Manuel y los negocios de la alcaldía

Manuelito firmó el acta del carmonazo, en representación de todos los
gobernadores del país, convencido de que jamás habría una oportunidad
como aquella, para tener “las manos libres” en los negocios.
Lamentablemente, para él y su camarilla, los planes de volver a las
prácticas de la cuarta y terminar de saquear el país, se derrumbaron ante
la reacción de un pueblo que los puso en huida en apenas 47 horas.
Más tarde, pensó que los negocios podrían ir mejor si creaba su propia
republiquita e inició, en consecuencia, una campaña separatista destinada
a fundar la República Independiente del Zulia.
Mas manuelito no es precisamente un hombre de testículos y así quedó
demostrado en aquellos días de abril de 2002 cuando chorreado aseguraba
que no sabía lo que había firmado.
No bien lo habían amenazado con enviarle los tanques al Palacio de los
Cóndores, si avanzaba en su pretensión separatista, cuando ya estaba
rajado y dejando de lado sus sueños de grandes negocios con el petróleo.

Se cayeron esos planes, pero jamás su ambición. La oportunidad de ser
candidato presidencial habría nuevas oportunidades para el tipo de
negocio que a Manuel le gusta. ¿Por qué conformarse con aceras, brocales
y plazas, si se puede negociar con puentes, siderúrgicas y petróleo?
Comenzó entonces su gran sueño. Se creyó el cuento de que era un
“candidatazo”, que estaba al mismo nivel intelectual de Chávez e incluso
que podía derrotarlo en un debate.
La realidad fue dura con él, muy dura. Terminó haciendo el ridículo y
convertido en el hazmerreír de un pueblo que gozó de lo lindo con sus
animaladas.
Desde los tiempos de Piñerúa, ningún político salía tan mal parado en un
proceso electoral como salió Rosales, pero para consuelo conservaba la
gobernación y con ella la posibilidad de seguir incrementando su
fortuna.

Hoy sus aspiraciones no son tan grandes y luce resignado a dejar de lado
las ilusiones de ser “el líder de la oposición venezolana”. El Palacio
de Miraflores se le antoja lejano cuando no inalcanzable y la alcaldía de
Maracaibo pareciera haberse convertido en su “peor es nada”.
Aún cuando intenta vender la imagen de un hombre al que poco le importa
la posición que ocupa y a quien sólo mueve su vocación de servicio, la
realidad es que pareciera venir de retroceso y que de perder la alcaldía
de Maracaibo optará después por una concejalía en el Municipio Mara.

Para quienes conocemos a manuelito, sin embargo, la realidad es tan
simple como él mismo. Jamás renunciará a la posibilidad romper aceras y
brocales para volverlas a construir; de reinaugurar plazas y elevados; de
sembrar y resembrar jardines; de otorgar contratos a testaferros.
Lo de él es el negocio y por ahora no hay a mano nada mejor que la
alcaldía de Maracaibo.
Ahora, conveniente es tener en claro que manuelito puede ser un
ignorante, pero está muy lejos de ser pendejo. Le interesa la alcaldía,
pero su prioridad es que uno de sus secuaces gane la gobernación.
De no lograrlo, podía terminar con sus huesos en la cárcel. Son
demasiados los chanchullos que allí se han cocinado.

Lejos quedaron aquellas aspiraciones de gobernar a Venezuela, de devolver
PDVSA a los saboteadores, de privatizar la salud y de crear la república
independiente del Zulia; sus aspiraciones ahora son más realistas. Ya lo
veremos, en los próximos meses, activo y gastando dinero a manos llenas.
Necesita la alcaldía para continuar amasando fortuna y necesita también
la gobernación para que no queden al descubierto sus crímenes y actos de
corrupción.

arellanoa@pdvsa.com


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Alexis Arellano


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