¡Volvió, volvió: bienvenido Guaidó!

¡Amigo del alma! Rociador de alegrías, usted es lo que se dice, un palo de hombre. ¿Qué gringo, ni qué gringo? ¡Qué va! Usted, Guaidó, es el lucero que alumbra esta tierra de años de tinieblas, sin que nadie le dé la cara, ni se exponga a runrunes trasnochados, regresó y vino corajudo y, dejó con la boca abierta a esos chavistas que quedaron en ¡uf, ah! Descabellados.

Se dice y no se cree , pero así fue, el mundo no amaneció adolorido, ni infartado, sino todo lo contrario, maravillado de esa pujanza, inflado de conciencia política por ti, por tu valentía, mire que líderes valientes que se conozcan, no nacen todos los días, sino mínimo, cien años o más y, la más alebrestada con más de un calzón abajo de nalgas al aire, fueron los europeos, que gente tan servil, se la jugaron a lo macho, a quemarropa, aquí estamos y del aeropuerto no se lo llevan, eso es lo que se llama un verdadero tatequieto, y otros metiéndose pastillitas tranquilizantes y, los más empecinados que lo lleven a El Dorado y, de carrera en carrera y valeriana con ellos, que esos gringos, cuáles gringos si llegó con las dos que tiene bien puestas, qué guapo y alzado -y qué- y, menos mal que son dos que, si fueran tres o cuatro qué, no sería de Venezuela con "vergatarios" para repartir, sobre todo a esos colombianos que se tapan la cara, pero también les gusta descubrir sus terquedades de barítonos, pero aquí tenemos un verdadero comilitón que se llama ..., ¡Guaidó!

Razón tiene la pandilla de Trump dentro de su gobierno de escogerte, apreciado Guaidó, como su carta tumba gobierno y de salir de Maduro más rápido, no como a esos adecos sin voluntad popular que mostrar, pero tú como tú, ni de vaina, a los otros hay que, curarlos conn salmuera a ver si sirven en lo adelante que, la bandera de los Estados Unidos está que pende del alma de los como tú Guaidó, no tienen patria, pero sí esa fluidez que evapora corazones de enemigos y, bien dicho por ti cuando, afirmas que aquí hace falta gobierno y reforzado de aceptaciones por ti, nos proclamas como unos afortunados que saliste de esa inocencia oportuna de los gringos de la Casa Blanca y, como todo un señor, hoy eres alabado por los medios de comunicación y hasta por Dios desde la CEV, y tu lema refrendario ha de ser: "Video meliora proboque, deteriora sequor", como, Veo el bien y lo apruebo, pero hago el mal, ¿y eso porqué? Sí tienes al Grupo de Lima, a Trump y socios, y a la Unión Europea de tu parte. ¿Quieres más?

Los carnavales venezolanos cogieron vida que estaban opacados, malolientes de penas ajenas, fritos de malas actitudes y de malas inquietudes y, llegó la luz y el túnel ahí, esperando por el victorioso, todopoderoso, el insigne compatriota que acaba de conquistar en una gira a lo extraordinario la exquisitez de sus coordenadas de guerra y paz, paz para los demás y guerra para nosotros por socialistas mal arropados y, América para quién, ¡pos hombre! Para los americanos, precisa y concisa como la Doctrina Monroe de Quincy Adams.

El gobierno enmudeció, todos calladitos, y el aeropuerto a reventar de mirones: ¡volvió, volvió!, y los chavistas como picados de culebra y, Maduro amaneció con los ojos vendados y la boca tapuzada de rabia y, Cilia: tranquilo hombre, tómate este guarapito que es una maravilla, es de orégano con jengibre y miel de abejas, matatodo, y deja que los traidores se ensarten ellos mismos que, amanecerá y veremos y tú seguirás siendo presidente que, primero se va Trump que tú.

Así es el mundo, unos celebran y otros padecen, pero, Patria para que te tengo. Dejad que el río de tus angustias se las lleven las lluvias de marzo que el que la hace la paga, hoy, mañana o pasado. Tranquilo hombre que el pueblo te necesita.

Mientras Guaidó, tiene a Venezuela a sus pies y a los gringos muerto de la risa y, hasta Luis Almagro, bien por la mañana lo llamó y le cantó las mañanitas y, Marcos Rubio lo aconsejó en la noche con soltura cuando, le dijo, el que te vea mal que avisas para quitarle la visa que desde los Estados Unidos, somos libres.

¡Ay Venezuela, Ay Venezuela! La lucha sigue.



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Esteban Rojas


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