EL “TALON DE AQUILES” DEL IMPERIALISMO ES LA ECONOMIA
Por: Enrique Muñoz Gamarra (*)
¡Con qué precisión nuestros mayores describieron el sistema imperialista como un gigante con pies de barro! Ahora la historia les está dando toda la razón del mundo. Efectivamente, es un gigante con pies de barro, pues, no otra cosa puede significar la grave y profunda crisis económica en que hoy está sumergida. Es su “Talón de Aquiles”. No hay duda al respecto.
Entonces, esto, con mayor razón, nos obliga a profundizar, aún más, en el asunto del carácter parasitario de las burguesías financieras, en todo ese entramado de usura y especulación que han logrado establecer a lo largo de estos últimos tiempos y en las nefastas consecuencias que esta situación lleva al conjunto de la humanidad. Y esto, no es ninguna irreverencia a nadie. Es expresarse como debe ser. Decir las cosas por su nombre. Es cierto que la causa última de la actual recesión económica mundial debamos buscarla en el mismo sistema, pero, eso no nos exime, en lo absoluto, certificar la conducta criminal de esta burguesía por provocar concientemente una monstruosa inflación (emisión sin control del billete verde) que ahonda aun más la presente crisis económica mundial. Es bueno observar con mayor detenimiento la acción rapaz y depredadora de la burguesía financiera en todo este proceso. Ciertamente hoy ésta burguesía es una clase del todo corrupta que no tiene escrúpulos en verse envuelta en las más siniestras situaciones con tal de conservar sus privilegios.
Por lo pronto ya vemos que la recesión económica se está batiendo con fuerza en el mundo, lo aceptan así el FMI, el Banco Mundial, las Naciones Unidas e incluso la Reserva Federal Norteamericana. Las razones son: primero, el debilitamiento de las estructuras productivas mundiales (o, en todo caso, un crecimiento deficitario) y, segundo, la excesiva expansión de los mercados financieros especulativos.
Esto está expresado de forma más nítida, en la caída abrupta del dólar, el alza desmesurada del precio del barril de petróleo que hoy se va acercando peligrosamente a los 150 dólares por barril y que para fines de año (2008) podría estar llegando incluso a los 200 dólares, el alza del precio del oro que ya sobrepasa los 1000 dólares por onza, también el alza del precio del arroz que en un año se ha triplicado de 327 a 894 dólares la tonelada métrica y el desplome de poderosas entidades bancarias como son: Bear Stearns (EEUU), Northern Rock (Inglaterra), UBS (Suiza), IKB (Alemania), Societe Generale (Francia) y, con ella, el terremoto financiero, cuyo epicentro ahora esta ubicado en el mismo corazón del sistema financiero mundial: Wall Street (EEUU). Su inicio, repetido hasta el cansancio, fue la crisis inmobiliaria ocurrida en este mismo país.
De lo cual resulta que el tema es realmente muy importante para el conjunto de la humanidad y que a partir de ahora se convierte en el centro de sus preocupaciones.
Pero entonces: ¿Cómo es que ha devenido esta situación? ¿Por qué los mercados financieros han empezado a contraerse así tan abruptamente? ¿Por qué la estrepitosa caída de la moneda norteamericana? ¿Qué tienen que ver en esto las poderosas transnacionales del petróleo? ¿Cómo influye en esta situación el carácter rapaz, corrupto y depredador de la burguesía financiera? Y, finalmente: ¿Qué lecciones podemos extraer del Crack de 1929 para situaciones como las que hoy vivimos en el mundo?
Vayamos por partes. En primer lugar no debemos olvidar que el modo de producción capitalista estuvo lacrado desde un inicio por la sobreproducción de mercancías y, luego, en su fase monopolista esta situación se complicó aún más, por la sobreacumulacion de capitales, por lo demás, la historia nos enseña que el capitalismo ha venido avanzando en medio de una serie de ondas cíclicas (de prosperidad y contracción) y por eso justamente se dice que su realización fue cíclica. Sin embargo no debemos olvidar, bajo ningún punto de vista, que la crisis ha sido constante a lo largo de toda su existencia.
