y así, se fue sin esperar… y en otra anotación del diario de fecha 16 de diciembre dice refiriéndose a un encuentro con un cacique al que llama rey, …"Uno de los indios que traía el Almirante habló con él, le dijo que como venían los cristianos del cielo, y que andaba en busca de oro y quería ir a la isla de Babeque; y él respondió que bien era, y que en la dicha isla había mucho oro…

Acerca del propósito de expandir el catolicismo como fe cristiana en esta parte del mundo, la forma de dominación en ciernes se juntaba al móvil económico mercantil y al sometimiento por la fuerza. De allí que, el Almirante anota en el Diario el 12 de noviembre que, Tengo por dicho serenísimos Príncipes que sabiendo la lengua dispuesta suya personas devotas religiosas, que luego todos se tornarían cristianos; y así espero en Nuestro Señor que Vuestras Altezas se determinarán a ello con mucha diligencia para tornar a la Iglesia tan grandes pueblos, y los convertirán, así como han destruido aquellos que no quisieron confesar al Padre y el Hijo y el Espíritu Santo; y después de sus días, que todos somos mortales, dejarán sus reinos en muy tranquilo estado y limpios de herejía y maldaddeben Vuestras Altezas determinarse a hacerlos cristianos, que creo que si comienzan en poco tiempo acabará de haberlos convertido a nuestra Santa Fé multidumbre de pueblos, y cobrando grandes señoríos y riquezas y todos sus pueblos de la España, porque sin duda es en estas tierras grandísimas sumas de oro…y también hay piedras y hay perlas preciosas e infinitas especerías…

Así fue escrito el preámbulo de lo que seguiría después como conquista por la fuerza de la Tierra de Gracia y los vastos territorios e imperios que allí había, los cuales apenas podía imaginar el Almirante en ese momento. Una empresa sellada por la unión real de Castilla y Aragón en las coronas de los Reyes Católicos de los que rezaba un estribillo, Tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando, por cuanto se decía que la Reina Isabel de Castilla tenía tanto mando real y tanto o más carácter y determinación guerrera como el Rey Fernando de Aragón. De hecho, fue Castilla la que financió la empresa de descubrir una nueva ruta comercial, alterna a la milenaria Ruta de la Seda y aquella otra -en manos de navegantes portugueses- que seguía el curso de la costa africana para conectar con Cipango, el extenso territorio que conformaba los dominios del Gran Khan. Al final los castellanos se reservaron para sí, la explotación del comercio y el despojo colonial que siguió en América con gran recelo y reconcomio de los comerciantes aragoneses.

Cuanto aportó desde sus albores, la empresa de conquista y colonización de las vastas riquezas y pueblos de estas tierras, las llamadas colonias americanas a la formación del estado nacional español es un tema poco estudiado. Una asignatura pendiente, como también lo está, la manifestación de perdón por los atropellos y excesos del conquistador y colonizador español; quien en su afán de conquista y formación de un imperio, en el cual, nunca se pone el sol, simplemente sojuzgó y atropelló hasta llevar al colapso y desaparición como sociedades a numerosos pueblos indígenas que tenían cultura e identidad propias.

Si bien la reacción más común de los pueblos indígenas fue participar del intercambio con los recién llegados, también desde un primer momento hubo manifestaciones de resistencia a la dominación que ya daba sus primeros pasos al desembarcar en estas tierras. Una dominación fundada en principio por la creencia de una supuesta superioridad y acatamiento que debía el indígena por que sí, a la fe cristiana y la bondad de la autoridad de los reyes católicos. Pero sobretodo, desde la perspectiva del indígena manipulando la creencia de que los recién llegados eran seres que venían del cielo. Pero si era necesario y sin dudarlo dos veces, recurriendo a la superioridad de las armas castellanas.

