Con el golpe de estado contra Manuel Zelaya en la República de Honduras, se abre de nuevo en Latinoamérica la puerta a las dictaduras contra los gobiernos y movimientos progresistas, socialistas y populares. Lo novedoso en la reaparición de fuerzas golpistas de la derecha fascista que impulsa gobiernos de facto, consiste en nombrar como presidente una figura civil luego del fragor de los fusiles, el desconocimiento a los derechos democráticos y la voluntad de las mayorías que eligieron sus autoridades. Buscan con el derrocamiento de líderes unidos a los clamores del pueblo, proteger los intereses de las elites sociales que dominan la economía y concentran o monopolizan la producción y el gran capital. Pero la constante en la actualidad y el pasado reciente, es la presencia de la fuerza extranjera norteamericana en el escenario.
¿Cómo actuó el gobierno de los Estados Unidos en el golpe del 28 de junio de 2009 en la nación Hondureña? En principio girando instrucciones de sabotaje y descalificación con cualquier pretexto. Esta vez lo hicieron con el argumento de la ilegalidad de consultar a los electores para enmendar la constitución y aprobar o no la reelección presidencial. Ese fue el momento oportuno para asestar el golpe que derrocó a Manuel Zelaya, acusándolo de varios delitos sin ninguna prueba ni sustentación, es tan evidente la mentira, que sacaron a Zelaya del país y lo dejaron en Costa Rica, no sin antes hacer el toque debido en la base militar estadounidense de Parmerola en Honduras, recibiendo los conspiradores las debidas instrucciones de sus amos gringos cuando pudieron dejar al presidente en su nación y someterlo a juicio, luego le prohíben su entrada vía aérea al territorio, eso quiere decir que todo ha sido un vulgar montaje al mejor estilo de la CIA.
Con las siete bases militares de los Estados Unidos en Colombia, las posibilidades de nuevas escenas golpistas, están muy claras, porque el ya conocido acuerdo entre el gobierno de Colombia y Washington, establece las facilidades para operaciones de apoyo al comando Sur del ejercito de Estados Unidos, quien afirma la facilidad de dominar desde esas bases todo el espectro americano y el occidente de África, además se le concede el espacio radioeléctrico a los yankys, para instalar veintisiete emisoras de radio. ¿Cuál es el objetivo de estos medios de comunicación radial? ¿Por qué el departamento de Estado norteamericano hace una condena pública contra el gobierno venezolano y su tratamiento a los medios de comunicación? ¿Qué pasos seguirán desde el pentágono para ir minando la estabilidad política venezolana? Ya se conoce históricamente la facilidad de los representantes del imperialismo norteamericano para crear conflictos internos dentro de los países que van a intervenir para hacer legitima su presencia militar. Así lo hicieron en Cuba a principios del siglo XX, en República Dominicana en 1953, en Grenada a finales de los años 80. En Irak acusando a Sadam Hussein de poseer armas de destrucción masiva, derrocando y ahorcando al presidente Hussein, para luego aceptar que no había tales armas letales. Por esa razón estos años venideros se van a caracterizar por la constante acusación internacional y los conflictos internos en Venezuela. ¿Por qué Venezuela? Por ser esta República Bolivariana, el ejemplo y motor del surgimiento de un gran movimiento latinoamericano y mundial por la independencia y la multipolaridad en detrimento de la hegemonía de los Estados Unidos.
Es imposible hablar del mundo sin mencionar la situación planteada en Suramérica, del liderazgo del presidente Chávez y de la experiencia venezolana de un Socialismo del Siglo XXI, que tiene al gobierno de Barack Obama y tuvo al de George Bush totalmente absorbidos en la elaboración de un plan para derrocar al comandante Chávez. Este plan ya se puso en funcionamiento de la manera más descarada. La violencia vendrá desde las bases militares norteamericanas camufladas con paramilitares que recrudecerán asesinatos, secuestros y enfrentamientos en las fronteras.
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