La Revolución que vivimos en Venezuela se diferencia de manera absoluta de los procesos que se han desarrollado en otros países. En Nicaragua, por ejemplo, el ejército Sandinista no puedo contar, al llegar al poder, con los enormes recursos de una industria como PDVSA que pudiera financiar el desarrollo social y ser un obstáculo para el intervencionismo Estadounidense. En Chile, Salvador Allende no pudo contar con unas Fuerzas Armadas leales que le permitieran enfrentar el golpe de estado. En Cuba, Fidel Castro ha tenido que luchar contra más de 40 años de bloqueo comercial e intentos de invasión, lo que se ha traducido en que la Revolución no haya podido avanzar todo lo que pudiera. Son innumerables los ejemplos que demuestran que en Venezuela la Revolución tiene diferencias y ventajas con respecto a otros procesos revolucionarios.
Poseer una de las industrias petroleras más importantes del mundo, tener a su lado a la Fuerza Armada y sobre todo, tener el más amplio y absoluto respaldo del pueblo, tal como lo demuestran todas las encuestas relativas al referendo, indica que nuestra Revolución tiene una solidez importante. Pero hay una pata coja dentro de la Revolución.
En el mundo actual, altamente globalizado, tecnificado y competitivo, la energía y las comunicaciones son los elementos estratégicos más importantes de cualquier estado, y por el que se libran guerras violentas como la de Irak o se desarrollan referendos como el de Bolivia por el gas. Quien domine la energía y las comunicaciones, domina al mundo. Eso lo saben los EEUU y no lo esconden en el desarrollo de su política imperial.
En Venezuela, y tal como se evidenció durante el Golpe de Estado y el sabotaje petrolero del 2002, el objetivo de los insurrectos era acabar con PDVSA a nivel local privatizándola, y liquidar la OPEP a nivel mundial. Ese objetivo estuvo presente por igual tanto en el Golpe como en el sabotaje petrolero, pero también está presente en el Plan Consenso País, o Consenso Pa'Bush, tal como fue rebautizado por nuestro Presidente. Sin embargo, la Revolución ha logrado hacer que cada día la energía esté en manos del pueblo. Aunque en el sector de la electricidad esto no sea así, por lo menos a nivel del petróleo y del gas sí lo es.
Ahora bien, cuando señalamos que hay una pata coja dentro de la Revolución es porque el otro aspecto que mueve al mundo hoy, que es el de las comunicaciones, se encuentra en manos de gente proclive a los intereses de los EEUU. El paquete neoliberal impuesto en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, preveía, entre otras medidas, la privatización de casi todas las empresas del Estado. Particularmente en el año 1991, el Fondo de Inversiones de Venezuela, mediante licitación internacional, vendió la empresa CANTV en un 40% al Consorcio VenWorld, en el que se encontraba GTE, hoy Verizon Communications Inc. Luego, en el Gobierno de Caldera, se vendió a través de una oferta pública el 34,8% de las acciones que estaban en manos del Estado. Hoy en día, esas acciones están repartidas entre diversos accionistas a nivel mundial. Es importante destacar que para el momento de la venta de la CANTV, no se había decretado la apertura del sector de las telecomunicaciones, hecho ocurrido en el 2000, es decir, la CANTV constituía un monopolio, lo cual era lógico por cuanto era una empresa del Estado, sin embargo, al venderse siguió disfrutando por varios años de las ventajas de ser un monopolio.
Hoy en día, las comunicaciones son el sector débil de la Revolución. Los medios de comunicación privados constituyen una mayoría innegable que se encarga de torcer, por ahora sin éxito, las voluntades del pueblo. Esos medios de comunicación delinquen de manera impune y bajo la mirada pasiva de un Poder Judicial que no asume el papel que debería tener en tiempos de Revolución. Incluso, la Ley de Responsabilidad Social de Radio y TV (Resorte), sigue sin aprobarse. Pero, si los medios de comunicación están en su mayoría en manos de la oposición, y si a eso se le suma que la principal empresa de comunicaciones del país también está claramente comprometida con los intereses estadounidenses, entonces se puede demostrar contundentemente que las comunicaciones son esa pata coja de la Revolución.
Ante esta situación es necesario que se analice la propuesta de nacionalizar la CANTV. El mismo Vicepresidente de la República declaró, el 28/07/04, luego de la reunión sostenida con el Presidente de la CANTV, Gustavo Roosen, que "Yo nunca estuve a favor de la privatización de la Cantv, ya que me parece que en escala es igual a la privatización de Pdvsa. Esa es una empresa de alta seguridad del Estado venezolano, que debe estar en manos de este". Nacionalizar la CANTV y aplicar la ley Resorte son estrategias necesarias para fortalecer la Revolución.
ofgomez@espacioautogestionario.com
www.espacioautogestionario.com
Esta nota ha sido leída aproximadamente 11535 veces.