Acerca del uso de la violencia como medio de sometimiento Colón narra en su diario que el domingo 13 de enero de 1493, ocurrió el primer incidente al forzar un trueque, …"Vendidos dos arcos, (los indígenas) no quisieron dar más; antes se aparejaron de arremeter a los cristianos y prenderlos. Fueron corriendo a tomar sus arcos y flechas donde los tenían apartados y tornaron con cuerdas en las manos para dizque atar a los cristianos. Viéndoles venir corriendo a ellos, estando los cristianos apercibidos… arremetieron los cristianos a ellos, y dieron a un indio una gran cuchillada en las nalgas y a otro por los pechos hirieron con una saetada, lo cual, visto que podían ganar poco aunque no eran los cristianos sino siete y ellos cincuenta y tantos, dieron a huir que no quedó ninguno, dejando uno aquí las flecha y otro allí lo arcos…el Almirante dijo que por una parte le había pesado y por la otra no, porque haya miedo a los cristianos, porque sin duda la gente de allí es dizque de mal hacer…" Bien podemos reconocer en este hecho, el primer registro escrito del cual se tenga memoria histórica acerca de la resistencia indígena. El primero de incontables actos de violencia a los cuales serían sometidos los pueblos originarios en los siguientes siglos hasta ser sometidos, aunque nunca terminaron de ser vencidos por completo.

Otra forma de resistir fue más sutil y consistió en rehuir el contacto con la tripulación de las carabelas que iban costeando en su recorrido, desembarcaban o avistaban y tomando posesión en nombre de los Reyes Católicos daban nombres castellanos a los emplazamientos geográficos que conocían por primera vez, para ir trazando las rutas en los mapas que levantaban. Pues bien, los indígenas al ver a los españoles dejaban las aldeas desiertas y se ocultaban en las zonas selváticas. El día domingo 28 de octubre escribe que, …Saltó el Almirante en la barca y fue a tierra, y llegó a dos casas que creyó ser de pescadores y que con temor se huyeron, en una de las cuales halló un perro que nunca ladró…

A partir del equipaje que trajeron el Almirante Colón y los sucesivos Capitanes Generales que acometieron la conquista en esta Tierra de Gracia, la historia se ha debatido hasta ahora en torno a dos versiones contrapuestas: una la Leyenda Dorada que dibuja el Descubrimiento como la Hispanidad o el Encuentro de Dos Mundos, una fecha que celebra el comienzo de un ciclo civilizatorio, la europeización de un continente con la cual ganaron, tanto el viejo como el nuevo mundo. La otra, la Leyenda Negra que pone el acento en la explotación y desmembramiento sufridos por los pueblos originarios sometidos por la fuerza de la conquista y posterior colonización.

Pudiésemos agregar una tercera postura que comienza a abrirse paso, expresada como Día de la Resistencia Indígena o más bien de la Dignidad de los Pueblos Originarios pues es la esperanza que recorre la lucha por los derechos y tierras de los mapuches en Chile, los yanomamis en Brasil, los kollas y mapuches en Argentina o los sikuana y cuibas en Colombia entre muchos otros enfrentados a capitales y gobiernos que diciéndose nacionales y formalmente democráticos acogen políticas y prácticas neoliberales y de mercado que los discriminan y facilitan que les traten de arrebatar no sólo su memoria, sino sus tierras ancestrales ricas en minerales y otros recursos que el capitalismo valora y proyecta continuar engullendo vorazmente, seiscientos años después de aquél desembarco en la isla de San Salvador.

Es una postura que rescata el derecho a la identidad de los pueblos originarios, que valora la gesta de su memoria de resistencia frente al conquistador y reivindica su derecho a las tierras ancestrales, dando visibilidad al aporte hecho a la conformación de las sociedades latinoamericanas que se fueron formando, su incorporación en condiciones de igualdad a los cambios político-sociales contemporáneos abriendo espacios a la participación democrática y activa como sujeto político, el acceso a recursos públicos que no migajas, el reconocimiento de sus derechos fundamentales y respeto a la cultura, patrimonio e instituciones que les son propias. Esta es la experiencia boliviana con la revolución de los mil colores liderada por el presidente Evo Morales a la cabeza de un movimiento profundamente popular, profundamente indígena y entrelazado con la tierra madre, la Pachamama. Es asimismo un factor clave en la definición de la Revolución Bolivariana y socialista en Venezuela, de la institucionalidad del Estado de Justicia Social y la democracia participativa y protagónica que reivindica a los pueblos originarios como actores de primera fila habiendo transcurrido seiscientos años de aquél desembarco en Guanahani



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