Fuera venecos de El Salvador que ustedes enrollados de tiranía se han puesto al descubierto que, teniendo a Guaidó como el gran demócrata que es y, que práctica con sentido común sin petulancia de servidor en progreso que, le da la vuelta al mundo y es aceptado como prenda de vestir por todo aquel que por primera vez parpadea de emoción frente a los amos del mundo, del que Bukele por su brilloso nombre: lo acerca a los tres apóstoles, pero lo aleja de la realidad social política de su país como nuevo presidente de El Salvador, presidente que pensará que al mal paso, hay que darle prisa, que se le parte el alma de servil a favor del gobierno de los Estados Unidos de quien en lo adelante será su seguro seguidor, agarrando aunque sea fallo las propinas de su entrega, que algo le caerá si se porta bien que para todos hay que, ya Guaidó tiene por demás como presidente encargado de ellos que, como un polluelo en las brasas arde de alegría y su felicidad es tal que invita a salir del dictador.
Que emocionante espaldarazo recibió Guaidó de Bukele al echar por la calle del medio a los diplomáticos venezolanos que como conductores de la Fórmula Uno tuvieron que salir de El Salvador a millón, antes que se encendiera la luz roja de su peregrinar y, sin vergüenza ninguna, pero llenos de orgullo llegaron los nuevos servidores que arropados con la bandera de los Estados Unidos serán recibidos como héroes de un líder que no lava ni presta la batea y cada día que pasa se le acerca el momento de entregar su poder y ponerse al día con la justicia venezolana, sino es que pega una carrera dentro del maratón de su inmortalidad, ya que como buen torero se quedará con el rabo y las orejas, pero a dónde las va a guardar está por verse que, a su presidente Trump lo tienen montado en un tren que lo puede llevar de regreso a su casa, sin pena ni gloria ninguna que enaltezca su hegemonía republicana parasitaria de momento y, como quien no lo conoce y, si te veo no te he visto, lo más seguro lo que le espera que de tantos abucheos tan seguidos en visitas públicas dentro de los Estados Unidos, sus oídos deben estar como antenas irritadas y debe ser tanto el odio que sienta que con Maduro no puede hacer más de lo que ha hecho que, a él no le darán condecoración en ningún grado, aunque aspire a un segundo período que por ahora se le aleja sin importar que se guapo y apoyado, no tanto como Guaidó que es un océano furioso de un poder respiratorio que lo tiene en penitencia de ofrecer hasta viajes a la luna en primera clase con sus mañas más que la fuerza.
Guaidó dentro de lo rutinario pasa sus horas que lo desnudan de tonto útil y, como un faraón cicatrizado piensa que los yanquis lo van embalsamar para que la posteridad lo recuerde como un afanoso gobernante que, hasta la AN llegó por desnudarse en público, pero mandando más que Maduro con una distracción nada vista para gobernar sin tener el poder y, dado a su suerte siempre se le ve en calles y avenidas solo esperando para que, lo lleven a Miraflores y sus compañeros han dejado de empujarlo para que no se vaya por el barranco de su soledad política que el pueblo lo ve con largavista, sin contemplar su estatura política que se le borró de tanto mentir y de cogerse y desviar lo que no le pertenece.
Y, qué sería lo ideal en estos casos de contradicciones dentro del personal diplomático fuera del país, donde unos salen y otros entran y, cada uno con la bandera de su probidad en las manos y, para configurar esa situación hay que programar cómo se debería proceder que, lo más prudente como razonable sería que cada uno de los presidentes tenga su representación por separado o en la misma embajada y, así se le evitan dolores de cabeza al gobierno de los Estados Unidos que después, pone a parir a los presidentes que tienen que aceptar a la gente de Guaidó, por lo que después, viene la rabieta y con razón del presidente Maduro al quererlo aislar como sino existiera, y entonces vienen los altercados, los adjetivos y palabras gruesas, lo que está pasando con Nayib Bukele el presidente de El Salvador que, por Nicolás Maduro será conocido en lo adelante como Nayib Bukele Pelele que, con razón se está quejando que según él es un hombre buenmozo, bien sentado de cabeza, bizarro, que tiene sus pies sobre la tierra, que pisa duro, que se supo ganar la voluntad de otros gobiernos, que su país no es colonia de nadie y de los Estados Unidos menos, que sabe gobernar como se debe, tiene que molestarse y preguntarse varias veces en voz alta y en voz baja: soy un pelele, soy un pelele, soy un pelele, ..., y él mismo, debe responderse suavemente con Elvis Crespo, pelele será Guaidó, pero yo no, a mí me dan órdenes y, no las voy a tirar por la borda. ¿Entonces qué le cabe? Avispado, ¿acaso será algún cachicamo trabajando para lapa? No, por lo que le queda a Maduro, decirle, ok vale, entonces tú eres, tú eres, tú eres, ..., ya sé, más vale maña que fuerza, ¡sinvergüenza!