¿Podrá Obama con su dilema?

Ya lo señala el analista Ángel Guerra en artículo que recogemos en la presente edición, el sólo hecho de que Barak Hussein Obama un hijo de un keniano musulmán tenga la posibilidad cierta de asumir la presidencia de los EEUU constituye un acontecimiento sin precedente en la historia de ese país, hasta hace muy poco tiempo impregnada de racismo y discriminación.



¿Qué sucede o que ha venido sucediendo en la sociedad usamericana como para que surja esta posibilidad?¿Qué cambios se han operado en la sociedad estadounidense e incluso en el sistema usamericano que hacen posible la irrupción de Obama como opción triunfadora? ¿Cómo es eso que dirigentes negros de mayor proyección y trayectoria como luchadores sociales (Luther King, Malcom X, Jesse Jackson) no contaron, en sus oportunidades, con tal nivel de aceptación?

Por supuesto que estas interrogantes ameritarían disponer de una información mucho más amplia que los elementos dispersos y limitados que manejamos. Evidentemente que esta “nueva” realidad que se nos presenta ante nuestros ojos nos impele, a los revolucionarios de los pueblos Nuestroamericamos y de todos los pueblos del mundo, a abrir nuestras antenas, a despertar el intelecto dirigido a conocer, a interpretar el enigma de un país que, sin duda, ocupa una posición por demás destacada en el desenvolvimiento del mundo contemporáneo y/o a descubrir un pueblo sin cuyo concurso luce como casi imposible el esfuerzo universal planteado por reivindicar la especie humana y por preservar la existencia misma del planeta tierra, expuestos, como todos sabemos, a la más abyecta explotación y la amenaza constante de extinción por la acción irracional de la élite imperial que dirige a ese país.



Los ocho años de gobierno de George W. Bush han llevado al país del norte a una situación crítica tanto en el orden interno como en el externo. La crisis económico – social estadounidense, ha alcanzado niveles realmente alarmantes, que les hace pensar a connotados economistas y sociólogos, incluso, algunos de ellos, defensores contumaces del sistema, que se esta llegando a situaciones nunca antes presentes en la vida de los EEUU, ni siquiera cuando la llamada gran crisis de la depresión, de finales de los años 20 y principios de los 30 del siglo pasado. La inconsistencia y debilidad del dólar, el cada vez más creciente déficit fiscal, el deterioro de los servicios públicos, la pérdida de vivienda de millones de personas, la exclusión de la protección social a amplios sectores de la población, el creciente desempleo, la emergencia de los emigrantes, algo así como los “nuevos bárbaros” que copan silenciosamente al imperio (Obama, descendiente directo de uno de ellos bien puede ser expresión cabal de este fenómeno); a todo lo cual hay que sumarle el ineludible deterioro moral que se extiende y penetra por todos los insterticios de la sociedad. Los efectos de la guerra de Irak también tiene su alícuota de incidencia en esta crítica situación, ya no solo por los soldados muertos que a estas alturas suman más de 4 mil, sino por los que regresan vivos o mejor medios muertos en vida con sus secuelas en suicidios, desadaptación social, consumo de drogas, etc. Por cierto, a estas alturas del juego hay más de 40 millones de personas adictas a las drogas, es decir, casi el 20% de la población total. Otro indicador que expresa el declive de esa sociedad es la existencia de más de dos millones de personas sometidas a encarcelamiento o a requerimiento penal, cifra que no tiene parangón en el mundo.

Junto a este cuadro realmente crítico se hace necesario resaltar, por otra parte, los alentadores síntomas de recuperación del movimiento obrero norteamericano que si bien postrado y penetrado por la ideología neoliberal dominante en las últimas décadas del siglo pasado, en estos años, ha venido dando muestras de revitalización aún cuando los grandes medios de comunicación se empeñan en invisibilizarlo y en no registrar sus avances. Así mísmo sectores de la intelectualidad crítica estadounidense cada vez ganan más espacios y ascendencia social.

A nivel internacional la situación se le ha tornado adversa y negativa al Establecimiento norteamericano. A pesar de su manifiesto poderío militar y tecnológico lo cierto es que la política bushista no genera aceptación y simpatía. Una muestra de ello son los rechazos que recoge el propio Bush cuando realiza algún viaje al exterior. Acá en Nuestramérica es más que ostensible el aislamiento creciente de la política estadounidense y, al mísmo tiempo, aumentan los países y pueblos que optan soberanamente por mantener una posición autónoma de los designios norteamericanos. El tradicional “patio trasero” se esta levantando con dignidad y un creciente espíritu integracionista. Las última decisiones de la OEA, la otrora ministerio de colonias de los EEUU, son muestras fehacientes de esa tendencia.

Obama tendrá que enfrentarse a esta realidad. El sistema lo asimila como la salida a la declinante situación planteada. La idea es que Obama administre la crisis de la mejor manera posible a los intereses de la élite imperial. Algo así como salvar al sistema es la tarea que le esta siendo encomendada, a menos que, los Halcones, esos seres ultraconservadores que pululan alrededor de Bush, dispongan otra cosa y acaben con él, con lo que, en perspectiva, estarían agravando la crisis. ¡Ah!, dilema para el negrito Obama, como dicen en nuestra tierra, una cosa piensa el burro y otra quien lo apalea.

miguelugas@gmial.com


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Miguel Ugas

Miembro de la coordinación nacional del MoMAC

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