“El hecho de armarse no significa
una afirmación de paz sino una preparación
para la guerra. Tampoco de aquí podrá
salirse gradualmente, sino de una vez o nunca”
Albert Einstein
“Soportamos más fácilmente la mala
conciencia que la mala reputación”
Friedrich Nietzsche
III
En mi primer artículo sobre este tema que preocupa profundamente a los venezolanos con sentido de responsabilidad i de patria, me referí a la obra de William Shirer como una de las mejores, si no la mejor, descripción e interpretación histórica del ascenso de Hitler al poder, sin dar a conocer el título: se trata de AUGE Y CAIDA DEL TERCER REICH, en dos tomos con 569 páginas i numerosas ilustraciones en fotos de la época. La llegada a ser el gran dictador de Alemania, no fue lograda tanto por elecciones, sino por maniobras, conflictos, asesinatos, tramas de partidos i sindicatos, aprovechamiento de los días finales del anciano Hindenburg i las condiciones internacionales, entre ellas las gran crisis financiera de los Estados Unidos del año 1929 i sus repercusiones mundiales. Más adelante sabemos que, antecesores de los expresidentes Bush padre e hijo, suplieron armamentos i ayuda económica a la Alemania nazi. Así mismo que. del mismo modo que Cristo no fundó a la iglesia, Hitler no fue el fundador del partido nacional socialista, sino otros, entre ellos el periodista Dietrich Eckart, 21 años más viejo que Hitler. Estas son referencias que he estimado necesario citar, puesto que como dicen muchos autores i aquí tomo textualmente lo que dice el español Donoso Cortés, “La guerra no es un hecho bárbaro, es decir, propio de las épocas de la barbarie; porque lo es igualmente de todos los períodos históricos, como quiera que nace en la familia, se realiza en la tribu, se perpetúa en el Estado, se extiende con la Humanidad y se realiza en todas las regiones”. Sin embargo es el anhelo o el sueño de los pueblos que se creen i sienten verdaderamente civilizados, más cuando los avances de la comunicación entre todas las naciones del planeta, nos hace, o debería hacernos, coincidir con los mismos ideales en busca de la prosperidad i el logro de la felicidad (vida planetaria), aunque sean siempre, épocas relativamente breves, muchas veces. Además, según parece, las poblaciones indígenas aborígenes de América, parece que vivieron épocas de más sosiego, paz i entendimiento pacífico entre grandes o pequeñas culturas, puesto que no tenemos informaciones de que las grandes civilizaciones como la de los Azteca, los Mayas, los Chibchas o los Incas, fueran conquistadores de otras etnias, lo que si venía sucediendo en el mundo europeo-oriental, desde que tenemos historia escrita u obras materiales i de arte testimoniales que, desde la corriente indoeuropea que traspasó los Urales i se extendió por el variado continente hasta la península ibérica i las islas de lo que luego sería Inglaterra e Irlanda, las guerras, las invasiones, las hordas tribales, los imperios menores, etc., tenían como constante denominador común, las guerras. Fue la llegada de los conquistadores, la que transformó la tierra virgen americana, en campos de batalla, sangre, dolores crueles i torturas, como describe en algunas de sus novelas el colombiano William Ospina i muchos otros autores que se ocuparon de estudiar nuestras tribus i descubrir las barbaridades de los conquistadores, los primeros hombres de luchas, batallas, sudor i sangre que bajaron de las carabelas, antes que llegaran otros más apacibles e instruidos que, sin embargo, nos sembraron el virus dogmáticos de las religiones, principalmente el cristianismo católico. I luego del aporte de los barcos i el comercio de los africanos, vino la gran mezcla de razas como se decía antes que, por lo menos le han dado más fortaleza física i más conciencias sanas, a los pobladores de estas regiones de amor i esperanzas. Por eso, aunque quedaron semillas sanas i buenas, también quedaron la maleables i malas, al punto que un español como Campo Elías, héroe de nuestra independencia frente a España, decía que era de una raza maldita que deseaba destruir i luego suicidarse, para