Vemos con agrado las expectativas que se están creando con la decisión de Marea Socialista de constituirse como movimiento político y proponer sus propios candidatos a la Asamblea Nacional. Hemos recibido de manera directa las mejores reacciones de muchos militantes de base del proceso bolivariano, y de igual forma hemos leído numerosos artículos en aporrea que saludan la decisión que ha tomado Marea. Creo que estas reacciones positivas son expresión de las enormes preocupaciones que existen en la militancia chavista con relación al futuro del proceso bolivariano.
Como dice un articulista de aporrea, Sigfrido Lanz: “Espantosa es la situación del país hoy. La sensación predominante en la población nacional es que estamos en medio de un gran desastre, que el gobierno perdió el control de la situación, que no hay norte definido, que el país marcha al garete rumbo a la hecatombe”. (http://www.aporrea.org/ideologia/a207256.html.)
Uno de los aspectos que resalta más es la expansión vertiginosa de la corrupción en las altas esferas del gobierno, la cual es silenciada e ignorada tanto por Maduro, Diosdado y demás dirigentes psuvistas. Ninguna palabra contra Rafael Isea, Alejandro Andrade, Aponte Aponte, García Plaza y demás generalotes y oficiales que han desertado al mismísimo imperio, luego de llenarse de dólares usufructuando altos cargos en los gobiernos de Chávez y de Maduro.
No solo han robado del erario público, no sólo han faltado a la confianza y al mandato otorgado por el pueblo, sino que se han marchado a territorio enemigo y han pactado con el imperio. Sin embargo, no se conoce que hayan sido embargadas sus cuentas bancarias, incautadas sus propiedades y detenidos todos sus cómplices, como debería hacer un gobierno genuinamente revolucionario. Se dan el lujo de vivir como reyes en los unait esteits, de burlarse en la cara de los treinta millones de venezolanos, y el gobierno sigue sin reaccionar.
Y como reconocen muchos, no son sólo ellos los que han robado y siguen robando. Hay muchos ladrones en altos cargos gubernamentales. No hablamos de niveles medios. Nos referimos a los ministros, los diputados, los jueces del TSJ, los altos gerentes de PDVSA. Es imprescindible realizar una auditoría pública a los bienes obtenidos por todos los diputados, ministros, viceministros, altos oficiales activos y retirados, presidentes de empresas estatales, jueces, jefes policiales, en los últimos 16 años. Cuando se consigan bienes no justificables, se debe proceder con la mayor severidad, pues ellos deberían ser el ejemplo a seguir por el resto de la población en materia de gestión honesta y pulcra al frente del Estado.
No se puede seguir con el cuentico de que se dan cuenta del robo cuando ya lo ladrones se han instalado cómodamente en el imperio, como ocurrió con Isea y acaba de ocurrir con García Plaza. Hay que identificar ya dónde están los tumores que están pudriendo todo el aparato de estado bolivariano e impiden la efectividad de las políticas públicas diseñadas en el Plan de la Patria. Ojalá no consigamos nunca la noticia de que José Luis Parada, gran jefe de ladrones dentro de PDVSA, ha sido liberado por la justicia venezolana. Ojalá consigamos en cambio que han detenido a los responsables de haber dejado ir a Ricardo Coronado y otros altos gerentes petroleros, similares jefes de ladrones junto con Parada dentro de la principal industria venezolana.
Otro elemento resaltante es la autosuficiencia y prepotencia con la que responden los jefes de gobierno ante las numerosas y totalmente justificadas críticas que se hacen desde el campo revolucionario. Como dice otro articulista de aporrea, a las observaciones constructivas le responden con exigencias de “lealtad absoluta”, que traducido al buen criollo significa “cállate la boca y disciplínate”.
Como afirma Oscar Battaglini, quien fueran rector en el CNE: “El chavismo-madurismo como todo régimen de raíz autoritaria y totalitaria es imaginado por su representación política como un orden social que debe permanecer en el tiempo eternamente según su particular enfoque ideológico. Por eso es pensado por ellos como un régimen atemporal y resistente al cambio. De ahí que pueda definirse como un régimen que no quiere cambiar sino durar, permanecer en el tiempo. Pero como ha sido demostrado históricamente ese enfoque no tiene ningún asidero en la realidad. La potencia contradictoria que se ha ido acumulando en la sociedad venezolana en los últimos años se encargará, como ha ocurrido en otras oportunidades, de poner las cosas en el lugar que le corresponden”. (http://www.larazon.net/2015/05/04/el-madurismo-suena-con-un-regimen-como-el-stalinista/).
