¿Será posible que el flamante presidente de la AN, Juan Guaidó, saque de sus casillas al presidente Maduro y, lo despierte y le trasmita el ánimo de que se dé cuenta que debe procurar conseguir el hilo constitucional de gobernar con tino y destreza?, y además se percate que, con su Carné de la Patria y los 545 asambleístas nacionales constituyentes es un entretenimiento que, cuando Delcy Rodríguez fue la presidenta le sacó las patas del barro político por algunos meses, pero llegó Diosdado Cabello, la desinfló y acabó con esto. Y le da más importancia a su Mazo que con él se distrae y distrae al país semanalmente. ¿O, no es verdad que la ANC, hoy día es un espejo sin reflejo fuera del país? ¿O, como se quiera ver, pero no es la solución al conjunto de problemas que nos atosigan y nos ahogan a diario? Y, las personas yéndose en busca de auxilio, porque el gobierno de Maduro cada día está más flaco de soluciones y, sin esperanzas de qué agarrarse y lo peor, el tiempo pasa y, no hay mejoras, ¿y entonces Maduro, vas a seguir con el mismo guachineo cubano, aferrado por tu bien al comandante y como tu infierno a los EEUU? Y, te inflamas si te critican y te ponen la mesa patasparriba. ¿O es mejor que te mates por tu pulso y rastrilles lo que hay que rastrillar?

Al presidente Maduro, lo esperan seis años más de gobierno, que según él y sus nuevas medidas económicas nos harán un mayor país, todos felices y hasta una gran potencia piensa que, seremos. Pero, salga usted a la calle a comprar y vea como está todo deteriorado, en lo que te metas. Pero, tenemos gobernadores y gobernadoras, alcaldes y alcaldesas, Consejos municipales y para qué -blablá-, sino hacen nada por el bien de su gente, la gente de este país y, el gobierno, cuál gobierno sí es el mismo gobierno y, entonces, ¿a quién creerle? Esperemos lo que nos espera del 10 de enero en adelante que, le vamos a dar placer a la duda de que por fin el Presidente de la República, Nicolás Maduro, va a gobernar y Venezuela va a marchar hacia su infinito -nada imaginario- de grandeza y prosperidad -y, sana sana colita de rana- y Guaidó en la AN, atragantado de rabia por tener Venezuela el mejor presidente del mundo y, el Grupo de Lima, muerto de la risa y, los gringos llorando de tristeza porque Venezuela es otra Nación que respira un mundo jamás sospechado, que no ve, ni para los lados y, Maduro, bien gracias en el Paraíso de sus sueños, empanzándose de pernil de gloria, porque salvó al país sin hablar muchas ponquecadas y puso al necio de Rafael Ramírez en su lugar y, lo bajó de la preñada oscura nube de la discordia desenmascarándolo, como millonario dolarano-pdevesano que es, disfrutando de sus finanzas y, por ahora quiere más como un simpático simplón del engaño escorado todavía de Chávez, enredando las circunstancias más de lo que están con el gato tratando de cazar el ratón.

¡Felicidad, que viva la felicidad! Buena consigna para este mes de enero (enereano) más enredado entre sardinas tragando tiburón, pero el que la hace mal mal le va y, Guaidó esta en la cima de la popularidad oposicionista al gobierno en la AN como joven sin nada que perder, muy diferente a la actuación de Ramos Allup que, por su mala afectación como presidente la dejó en procela en que está todavía por desacato viral de oponente con ponencia.

¡Basta de malos augurios que el año está comenzando camarita! y, el presidente Maduro mandando. Pero mandando con ciertos trasnochos de indiferencia que lo castigan de su mal proceder y, el que vigilante debe estar: si quiere seguir en el poder por -el pueblo- que sin hacer nada que enderece este país que, cada día se cae a pedazos y un pedazo de ese mismo pueblo por sus ilusiones se va buscando salvación a otros países -quizás peor que nosotros- que aquí no la consigue.

Y, Guaidó muerto la risa: esperando que, los gringos vengan por Maduro que a él le da igual que con decretos de rechazo por la ANC no van a bajar los precio de los alimentos que van en cohete rumbo a la luna donde van a llegar, ni el pueblo va a vivir mejor que, es lo que te debe preocupar, ese pueblo que te eligió y, que no le dan respiro de franqueza.