La Unesco tiene un macroproblema a cuestas, como es llevar a cabo el papel de organismo rector del acercamiento entre las culturas y a la vez, promover el diálogo y el conocimiento recíprocos, auspiciando el respeto por la cultura diferente y terminar por romper las barreras que separan las diferentes culturas y que parecieran infranqueables.
¿Por qué tiene un problema gigante? Esto es realmente elemental, porque este organismo de la llamada Organización de las Naciones Unidas, ONU, entra en contradicción interna, porque se le complica la vida a todos sus integrantes cuando le trazan un objetivo a la Unesco y, por otro lado, parte de sus miembros avalan el ensangrentamiento del orbe a más no poder. ¿Cómo equilibrar las buenas intenciones con las malas?
Esto es, como suelen decir popularmente, intentar estar bien con Dios y con el diablo, porque una cosa es mostrar las buenas intenciones en las palabras de los delegados en la asamblea general de la ONU y otra saber –incluso por vía satélite- como caían y siguen cayendo las bombas en determinadas regiones. ¿Cómo armonizar bombas con el acercamiento y respeto hacia otras culturas?
Que tengamos conocimiento, no puede haber acercamiento entre culturas cuando lo que la humanidad ha venido apreciando es un caudal inmenso de bombas, metralla y víctimas que irrespetan y generan barreras y además arrasan con las vidas de otras culturas.
La derecha conservadora y capitalista, que genera entre bastidores todo este desastre mundial que apreciamos (ya los deshielos vienen como en manada, tanto como otros desastres naturales ocurren en todas partes del mundo), que se sepa, no es objeto de debates en dicha asamblea, de allí que cada día crece más la idea de crear una nueva organización que vele realmente por la humanidad (sus seres vivos y el ambiente) y que no avale la destrucción del planeta, por parte de quienes se consideran son los poseedores del mayor poderío militar, los que se venden como los más fuertes, tal como ha venido ocurriendo en las últimas décadas.
Así como los latinoamericanos constituyen un organismo muy propio, acorde con su idiosincrasia, en el cual conversar y plantear y buscar soluciones a sus propios problemas, de ese mismo modo, hay que crear un organismo idóneo para tratar los problemas del mundo, no una instancia como la actual nacida con los defectos que dejó el dominio de la guerra por parte de los aliados.