Amenaza concreta: ya estamos en guerra

“Son injustas todas las acciones que

 se refieren al derecho de otros hombres

 cuyos principios no soportan ser publicados”

 

 Immanuel Kant

I

 Esta frase que encabeza esta serie de artículos sobre los vientos de guerra, que nunca son remusgos ni favonios, sino huracanes o vendavales, está tomada del opúsculo publicado en 1795 por el célebre filósofo alemán, titulado Sobre la Paz Perpetua, lo que llevó al escritor británico Michael Howard, a declarar que Kant es el inventor de la paz, planteando lo que denomina el jus cosmopoliticum o derecho de hospitalidad universal. Eran tiempos en los cuales todavía el pensamiento filosófico, estaba más en el mundo conceptual, espiritual o por la nubes, como vemos hasta en Hegel persiguiendo el distante Absoluto, i cuando ni se imaginaban las dos grandes guerras mundiales del siglo XX. Sin embargo, la historia anterior era indudablemente un recuento interminable de guerras, agresiones, luchas intestinas e invasiones, desde los antiguos imperios, donde la que jamás valió un comino, fueron los pactos, los tratados, las convenciones, etc., porque para colmo, las religiones con su carga de irracionalidad i dogmatismo, eran aliciente para las guerras i para las deformaciones de las conciencias. De allí el quimérico esfuerzo kantiano de asomar apenas, la idea de una paz perpetua. Sin embargo, eso de decir que son injusta todas las acciones que se refieran al derecho de otros hombres, o mejor de otros pueblos, cuyos principios no soportan ser publicados i, obviamente, deben ser o son injustos; nos viene entonces de perilla, como comúnmente dice la gente, respecto al documento o convenio del gobierno colombiano, con los Estados Unidos de Norteamérica que correctamente denominamos el Imperio, del cual el sedicioso presidente de Colombia -la que debe todo a nuestro Libertador Simón Bolívar- solamente dio lectura (no sabemos si completa) al primer artículo del convenio, ocultando el resto con cínico descaro e irrespeto para la Cumbre de UNASUR. Si era un benigno compromiso de ayuda al ejército colombiano para combatir a las FARC i al Narcotráfico, resultan incomprensibles otras consideraciones hecha por el carita llorona de Uribe Vélez, como decir que desde 1950 esas bases existen con funcionarios norteamericanos (lo que indica que durante más de medio siglo han sido ineficientes) i que ahora, cuando Ecuador ha expulsado de su territorio a la base de Manta i Bolivia, Uruguay i todos los demás, han proclamado que ni en su territorio ni en toda Latinoamérica deben existir bases de países extranjeros, Colombia, torpedeando o interrumpiendo voluntariamente el proceso de integración de estos países o pueblos hermanos, establezca 7 bases militares norteamericanas, pues es tan cierto que ellos i no Colombia van a mandar en ellas que, de manera degradante i lastimosa, sus integrantes gringos tienen absoluta impunidad i no tienen derecho alguno a responder o respetar la leyes de la que debería regresar al nombre de Nueva Granada, por su postración a la etapa de colonia de un imperio. Siete bases que, como se ha dicho, en realidad son diez (10), fuera de las “portátiles”, llamando también la atención, la petulancia de Uribe de explicar lo poderosa i eficiente que son sus tropas regulares o legales (el Ejército Colombiano, el que mayor armamento posee en América Latina, más el mantenimiento i aporte que le dan sus dueños del norte, para hacer la Israel de América), porque además, el presidente Uribe tiene grandes nexos comprobados con el narcotráfico i con el paramilitarismo. De manera que es extracto puro de cinismo, de mala intención i de vergüenza, cuando muestra fotos de los horrores que se cometen contra el pueblo de su patria, i  que lo que sucede allí en Colombia, como se lo declaró de frente el presidente de Ecuador Rafael Correra, es responsabilidad exclusiva de su gobierno, del gobierno de la rancia oligarquía colombiana de la cual él, el sedicioso Uribe, es su fiel representante i ejecutor. El desestabilizador número uno de UNASUR i que no pasará mucho tiempo en que tengamos argumentos para, posiblemente sumidos en la guerra imperial por apropiarse de los recursos naturales de todos los países de estas regiones de América, se gane el cognomento del Gran Traidor de la patria grande. Por esto, siendo Colombia, además, el punto de partida de todas las campañas mediáticas mundiales, contra todos los proyectos de unificación, colaboración, confraternidad i soberanía de los integrantes de UNASUR, MERCOSUR, ALBA, PETROSUR, PETROCARIBE, etc., etc., mintiendo i calumniando a nuestros países i pueblos, con la ayuda “sagrada” de la parte mafiosa i recalcitrante de la iglesia católica, para descalificar gobiernos absolutamente democráticos que luchan gallardamente por el nivel de vida i la felicidad de sus habitantes sin distingo alguno, i abonando el terreno para la invasión, los golpes de estado o la guerras fratricidas, es indudable como ha dicho con absoluta certeza nuestra admirada Eva Golinger que, ¡Ya estamos en guerra!