En ese sentido, la actual recesión económica sólo ha podido emerger de la tendencia decreciente de las tasas de ganancia al que finalmente habían llegado las burguesías como consecuencia del aumento grandioso de los capitales constantes en la actividad productiva, particularmente, por el uso de nuevas tecnologías, los que en efecto derivaron en la reducción de la fuerza de trabajo (masa trabajadora) y consecuentemente en la disminución de las ganancias capitalistas, es decir, un desarrollo inmerso en su propias leyes, pues, debemos entender que éstas sólo provenían de la explotación de esa fuerza de trabajo de la cual extraían lo que científicamente se llama la plusvalía, lo cual hoy se comprueba, a plenitud, en la preponderancia de las economías asiáticas, todas desarrolladas sobre la base de la cruel sobre-explotación de las masas trabajadoras de esa región. Por lo tanto esto nos demuestra que esta crisis, es en primer lugar, una crisis emanada de las leyes de desarrollo del sistema capitalista. Eso ante todo.
Por otra parte, si trasladamos nuestra mirada a las actuales estructuras productivas internacionales, observaremos en ella, que la economía norteamericana sigue siendo, por lo menos hasta ahora, la locomotora de la economía mundial, y lo es así, aún teniendo en cuenta el auge y preponderancia de las economías asiáticas, particularmente, las de China e India. Esto mismo explica la profunda crisis económica en que hoy se debate. ¡No es por gusto, entonces, el centro de la economía mundial! Es ahí, en primer lugar, donde las contradicciones imperialistas han madurado plenamente. Y así es. ¡Cuánto esfuerzo hizo la burguesía financiera norteamericana porque esta crisis no llegara hasta su territorio! Se creía una Diosa, pensaba que era inmaculada y que su territorio estaba exento de dificultades. Sin embargo todo fue inútil. Ahora el monstruo esta en sus entrañas. Esto demuestra, entre otras cosas, que la realización económica esta fuera de la voluntad de los hombres.
Pero continuemos con nuestro análisis: hoy la producción industrial norteamericana, simplemente, es deficitaria. Si en los años 50 del siglo pasado era aproximadamente el 50% de la producción industrial mundial, ahora lo es, sólo, el 20%. Esto, a no dudarlo, es gravísimo. No se puede negar esta situación con trivialidades como hacen las agencias imperialistas de la información. Esta es la razón fundamental de la actual crisis económica-financiera imperialista.
En consecuencia, desde hace un buen tiempo (década del 70 del siglo pasado) hay constreñimiento de fuerzas productivas (hay un debilitamiento del capital industrial en las principales economías imperialistas), sobreacumulación de capitales (desregulación financiera), sobresaturación de mercados y un proceso muy severo de empobrecimiento de las masas trabajadoras en el mundo. De muy poco le sirvieron sus imposiciones entremezclados de latrocinio de su llamada política neoliberalista iniciada a partir de los años 80 del siglo pasado y que, entre otras, exigían apertura de mercados y privatizaciones fraudulentas. La fase depresiva iniciada en los años 70 nunca fue disipada. La crisis ha venido arrastrándose desde esa época, maquillando sus síntomas y disimulando sus consecuencias. Por lo tanto, el desenlace de esta situación va ser durísimo para el conjunto de la humanidad, por ser ésta, no una crisis cualquiera, sino, una crisis estructural, una crisis que demuele las bases mismas del sistema imperialista.
Cuando decimos que hay sobreacumulación de capitales estamos diciendo que el mundo esta inundada de dólares sin respaldo, que la burguesía financiera norteamericana está febrilmente abocada, no a la producción, sino, a la fabricación de este billete, es decir, a la especulación sobre la especulación. Hoy este proceso es sencillamente irreparable para el conjunto de la economía mundial, pues, los grupos monopólicos en vez de observar las estadísticas productivas y orientar sus esfuerzos a reanimar la producción, lo que hacen es introducir mayores cantidades de masas monetarias (dólares) en los circuitos financieros, que en el fondo, a no dudarlo, empeoran su situación.
Esto, está graficado de mejor forma, en los actuales enredos de la Reserva Federal Norteamericana que en su insana intención por contener la recesión mundial, por supuesto, en detrimento de las necesidades más apremiantes de la población mundial (crisis de alimentos), sólo se orienta a la inyección de increíbles sumas de dólares en los circuitos financieros (si entre los años 90 destinaba a los “tigres asiáticos” entre 30 a 50 mil millones de dólares, hoy esas cifras están en el orden de los 500 y los 700 mil millones de dólares) y, luego, rebajando los intereses financieros (tasas de interés que en Julio del 2007 estuvieron en los 5.25 % hoy están en los 2%).
