En la actualidad, se trata del control geopolítico de la región y sus recursos naturales, principalmente energéticos. Su dominio, asegura el dominio político y económico del continente incluyendo producción y distribución de drogas hacia todos los rincones del mundo. Para esto se cuenta con el apoyo irrestricto del gobierno y el aparato tecnológico-militar-industrial de los Estados Unidos y su poder de veto en el Consejo de Seguridad de ONU. Recientemente se ha demostrado la inoperancia de estas instituciones, OEA, ante el golpe de estado en Honduras, Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, caso Israel y la constante destrucción del pueblo palestino. Las altas esferas colombianas lo saben y están envalentonadas.
El pensar en el éxito de las políticas integracionistas planteadas desde la ALBA, con la implementación del SUCRE como moneda diferente al dólar, para el intercambio comercial, pone a temblar a más de uno en las esferas del poder en los EE. UU. y en países aliados a políticas dirigidas desde Washington. La historia de los Estados Unidos de America, máximo exponente del Capitalismo, muestra cómo crean guerras de baja o mediana intensidad en cualquier parte del mundo que se prolongan en el tiempo a pesar del gran desarrollo científico y tecnológico con el que cuentan sus efectivos militares con el fin de mantener la ocupación del territorio invadido. Esta política de permanencia de medianas o grandes cantidades de efectivos y todo su instrumental militar en diferentes teatros de operaciones requiere de grandes erogaciones monetarias del Estado sin control alguno. Dinero que, en el caso de los Estados Unidos, es invertido en el aparato tecnológico militar industrial propio en todas direcciones con lo cual se motoriza su economía.
Por otro lado, está la razón energética, más que controlar las reservas de petróleo, se trata del control, producción y distribución de combustible hacia los Estados Unidos y eventualmente hacia la Unión Europea. Un ataque militar de Israel, apoyado por los Estados Unidos, contra Irán, tendrá como primera reacción iraní, cortar el suministro de combustible en su zona de influencia, hacia los Estados Unidos y la Unión Europea. De tener éxito la respuesta iraní, el plan de Washington, en principio, estaría funcionando; controlaría por su parte todo el combustible en America, situación esta que lo coloca nuevamente como la mayor potencia económica del mundo, independientemente del resultado militar en Irán. Cualquier prolongación del conflicto es buena para su economía, desde el punto de vista de inversión del Estado hacia el conglomerado militar industrial. Su efectivo control sobre la distribución de combustible en America y la Unión Europea repotenciará su economía y hará de un lado a China e India como economías emergentes