Una nueva “arquitectura” de valores se avecina

El principio del fin del Imperialismo

Los cien huracanes que se desataron con la actual crisis financiera que ha comenzado en EEUU, como lo califica con una acertada imagen el Presidente Hugo Chávez Frías, no es otra cosa que la debacle que anunciaran los viejos clásicos del socialismo cuando hablaron del imperialismo como la última etapa del capitalismo. Bien insiste el Presidente que esta crisis es más profunda que la del 29 pues aquella sólo fue un anuncio de lo que pasaría de seguir el camino del mercado en las relaciones económicas entre los hombres, como vino ocurriendo aceleradamente desde ese momento para acá.

Es importante darnos cuenta que esta profundización de la crisis de la última etapa del capitalismo, obligará en lo interno a las naciones también a profundizar sus transformaciones políticas, sociales, económicas, de todo orden basadas en nuevos valores, completamente distintos a los que hasta ahora habían regido a los hombres, no sólo en esta etapa del capitalismo, sino desde que existe la sociedad de clases, hace miles de años, cuando un grupo de hombres se sintió con derecho a apropiarse de los medios con los cuales se producían para explotar a sus semejantes.

Valores como la Verdad, la Rectitud, la Paz, el Amor y la No Violencia pasaran, de ser recitados en voz baja en algunos templos donde todavía no se era cómplice de los grandes poderes, a ser trabajados como la materia prima de la nueva “arquitectura” de la sociedad que inevitablemente, queramos o no, tendremos que construir para suplantar las malas hierbas del individualismo, el egoísmo, la falsedad, la banalidad y el miedo.

El derrumbe verdadero comenzará a sentirse en aquellos corazones de piedra que no se abrieron al hambriento, a los sin techo, a los sin tierra, a los que llenos de ideales se sacrificaron para sacudir a tantas décadas de adormecimiento, a los pueblos arrasados, a los rechazados y excluidos. En realidad este terremoto financiero de desconocida escala nos anuncia, no sólo las otras crisis que se avecinan, como la crisis ecológica con el deshielo de los polos, la crisis alimentaria, con el desarrollo de los transgénicos y los biocombustibles, la crisis energética, con cada vez más escasas fuentes de energía, sino en realidad el desplome de todo un modelo de vida, de un sistema de pensamiento dual, que se sostuvo sobre la doble moral, el cinismo, la falta de valentía para reconocer nuestros propios errores, la codicia y la vanidad. Un sistema de pensamiento que a sabiendas de las inmensas potencialidades del ser humano, le dio la espalda para erigir una torre de babel de argumentaciones para justificar el sufrimiento humano.

Gracias a Dios, aquella mala intención de guardar en los cenáculos la luz para que no resplandeciera llegó a su fin. Lo que anunciaran los principales textos sagrados de todas las religiones sobre el fin de una época, está comenzando. La necesidad de reconocernos unos a otros como iguales ya no será parte de un simple sermón dominguero, sino una demanda muy íntima que surgirá muy de adentro de cada uno en los duros tiempos que se avecinan para todo el planeta. Ahora sí adquirirá su verdadera dimensión lo que el Che dijera en su texto visionario: la humanidad ha echado a andar y en su marcha de gigante, no parará jamás. Así sea.

sathya954@yahoo.com


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Carmen Cecilia Lara

Profesora de comunicación social de la UBV

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