La revolución no existe como tal. Para ellos el problema es conservar el poder a toda costa. Por ello es que impiden las elecciones en el sindicato de Sidor. Por eso es que eliminan el voto directo para escoger diputados al Parlatino (y podrán hacer algo similar en un futuro con otras instancias representativas). Por ello es que manipulan a las UBCH y cercenan cualquier espacio democrático dentro del PSUV. Por ello es que persiguen a todos los militantes críticos y tratan de silenciar sus canales mediáticos de expresión (las discusiones de los burócratas sobre las posibles alternativas para silenciar la página aporrea.org ya pueden publicarse en varios tomos).
Para la burocracia psuvista, el papel de la militancia se reduce a hacer bulto en los actos de gobierno, con la consiguiente aplaudidera hasta de los estornudos de los “próceres” de la revolución. Cualquier otra conducta es considerada “sospechosa”. Los jefes ya están, son los autodenominados “hijos de Chávez” (por cierto, desde la época de Gómez los venezolanos siempre hemos hecho chistes con afirmaciones como esa). Aquí ya no entra más nadie. Es más, los honestos, que no forman parte de mafias saqueadoras del erario público, como el caso de Ana Elisa Osorio, Héctor Navarro, Yadira Córdova, Adina Bastidas, son apartados, execrados, silenciados, precisamente por su honestidad y su decencia como funcionarios públicos. También son combatidos con la mayor fiereza todos los que asumen críticas desde las organizaciones populares, como nos ha ocurrido como miembros de Marea Socialista.
El trato hacia los críticos de izquierda es peor incluso al que se desarrolla contra la derecha proimperialista. Hacia Acción Democrática, Copei, Primero Justicia, Nuevo Tiempo, siempre se ha extendido la “mano amiga” de la conciliación y la negociación con el gobierno. Conducta que jamás hemos presenciado hacia Marea Socialista. Hacia nosotros los peores epítetos, las acusaciones más infundadas, los rumores más venenosos. Al final, sentimos que nos jugamos la vida cada vez que osamos criticar alguna nueva metida de pata gubernamental. El excremento que lanzan hacia nosotros puede incluso propiciar que seamos agredidos por militantes fanatizados que se tragan el discurso semifascista de algunos líderes como Diosdado (el que pretende poner orden a punto de mazazos, tipo Trucutú).
Como dice Battaglini, los jefes del proceso poseen un “dogmatismo medieval”, un pensamiento político “elemental” en casi todos sus integrantes, que explican “el estado de calamidad pública que hoy presenta el país”. Los índices de pobreza y de pobreza crítica han regresado en 2014 y 2015 a los mismos niveles en los cuales los encontró Chávez al asumir la presidencia en 1999 (como otra expresión del colapso absoluto de la gestión de gobierno, ahora Venezuela no posee estadísticas públicas).
Atravesamos una crisis económica de una dimensión nunca presenciada por las actuales generaciones. No hay venezolano que no diga que esta realidad nunca la habíamos vivido aquí. Tal vez durante la Guerra de Independencia y la Guerra Federal nuestro país atravesó situaciones peores. Pero durante más de un siglo no habíamos ingresado a una coyuntura de crisis que retrocediera tan rápida y profundamente los niveles de vida del pueblo venezolano. Es cierto que existe una guerra económica, un sabotaje organizado por el gran capital para hacer fracasar a la revolución bolivariana. Pero también es cierto que ese plan desestabilizador imperial ha encontrado a sus mejores aliados en la ineficiencia y corrupción de una buena parte del alto gobierno.
Las esperanzas que el pueblo venezolano había colocado en el proyecto socialista de país que enarbolara el presidente Hugo Chávez se han ido esfumando en la medida en que la crisis se profundiza y la nación se hunde cada día en la anarquía y la confusión.
La aparición de Marea Socialista como movimiento político revolucionario es una circunstancia histórica que puede comenzar a equilibrar esa pérdida de respaldo popular hacia el proceso bolivariano. Vaya nuestro total compromiso con esta esperanza que se constituye para recuperar el legado del presidente Chávez y avanzar por el camino del Socialismo y el Estado Comunal que él nos señalara.
Así como acompañamos a Marea Socialista desde se nacimiento en 2007 como tendencia política en el movimiento de trabajadores bolivariano, marcharemos juntos en este nuevo escenario organizativo que se propone replantear la revolución para impedir su derrocamiento o su degeneración neoadeca.
Maracaibo, Tierra del Sol Amada. 6 de mayo de 2015.