* Maltratados, vejados y “matraqueados” por las burocracias y policías municipales han venido tomando conciencia de su condición de sujeto social
* Contra viento y marea han constituidos Consejos de Trabajadores(as) en Caracas (9) y en Petare (8), estando en vías de extenderse hacia otras ciudades del país
* Identificados con la Revolución Bolivariana y asumiendo el liderazgo estratégico del Comandante Chávez reclaman el diseño de una política específica para el sector.
Significación socioeconómica
El más reciente informe mensual (Dic. 2012) del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señala que el 42% de la fuerza de trabajo venezolana está concentrada en el sector de trabajadores por cuenta propia o no dependientes, lo cual equivale a más de 5 millones de personas, entre los cuales los(as) trabajadores(as) de la economía popular, si acaso, abarcan la franja más numerosa, no menos de 2 millones de personas, que, a su vez, tienen hijos, padres, parejas que dependen de ellos; esto indica que hablar hoy en día de trabajadores(as) de la economía popular en Venezuela es hacer referencia de una porción bien significativa de la población venezolana (basta con precisar que de los 335 municipios del país, por lo menos, en 200 de ellos hay buhoneros, perrocalenteros, cafeceros,etc, y vendedores en ferias, mercados a cielo abierto y centros diversos de economía popular; ubicándose por miles de ellos en las grandes ciudades, como Caracas, Valencia, Maracaibo, Puerto La Cruz, Barquisimeto, etc).
Esta relación cuantitativa viene a cuento, porque a pesar de su significación socioeconómica, y, por supuesto, político-electoral, nunca se ha generado por parte de los gobiernos venezolanos el diseño de una política destinada a atender o favorecer, de manera específica, a este sector de trabajadores, como ,en efecto, ocurre con los campesinos, pescadores, transportistas, conserjes, etc,; ausencia de política que aún persiste en el gobierno bolivariano, caracterizado, es verdad, por una alta sensibilidad social pero que arrastra ese vacío que, a ciencia cierta, sienten se hace necesario solventar.
Caracterización y origen
Los(as) trabajadores(as) de la economía popular son trabajadores no asalariados o por cuenta propia, es decir, no tienen patrón ni están sometidos a un régimen laboral rígido que les imponga una disciplina de trabajo, pero tienen que salir a sudar ”la gota gorda” para ganar el sustento que les permita cubrir sus necesidades; no tienen salario, ni prestaciones; trabajan en precarias condiciones, bajo el sol o la lluvia, por lo general, no disponen de infraestructura apropiada prestadora de servicios para hacer sus necesidades fisiológicas; y en la mayoría de los casos, se encuentran bajo una zozobra permanente, sometidos al deleznable sistema de tener que pagar para poder trabajar a riesgo de que al no hacerlo se les decomise la mercancía o sean reprimidos; el “matraqueo” policial y de funcionarios municipales inescrupulosos está a la orden del día e, incluso, muchas féminas, están expuestas al acoso y abuso sexual.
Todo esto ocurre, sobre todo, en el área metropolitana de Caracas, donde las burocracias municipales, tanto chavistas como escuálidas, mantienen igual proceder, desconociendo la Constitución y divorciadas de la ética más elemental; siendo esta situación más detestable aún en el caso de los funcionarios adscritos a la Alcaldía caraqueña en los que se supone debería haber mayor celosía y pulcritud en el ejercicio de sus funciones, en virtud de que, supuestamente, el gobierno municipal responde a principios inspirados en los valores bolivarianos y socialistas, es decir teniendo la honestidad y el humanismo por delante, pero, como señala el aforismo, la práctica es el criterio de la verdad, no la retórica, y, en este caso, la práctica de los funcionarios en cuestión está signada por la matraca y la perversidad.
