Hace pocos días, concretamente el 3 de marzo, se cumplieron 26 años del asesinato del militante comunista venezolano Hemmy Croes, histórico dirigente sindical clasista, miembro de la CUTV y revolucionario a carta cabal; este asesinato ocurrió en plena cuarta República (1.985), cuando aquí gobernaban los que hoy hacen oposición al gobierno bolivariano y que pretenden, desde posturas demagógicas que rayan en el cinismo político e histórico, convertirse en abanderados de la causa proletaria al defender, hipócritamente, y por conveniencia electorera a quienes históricamente han adversado por representar intereses de clase contrarios a los de ellos.
Todos los partidos políticos, movimientos y grupos de oposición, incluso con sus notables diferencias, son representantes políticos del capital y de la burguesía venezolana, burguesía que tiene como signo histórico su asociación parasitaria a la renta petrolera y por extensión a los interés transnacionales imperialistas en nuestro país; por eso luce muy hipócrita que estos señores, quienes en la Asamblea Nacional representan a Fedecamaras, a los latifundistas y quienes han llegado incluso a entrevistarse con W. Bush, quien pasará a la historia como uno de los personajes más sanguinarios del que se haya tenido noticia, se presenten como defensores de la actividad sindical, como voceros de las luchas reivindicativas de los trabajadores y de los intereses del campesinado venezolano. La oposición es heredera, cuando no ejecutante directa, de las políticas del neoliberalismo, del entreguismo y en fin de las medidas del “capitalismo” venezolano que fueron tan antipopulares, estos señores son responsables políticos de haber convertido a la CTV en un nido de corrupción, de haber despolitizado a los trabajadores y trabajadoras, de haber impulsado como política de estado la desregularización del empleo, de golpear el bolsillo de los trabajadores y trabajadoras con sus políticas neoliberales y en definitiva de haber perseguido, hasta el hecho concreto de asesinar con el empleo de sus bandas armadas, a hombres como Hemmy Croes; por eso luce muy hipócrita esa defensa a Rubén González por intereses politiqueros, menos mal que el pueblo tiene memorias y conoce la historia del país.
Pero sucede también , que estas cosas que describimos arriba pasan por un encadenamiento de errores del lado revolucionario, dónde en materia laboral general y sindical en concreto viene haciéndole mucho daño al proceso el accionar divisionista, patronero, desclasado e incluso en muchos casos asociado a las transnacionales que viene jugando la Fuerza Bolivariana de Trabajadores, porque ese accionar está colocando banderas que históricamente han sido y seguirán siendo de la revolución en manos de los representantes políticos del capital; de allí que la consecuencia en defensa a cuestiones de principios históricos de la clase obrera y de su lucha política y reivindicativa contra un estado que sigue siendo un estado burgués esté apuntando al fortalecimiento de una central unitaria, clasista revolucionaria y no patronal como la UNETE.
De lo anterior es importante resaltar, por las mismas razones, la posición del PCV ante la arremetida del capital contra los trabajadores en el país, especialmente en Guayana en los últimos días, dónde no solamente rechazamos la medida contra Rubén González, sino el acoso contra los trabajadores de Friosa y Orinoco Iron, por ejemplo.
Retamos a la oposición a que se pronuncie en contra por los asesinatos cometidos contra más de 200 líderes campesino a manos de los terratenientes o por el asesinato de trabajadores de Mitsubishi en el estado Anzoátegui. No lo harán, sencillamente porque ninguna clase social se suicida.
Militante del PCV
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