El día de hoy es ocasión de comprobar la poderosa fuerza nacional e internacional de la clase obrera. No existe ninguna otra que pueda igualársele y su unidad y organización está llamada a agrupar a todas las demás clases explotadas, para poner fin al dominio de la ínfima minoría capitalista e instaurar el socialismo, el proyecto de la clase obrera para la redención de la humanidad. El Internacionalismo Proletario tiene memorable ejemplo en el venezolano Daniel De León, padre del sindicalismo norteamericano y considerado por Lenin “el más grande socialista desde Marx”. La actual crisis del capitalismo demuestra que se trata de un sistema que no puede seguir rigiendo los destinos del mundo.
La sociedad es un todo y cada etapa histórica un modo de producción. La Revolución solo puede realizarse mediante la transformación radical de ese modo de producción y con las clases sociales interesadas en la transformación.
En el modo de producción capitalista, la clase obrera es la creadora de la riqueza social y la plusvalía que ella produce se la apropia la burguesía para formar el capital. Esta es una verdad científica que nadie ha podido refutar y es la enajenación del trabajo que se convierte en enajenación de todo la sociedad. La clase obrera es, por eso, la adversaria estructural del capital y está llamada a propiciar y encabezar el bloque histórico que impulse la construcción de una nueva sociedad de justicia e igualdad.
La Revolución Proletaria lleva a cabo el cambio de las relaciones sociales, valiéndose del poder político para vencer la resistencia de los capitalistas. Mientras permanezca dividida, la clase obrera no tendrá conciencia para las tareas que le son propias.
Los problemas de miseria, salud, vivienda, educación, etc. que ha padecido Venezuela, a pesar de la abundancia de sus recursos naturales, tienen como causa última la división de la clase obrera, provocada por el imperialismo y la burguesía asociada para sostener el dominio sobre nuestro país. Se ha iniciado el proceso de poner fin a esta situación y su éxito depende de la clase obrera unida.
La clase obrera sola no puede realizar la transformación revolucionaria que está planteada en Venezuela y necesita unir a todas las clases que en Venezuela son víctimas de la explotación imperialista y la misión histórica que tiene planteada es la formación del bloque social que sea capaz de instaurar una nueva Venezuela. La burguesía y los terratenientes han sido incapaces de adelantar un proyecto de desarrollo venezolano y después de la guerra de independencia nuestro país ha permanecido hundido en la humillación. No hemos sido capaces hasta ahora de ejecutar la integración de América Latina y El Caribe que soñaron Miranda y Bolívar.
La Revolución Bolivariana de Liberación Nacional y Social es de tal amplitud que genera un extenso frente para el desarrollo económico independiente. El bloque histórico, liderizado por la clase obrera, debe aprovechar las contradicciones de la burguesía, siempre dispuesta a participar en toda operación que produzca alguna ganancia.
Condición indispensable es la unidad orgánica de la clase obrera, fundamento de la unidad de la mayoría del pueblo, para la lucha por el socialismo.
La Revolución Bolivariana cuenta con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, vanguardia del proceso revolucionario. Fuerza Armada y proletariado, en estrecha coordinación, garantizan para siempre el cambio social.
La unidad de la clase obrera es la unidad del pueblo venezolano.