 Como se ha dicho en distintas oportunidades i anoche, mui de paso escuché al Gral. Lucas Rincón, cualquier motivo hasta trivial, los políticos de la derecha, los amantes de la guerra, los arrechos crónicos por haber perdido obscenos privilegios, desencadenarían actos agresivo es busca de la guerra. Los pactos i los tratados o similares, debería escribirlos en papel “tualé” para darles el uso que a esos documentos dan los artífices de la violencia i de la guerra. Cuando Adolfo Hitler, inició contra Polonia, el “Plan Blanco” (¿ya había adecos en Alemania?) entregado a su Wehrmach i el 1º de septiembre de 1939 con su “guerra relámpago” comenzar a triturar o aplastar a Polonia, existía un Pacto de No Agresión, Berlín-Varsovia, desde 1934. Incluso se dijo i  fue real, que para el detalle de inicio, soldados alemanes con uniforme polaco, empezaron a disparar hacia el territorio alemán. El dictador convenció a su pueblo de que aquella guerra era necesaria i empleándose a fondo explicó: “Esta noche, y por primera vez y en nuestro territorio, Polonia ha hecho abrir fuego por sus soldados regulares. Desde la 5 y 45 de la mañana, nosotros tiramos por nuestra parte. A partir de ahora, a una bomba responderá otra bomba”. Entonces, si Colombia ha sido capaz de introducir hasta los alrededores de la capital venezolana, cientos de soldados mercenarios, paramilitares, reservistas de su ejército i ha convalidado golpes de estado i protegido a dictadores como Carmona, ¿Qué les importará, el día que se los ordenen desde el Pentágono o la Casa Blanca, decir que soldados venezolanos los han agredido, han violado su frontera, están incursionando en la Guajira, o en cualquier otro punto de una línea fronteriza de más de 2.000 kilómetros, en gran parte selvática? ¿Qué le impedirá mentir impunemente, a un mandatario que su gobierno ha hecho muchísimas acusaciones a nuestro gobierno, demostrado que todas, absolutamente todas han sido falsas? ¿Qué le importará sacrificar soldados i pueblo inocente, a un país que no respeta i ni se conduele de su propio pueblo i las masacres todas quedan impunes? ¿Qué le importará gastos inmensos de guerra, a un país que está entregado a sus amos del norte i ellos le financiarán la guerra, para aprovecharla saqueando nuestras riquezas naturales? Colombia, no por su pueblo especialmente el campesino que es víctima, sino por su gobierno ultraconservador, fascista i soberbio, es un país “narco” (de lo que quieren acusar a Venezuela), corrupto como lo demuestran hasta en su Congreso donde los negocios ilícitos, las ventas de dignidades i los sobornos, son de conocimiento internacional o mundial. Por eso la arrogancia, disimulada con voz de falsete, de ese presidente vendido al imperio. Es indudable que la paz no está amenazada; la paz no existe, estamos ya en guerra i eso conmueve a los hijos de Bolívar, que ven envanecidos, a los hijos de Santander, dispuestos como en la noche septembrina, a atacar a sus benefactores, a intentar el magnicidio i a destruir a su patria i la de sus vecinos, en complicidad con los que se creen los amos del planeta. Es necesario, acudir a la Historia, así con mayúscula.

(Continuará)


robertojjm@hotmail.com


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Roberto Jiménez Maggiolo


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