La Paz imposible

Los lectores y lectoras de libros de historia están al tanto del conocimiento de las diferentes civilizaciones, bien sea antigua como moderna, por medio de las guerras y no mediante la paz, tan pocas veces saboreada. A manera de anecdotario recuerdo la guerra de las Galias (58 a.C-51 a.C), la guerra de los cien años (1337-1453), la guerra en indochina (1946), la guerra del Chaco (1932-1935), la revolución rusa (1917), la Revolución Francesa (1789-1799), la guerra de Vietnam (1964-1975), la guerra de Corea (1950-1953), la invasión de Irak (2003), la guerra de Afganistán (2001), la guerra somalí (1991), la guerra en Siria (2011-…)…A esto se debe agregar las guerras de independencia, las invasiones, las guerras civiles, las guerrillas, los actos terroristas, la acciones de los paramilitares y tantas otras que me faltaría espacio para enumerarlas. Todas estas aciagas operaciones tienen mucho en común: millones de muertos, millones de mutilados, ciudades destruidas, civilizaciones arrasadas, culturas aniquiladas, millones de desplazados, hambre, desempleo, desolación y el enriquecimiento de las corporaciones industriales fabricantes de armas.

Está claro, durante muy pocos períodos la Tierra y los terrícolas han coexistido en períodos de paz, siempre por alguna razón ocurre un motivo para que un país declare la guerra a otro, bien por la ambición de ampliar su territorio, bien porque una nación quiera saquear la materia prima de otro, bien por imponer una religión o un modelo político, en fin, siempre habrá una razón para que la paz no sea la prioridad. Esto tiene que ver con el negocio de la venta de armas. De este se beneficia la corporación fabricante de dichos artilugios de la muerte, el sector financiero, los políticos, los obreros que trabajan en las fábricas, los científicos que inventan tales mecanismos mortales, los vendedores y distribuidores de armas, quienes las compran ganando buenas comisiones, los traficantes o contrabandista de armas, entre tantos necrófagos quienes viven de los muertos.

Evidentemente a los fabricantes de armas les interesa la existencia permanente de una guerra dado que son muchos de los que se mantienen a costa de la conflagración. A manera de ejemplo el presupuesto, para el 2022, referido a la seguridad de EEUU (un término eufemístico para referirse a la fabricación y venta de armas) es de 800.000 millones de dólares. Esto quiere decir que quienes hacen esta inversión es para recuperarla. Ningún comerciante coloca tanto dinero para perder, siempre aspira rescatarlo con groseras ganancias. Lo más triste de todo es que tales réditos se obtienen sobre la desgracia de miles o millones de personas y todo esto, porque la guerra es un negocio rentable.

Actualmente, al igual a lo ocurrido entre el 1945 y 1991, el mundo permanece atónito ante los escenarios de la guerra fría entre oriente y occidente. Tal como en aquel período el enfrentamiento social, económico, comercial, militar, político e informativo, hoy se hace presente entre EEUU, la UE contra otros países. Por ejemplo, contra Rusia y China. Además, la injerencia de aquellos en la cuestión de Crimea entre Rusia y Ucrania, asimismo la intromisión en el asunto entre China y Taiwán, el hostigamiento de UE y EEUU contra Siria, el conflicto de Arabia Saudita contra Yemen, en cual los sauditas son beneficiados con la venta de armas procedentes de EEUU, el reino de España y la UE. Imposible no mencionar el acoso de EEUU y la UE contra Cuba, Nicaragua y Venezuela; así mismo, los continuos bombardeos de EEUU y la UE contra Irak y Afganistán. Estos son, entre algunos de los contextos, donde se están dirimiendo las acciones a través de informaciones en las mass media, la prensa, la televisión, redes sociales donde se ven y se escuchan las amenazas entre los líderes de esos países; la exposición pública de los resultados de las pruebas de ciertos artilugios de la guerra como drones, misiles, lanzamiento de cohetes, portaviones con cargas nucleares y submarinos con misiles. Así mismo, las sanciones económicas que apremian la economía y la calidad de vida de los habitantes de los países a los cuales se les castiga, simplemente por no aceptar la sumisión ante las potencias que dominan el sistema financiero, ni tampoco admiten la imposición del modelo neoliberal.

El mundo cambió a partir del desarrollo chino y su adelanto económico-financiero-tecnológico, este compite con EEUU y la UE lo cual acabó con la hegemonía y la unipolaridad. El progreso de la nación oriental modificó el mapa comercial-tecnológico-financiero del mundo, a tal grado que EEUU y la UE reclaman el mar de la China como un área internacional para navegar los buques tanto comerciales como de guerra. Como se observa, el nombre es "mar de la China", no son aguas internacionales. Así mismo, ambos (EEUU y UE), mantienen la injerencia en el problema de China y Taiwán, un asunto que solo les concierne a los territorios involucrados. De igual modo, el caso de Rusia y Ucrania, sobre la cuestión de Crimea y Dombas.

Las acciones de occidente, representado por EEUU y la UE, son palpables en el intento de derrocar los gobiernos de Siria y Venezuela tal como lo hicieron con Irak y Libia, solo para apoderarse de las reservas petroleras. Como se ve el componente comercial es evidente y por eso la guerra fría no es un cuento sino una realidad.

No soy un adivino y no soy capaz de profetizar hasta dónde aspiran llegar los amos de la guerra y los destructores de la paz. Ignoro las intenciones de hasta dónde desean llevar esta guerra fría para convertirla en una guerra caliente. Intentan buscar una solución perentoria a esta situación con la amenaza del uso de armas nucleares. No creo que los líderes de EEUU no estén dispuestos, ya lo hicieron una vez, con la complicidad del Reino Unido y Francia. Además, en oportunidades intimidan a otros países con repetir los escenarios de Hiroshima y Nagasaki. Por desgracia o afortunadamente, el mundo cambió, no solo ellos tienen la bomba nuclear. Todos los habitantes de este planeta debemos esperar que los líderes reflexionen y entiendan que cada país debe buscar la solución de los problemas sin la injerencia de otros, en caso contrario lamentablemente observaremos y viviremos la destrucción del planeta. Y los que queden vivos de ese apocalipsis envidiaremos a los muertos. Para concluir es bueno recordar las palabras de Benjamín Franklin: "Nunca hubo guerra buena ni paz mala" Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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