Los(as) trabajadores(as) de la economía popular, peyorativamente llamados “informales”, tienen su origen o son expresión del desarrollo particular que ha tenido el capitalismo en Venezuela; capitalismo rentístico, atrofiado y dependiente que no tuvo desde sus inicios, ni tiene, la capacidad de absorber, a una alta porción de la mano de obra que año tras año se incorpora a la actividad económica; población, generalmente, sin mayor experticia ocupacional que, en estricto sentido, debería pasar a formar parte del “ejército industrial de reserva”, a la espera de oportunidad para integrarse al mercado laboral, tal cual, como ocurre en los países con mayor desarrollo económico, pero que, al no ser absorbida por el aparato productivo -precisamente, por el atrofia miento o poco desarrollo de éste- ni por el Estado, que es el mayor empleador, tienen que “ganarse la vida” en cualquier ocupación, siendo la opción de la economía popular, en sus diversas variantes, la de mayor recurrencia; fue así cómo, sobre todo, durante la cuarta república y con el éxodo campesino y, además, la emigración de ciudadanos de los países hermanos vecinos, muchas calles de las ciudades venezolanas se vieron cubiertas de trabajadores(as) de la economía popular, con sus tarantines y ventorrillos.
De tal manera que, objetivamente, estamos ante un sector de trabajadores(as) cuya existencia es producto de las condiciones históricas y socioeconómicas en que se desenvuelve la sociedad venezolana; condiciones que lo determinan y que no son consideradas ni analizadas a la hora de la toma de decisiones que lo afectan; para los centros de poder bien sean políticos o mediáticos estos trabajadores no son más que informales, marginales o “lumpen” que afean y afectan a la ciudad y que perturban el paso de los peatones, o sea el drama social que comportan importa poco, lo importante es la apariencia que permita revestir la situación; tal vez por ello no hay política concreta para enfrentar o revertir estructuralmente esta realidad social.
Resteados con Chávez
En su inmensa mayoría los(as) trabajadores (as) de la economía popular se identifican con el Proyecto Político que lidera el Comandante Chávez, al cual consideran como el ÚNICO que los interpreta y que no los invisibiliza, de allí el porqué en los momentos cruciales en que la Revolución Bolivariana ha estado en inminente peligro, como cuando el golpe de estado de abril de 2002 o como cuando los paros empresariales, siempre han estado prestos a movilizarse y a salir en su defensa; y nunca ha tenido eco, en ellos, los cantos de sirenas de la burguesía invocándoles un supuesto capitalismo popular con los que ha pretendido embaucarlos. Están resteados con Chávez y aplauden y acogen con beneplácito las políticas sociales que, a través de las Misiones, se han venido impulsando en función del bienestar del pueblo, que, naturalmente, también los cubre a ellos; y en especial celebran y reconocen como un triunfo el que en la nueva Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y de las Trabajadores (LOTTT) se les reconozca el derecho a registrarse y a gozar de la previsión de la Seguridad Social.
MOTEP
Las prédicas de Chávez y el proceso bolivariano han contribuido, grandemente, con su despertar a la política y a la comprensión de la necesidad de organizarse para impulsar sus luchas, como sujeto social, en función de la dignificación de su condición como trabajadores(as) y como seres humanos. En este sentido, se han venido perfilando como movimiento social, precisando sus objetivos de lucha y sus propios mecanismos organizativos; ya cuentan con un instrumento político-organizativo fundamental, el Movimiento de Trabajadores(as) de la Economía Popular (MOTEP), a través del cual han impulsado la constitución de Consejos de Trabajadores(as) en Caracas(9) y en Petare(8) apuntando a extenderse hacia otras ciudades del país, con la mira puesta en el forjamiento de un vigoroso y combativo movimiento nacional que les permita reivindicar la exigencia de una política específica para el sector, y en alianza con otros movimientos sociales insurgentes y con las fuerzas políticas revolucionarias incidir en la agenda nacional y contribuir con la lucha por la profundización del socialismo bolivariano, del socialismo del siglo XXI
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