De lo cual resulta, que ésta economía virtual que se ha creado, a partir de esta situación, está imbricada, definitivamente, sobre la economía real. ¿Qué porcentaje de capitales financieros circulan por los circuitos financieros mundiales? Ciertamente el asunto debe ser impresionante. Por lo menos se conoce que del total de los billetes verdes que circulan en el mundo, sólo el 40% tendrían respaldo, el resto estaría sobredimensionado, es decir, serían capitales ficticios, capitales sin fondo, capitales creados sobre una feroz especulación.
Además, si hasta hace algunos años, la economía norteamericana, necesitaba unos 3000 millones de dólares diarios de inyección para cubrir su déficit (comercial y fiscal) y echar a andar su economía, hoy esa urgencia debe ser, realmente, astronómica. Y, eso, justamente, hace que su menguado crecimiento esté basado en el acaparamiento de los capitales de otros países ya sea a través de préstamos o hipotecas de sus bonos y valores que ella misma va creando en su loca carrera por salir de este grave atolladero.
Asimismo, la Reserva Federal Norteamericana en un claro intento por oponerse a la exigencia de algunos sectores de la propia burguesía financiera de poner control a la excesiva expansión de los mercados financieros especulativos dejó de publicar desde finales de Marzo del 2006 el índice M3 que mostraba la cantidad de dólares que circulaban en el mundo. En esto está comprometida la misma élite gobernante (períodos de Reagan y Clinton) que dio órdenes de desregulación de los mercados financieros para facilitar toda esta inicua situación (sobre todo los artículos 48 y 56 del “Tratado de Lisboa”) y en beneficio de las grandes transnacionales norteamericanas. Y, a raíz de esto, hoy no sabemos a ciencia cierta el monto exacto de dólares que circulan en el mundo, mucho menos, el valor real de las mercancías (sobre todo, en el petróleo, que hoy a causa de las desregulaciones efectuadas en los mercados de futuro esta sobreestimada de precios). Así, el capitalismo ha quebrantado todos los índices económicos, ha manipulado las estadísticas y ha entrado, definitivamente, en un mundo virtual y fantasioso que hoy empieza a diluirse como un castillo de naipes.
El asunto es que los mercados ya no pueden aguantar más y por supuesto tienen que explosionar. La economía norteamericana supervive sobre la base de la industria militar, que dicho sea de paso, esta comprometida en un sinnúmero de agresiones y genocidios. Pero, lo más detestable en todo esto ha sido, la propensión de acusar a los pueblos que reaccionan ante esta situación, de “terrorismo” y “rebeliones étnicas”. Los conflictos armados en casi todas las regiones del mundo están a la orden del día. El asunto no es terrorismo menos rebeliones étnicas, sino, verdaderas oleadas de protesta de grandes contingentes de masas, pobres y desposeídas, que se agolpan por la defensa de sus vidas (alimentos, salud, vivienda, educación, por libertades políticas, en defensa de los inmigrantes y, en general, por mejores condiciones de vida).
De igual modo, es bueno observar, en este conglomerado de hechos, la importancia del asunto energético. Es bueno recordar que toda la época de oro de la economía norteamericana en el siglo pasado estuvo basada en la abundancia y baratura del petróleo. Fue cuando era un gran productor del petróleo en el mundo. Pero, como nada es eterno en esta vida, desde los años 50 del siglo pasado el petróleo empezó a enviar mensajes de su declinación. Nadie le hizo caso. Las burguesías financieras siguieron sumidas en la depredación de las materias primas. Hoy ya no existe más ese período, el petróleo empezó a escasear y ahora EEUU está obligado a importar el 65% de sus necesidades para consumo interno, poniendo en grave peligro no sólo su condición de superpotencia sino su misma estabilidad política. Pero aún tiene, como quien dice, una tabla de salvavidas, son las cuatro bolsas petroleras que operan en el mundo a base del dólar norteamericano. Esas cuatro bolsas del petróleo son, en primer lugar, la Bolsa Mercantil de Nueva York (NYMEX) y la Bolsa Internacional del Petróleo de Londres (IPE), pero, secundadas por las bolsas de Singapur y Tokio. En si, son grandes centros financieros monopólicos del petróleo, que sin ser sus productoras se dan el lujo de imponer su precio y, que explican, en cierta forma, el por qué, ésta rapaz economía imperialista, aún esta vivita y coleando. Sin embargo el asunto iraní sigue trastocando muy seriamente la política imperialista norteamericana, representa el punto del iceberg más claro de la presente situación mundial. La creación de la bolsa petrolera iraní (que sería la quinta bolsa petrolera) ya no a base del dólar, sino, del Euro, en la isla Kish el 17 de febrero del 2008 revienta el alma de la burguesía financiera norteamericana. A no dudarlo este es un asunto muy importante que dilucida algunos embrollos entretejidos por esta burguesía respecto a la estructuración y procesamiento de la economía mundial.
