Luego de un golpe de timón desconociendo todo ordenamiento jurídico internacional, la posición de la OEA y la de la mayor parte de los países del mundo catalogando y condenando como un vil golpe de Estado lo realizado en Honduras contra el presidente electo Manuel Zelaya, además de la posición del gobierno de Brasil refugiando en su embajada al mandatario depuesto y parándosele al gobierno de facto de Honduras en una posición que muchos admiramos, pensábamos que la situación en el hermano país volvería a la normalidad con el retorno al poder del presidente legítimo. Pero la cosa no fue así, recientemente fungió de intermediario el gobierno norteamericano, manifestando también que Zelaya debía volver a su puesto, pero tal posición fue blandengue y fracasaron las múltiples reuniones realizadas entre los dos grupos en pugna, encontrándonos a la presente fecha a escasos días para que se realicen las elecciones presidenciales en Honduras y para colmo de males ya el gobierno de Estados Unidos manifestó que se incorpore o no Zelaya avalarían las próximas elecciones, demostrando con esto que la impunidad sigue reinando en el mundo manejado por la primara potencia del planeta, haciéndose de la vista gorda ante tales acontecimientos y quien sabe sino participó en la planificación del golpe de Estado en forma menos directa como lo hizo en Irak con el depuesto Sadam Huseim.
La OEA, que considera que el presidente de Honduras sigue siendo Zelaya, suspendió al país centroamericano tras el golpe de Estado y debe primero levantar esa sanción antes de enviar una misión electoral, pero si no lo hace como en efecto debe suceder, igualmente la todopoderosa republica imperialista norteamericana lo apoyará sin importar ninguna OEA ni ningún otro organismo internacional.
Creo que ya no hay vuelta atrás y fueron en vano las gestiones realizadas por la mayoría de los países latinoamericanos y la propia Organización de Estados Americanos. Zelaya tendrá que irse con su música a otro lado, consiguiendo en el mejor de los casos una absolución de los cargos imputados en su país, si es que el nuevo gobierno electo a finales de este mes acuerda con el resto de los poderes públicos hacer borrón y cuenta nueva, por supuesto sin efecto retroactivo, o sea el pobre Zelaya se queda como novia de pueblo (vestido y alborotado), esperando ver si le dan la oportunidad de regresar a su tierra y comenzar a trabajar por recobrar los espacios perdidos en la política Hondureña.
Mientras el mundo siga siendo controlado por las decisiones o conveniencias de Washington, y no actuemos decididamente en conjunto con las demás naciones afectadas, no nos quedará más que seguir siendo esclavos del imperialismo yanqui.
reinaldosilva119@hotmail.com
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