no dejar simiente alguna. Así, la diversidad genética, por lo menos en estas regiones, parece que quedaron los hijos de Bolívar i los hijos de Santander, los que aman la libertad, la justicia i la paz (a pesar de que se les creyó como nación un cuartel i a los de Colombia una universidad) predicción que en los tiempos actuales ha resultado al revés, i tenemos a los gobiernos de la “hermana” Colombia, quitándonos desde los tiempos de la Independencia, grandes extensiones territoriales i en los días actuales preparándose en complicidad con el Imperio del Norte, para entablar o iniciar una guerra fraticida. Lo demuestra bien el presidente Uribe Vélez, de singular mala conciencia que, siguiendo a Nietzsche, es más tolerable que su mala reputación. I es precisamente la reputación que confirmó i selló en la cumbre de UNASUR, cuando su intervención principal, fue asentar que verdaderamente, lo inexplicable…¡No se puede explicar! I más todavía, mucho menos justificar ante personas i pueblos inteligentes. Por eso, aunque como dice la escasa oposición venezolana, Uribe se salió con la suya porque allí están las bases i el acuerdo secreto con el Imperio, lo que otros vimos fue la unánime negación o rechazo, para el establecimiento de bases militares extranjeras en todos los países de la América del Sur i Caribeña. Con la sola lectura del primer i único artículo que leyó del acuerdo i las estupideces que siguieron, es suficiente para saber que admite ser lacayo, guerrerista i hacerse el primer responsable de una guerra que está andando i que, según expresa Einstein en el pensamiento de epígrafe, “de allí no podrá salirse gradualmente; sino de una vez o nunca”. Este presidente sedicioso, i lo sedicioso conlleva el atributo de apasionado para el bien o el mal, i es el momento de pensar apasionadamente en la paz, en la confraternidad de nuestros pueblos, en la soberanía de los gobiernos de nuestros países i la justicia humana por sobre todas las cosas del mundo. “La Justicia, dijo nuestro Libertador, es la reina de las virtudes republicanas”. Los tratados, los convenios, etc., a la larga no tienen valor. Voi a citar dos o tres que quedaron como pergaminos de tumbas: el Pacto Briand-Kellog, o simplemente Pacto Kellog, tratado multilateral , suscrito el 27 de agosto de 1928, suscrito por 13 países i luego se agregaron 48, donde las naciones firmantes se obligaban a renunciar a la guerra, excepto la guerra defensiva. El Pacto de las cuatro potencias, suscrito en Roma en el año 1933, por Italia, Alemania, Francia e Inglaterra, para asegurar la paz. Su promotor fue Mussolini. Quizá por eso Francia e Inglaterra no lo ratificaron. Apenas 6 años después, estas cuatro potencias estaban protagonizando la Segunda Guerra Mundial. I el Pacto de las tres potencias, firmado por Alemania, Italia i Japón el 27 de septiembre de 1940 (iniciada la guerra) proyectado para 10 años, dirigido especialmente contra Inglaterra; se sumaron a él entre 1940 i 1941, Hungría, Rumania, Eslovaquia, Bulgaria, Yugoslavia i Croacia; pero ya sabemos el resultado del conflicto i cómo quedó el mapa de Europa. A esto sumemos, el papel a veces hasta ridículo, que ha desempeñado la ONU o la OEA. De modo que el movimiento de integración, libertad i democracia igualitaria que transforma a la América Latina de hoi, solamente esta manchado i degradado por la actitud irracional, sumisa, cobarde i traicionera, del gobierno de Colombia, nombre debido al pensamiento creativo de Francisco de Miranda i libertada por Simón Bolívar, cuyo pensamiento i espada recorre el continente i en presidentes como Hugo Chávez Frías, Evo Morales i Rafael Correa, toman la vanguardia de un proceso dorado de soberanía i libertad, a los que se suman las presidentas de Argentina i Chile i los otros presidentes afectos al proceso, en Sur América i América Central i el Caribe. Por eso, un ALBA de energía i progreso, expande su luz de progreso i libertad. Hagamos realidad, el sueño de Bolívar. Estamos ya en el inicio de la guerra; pero tenemos tiempo de revertirla en Paz.
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