En fin, aunque algunos estudiosos observen la presente crisis financiera imperialista, tan solo como si fuera, un asunto de orden coyuntural y de motivaciones monetarias, e incluso, filtren la idea de que a partir de los años 70 del siglo pasado la economía norteamericana habría tenido un fuerte proceso de fortalecimiento, simplemente, no tiene sentido. ¿Acaso la excesiva expansión de los mercados financieros especulativos ocurridos con mayor fuerza justamente en ese mismo periodo era un índice de sano crecimiento? ¿Entonces, cómo explicamos toda esta maraña de hechos que hoy agobian el sistema, su grave crisis, la recesión económica, la debacle del dólar, el alza exorbitante del precio de los alimentos, etc., etc.? En el fondo, el asunto es bien claro, el capitalismo ha ingresado a una etapa muy difícil de su historia. Definitivamente. Por mi parte, aunque no quisiera ingresar a los predios de la ideología, me atrevo a mencionar que la opción capitalista en el mundo esta irreversiblemente agotada.
Y, eso es justamente lo que me hace decir, que en los próximos años habrá en el mundo, de todas maneras, una nueva situación. La experiencia del Crack de 1929 con su secuela la Segunda Guerra Mundial me hace pensar en una próxima conflagración mundial. Hoy los conflictos por mercados y materias primas, simplemente, arrecian en el mundo. El eje EEUU-Inglaterra-OTAN esta envalentonado. En tanto el Eje Rusia-China con su “Conglomerado de Shangai” parece estar a la espera de una mejor situación. Pero en sí, ambos están en una dura carrera armamentista. Lo demuestran, entre otras, la proliferación de una serie de armamentos de última generación (nuevos cazas, aviones supersónicos, proliferación de armas en el espacio, navíos propulsados a reacción nuclear, todas venciendo radares y equipos sofisticados de ubicación, explosivos cada vez más poderosos, etc.). Toda una industria militar trabajando las 24 horas del día y los 365 días del año.
A esto debe agregarse, el particular período en que hoy esta sumido el mundo, graficado, en lo fundamental, por la agresividad imperialista, que asemeja, más o menos, a la situación internacional vivida en los meses precedentes a la Segunda Guerra Mundial (desarrollo de economías de guerra). Por eso el asunto de la conflagración mundial no esta descartada. Es un asunto absolutamente vivo y latente. Cualquier pretexto puede servir para desencadenarla. Por el momento hay fuertes tensiones en el golfo pérsico (estacionamiento de nuevos portaviones frente a las costas del Líbano, descalabro militar norteamericano en Irak), esto, particularmente, con mayor agresividad dirigidas contra Irán (los últimos acontecimientos avanzan a una escalada terrorista por parte de EEUU contra este país, así lo demuestran, entre otras, el posicionamiento de numerosos navíos de guerra justo frente a sus costas y ubicación de 4 bases militares más, muy cerca a sus fronteras, en Irak), también, duras tensiones en la península coreana (amenazas de “ataque preventivo” y movimiento de tropas, aéreas, terrestres y navales), reajuste de dominio en los Balcanes teniendo como centro de mando la base Camp Bondsteel de Kosovo, una OTAN envalentonada filtrando la idea de usar armamento nuclear en sus próximas confrontaciones armadas (reunión a inicios de abril de este año en Bucarest) y por último, provocaciones de guerra en la zona andina (reactivación de su IV flota dirigida para el control de América Latina y el Caribe).
Si bien es cierto que por el momento el asunto es el Próximo Oriente donde están almacenadas grandes cantidades de reservas petrolíferas, lo real es que la meta final es el desmembramiento de Rusia y China, mortales enemigos de occidente, a esa dirección apuntan las ofensivas desatadas por las potencias imperialistas occidentales.
Pero, en esencia, la burguesía financiera norteamericana quiere seguir manteniendo el orden unipolar, se aferra a su condición de país hegemónico, sometiendo a todos los pueblos, engulléndose capitales, agolpándose como fiera sobre las materias primas, sin aceptar para nada la preponderancia de los países emergentes (China e India). En si, el asunto es el poder, el poder de ser siempre hegemónicas e imbatibles.
(*) Sociólogo, analista político e investigador peruano. Especialista en asuntos internacionales. Hoy trabaja en forma independiente. Autor del artículo: “Armas, paramilitarismo y agresividad imperialista”.
henry764@hotmail.com