¡Impresionante la marcha y concentración de los docentes de educación primaria y media general en Barquisimeto! Según la apreciación de un amigo, que además fue ¡en todo el país! En Caracas, dizque fueron atropellados al pretender ingresar por la fuerza a la sede del Ministerio de Educación, sin embargo, marcharon pacíficamente y sin incidentes en la mayoría de las regiones o entidades, Mérida, Zulia, Oriente; de tal suerte que se puede afirmar, cree él, que todos los docentes de Venezuela sudaron la gota gorda contra Aristóbulo y Maduro, a quienes, ay, no quieren ni tantito así.
¿Esta última afirmación puede ser así de contundente? ¿O hay otros matices? El magisterio venezolano en verdad ¿no respalda la Revolución Bolivariana o es sólo una fracción de este gremio que, a su vez, es parte de la militancia política opositora que aprovecha temas muy sensibles? ¿Se oponen frontalmente al Gobierno y propugnan un cambio de régimen político en el corto y mediano plazo o solo a una parte muy concreta de la política oficial, en particular la referente a la atención de los trabajadores de la educación y la administración pública en general?
Son preguntas para la reflexión sobre la que no se suele parar mientes, pero una cierta descripción fenomenológica pudiera aportar cierta aproximación crítica y sin concesiones a ninguno de los sectores gremiales y políticos involucrados en estas presiones callejeras; pero como dijo una vez en otro contexto el Dr. Horacio Biord Castillo (Academia Nacional de la Lengua) en una conferencia suya a la que asistiéramos (Auditorio Maximiliano Bezada, UPEL IPB, Doctorado en Cultura Latinoamericana y Caribeña, 2014) el investigador observa académicamente aspectos muy sutiles de la realidad social que la coyuntura de lo actual, con sus urgencias, obvia generalmente; por lo que sus interlocuciones no siempre complacen a la galería; aclaramos que nosotros no somos académicos y este suelto tampoco es un artículo arbitrado, pero lo cierto es que la mayoría de los docentes, empleados y obreros, así como trabajadores en general en los últimos días ha estado batallando en las calles, desde médicos y enfermeras hasta la gente de VTV, IVIC y demás entes gubernamentales (eléctricos) porque no están de acuerdo con las nuevas tablas salariales llamadas aplanadas del medio petro, inicialmente en conflicto con los contratos colectivos firmados.
Una papa caliente que el gobierno de Maduro trata de palear en medio de un contexto nacional e internacional adverso, que los sindicalistas no parecen considerar, sino que explotan sobradamente. Denuncian parte de los errores internos en cuanto a diseño de los planes de desarrollo económico y gerencia del talento en las organizaciones públicas hasta poner la cosa al límite de la violación de los derechos fundamentales y bordean lo que denominan "Emergencia Humanitaria Compleja"; el Colegio de Profesores de Venezuela, Fapuv, Colegio de Médicos y demás gremios han levantado esa bandera. Argumentan que la cosa en Venezuela ha llegado a un punto tal que requiere de la cooperación internacional urgente; lo que se cuidan de decir es como la presión internacional sobre Venezuela trae graves consecuencias, ahoga todas las iniciativas del Estado y su gobierno para superar la crisis, empresarios y comerciantes tradicionales no cooperan, pero, en fin, eso es parte del método de la oposición y sus aliados para salir de "la dictadura de Maduro", que llaman.
El objeto es matarnos a todos de hambre y enfermedades prevenibles, dado que tienen gobiernos que impiden toda negociación para la compra de alimentos y medicinas; estrategia tan cruel, es poco menos que propio de unos monstruos. Ni más ni menos.
En las marchas y concentraciones de marras los docentes sus dirigentes no expusieron ni discutieron hipótesis semejantes ni elaboraron alguna tesis pedagógica para abordar tan espinosos asuntos, lo suyo era simple cuestión crematística. Incluso algunos carteles recogían su deseo de ganar 500 dólares o más. Con eso serían felices. De donde se puede concluir provisionalmente que la marcha-concentración observada en Barquisimeto este 14 de noviembre de 2018 no fue ni tan contundente ni tan aguerrida. Normalita ahí. Tirando a mediocre, a juzgar por los discursos oídos o más bien que no se oyeron, porque no hubo tribuna ni sonido sino espiches tópicos, llenos de lugares comunes; los sindicalistas después de hablar con el jefe de la Zona Educativa, o quien hizo de él, informaron que la misma tarde del miércoles 14 de noviembre el gobierno pagaría 50% del bono de navideño. ¡Triunfo total de sus gestiones! Pero, eso ya estaba previsto, luego, ¿esa presión de calle fue una parafernalia entonces o ese pago de los aguinaldos constituye una victoria sindical? ¿Oye entonces el gobierno bolivariano la voz del pueblo y de los docentes, quienes al decir del Prof. Manuel Galindez, nos estamos muriendo de hambre?
Pero, en fin, es bueno decir que el presidente de la república está obligado a atender las demandas de cumplimiento de la contratación colectiva del sector docente, cuyo descontento ha adquirido una alta cota y su ministro de educación actual, como sabemos antiguo sindicalista de mucha aceptación entre el magisterio cuando dirigió esa cartera en tiempos del comandante Chávez también tiene rechazo generalizado, cuando ocupara ese ministerio. Eran otros tiempos aquellos de inicios del milenio y otro el ambiente social, el de los grandes ingresos petroleros, lanzamiento de las misiones educativas y Venezuela con crecimiento económico positivo del PIB; ahora Aristóbulo releva al sociólogo Elías Jaua que, precisamente, atendió con rara prontitud y respeto a sus docentes.
Nada más el presidente anunciaba un aumento salarial y ya maestros de educación primaria profesores de educación media lo tenían en sus cuentas nómina, claro tampoco servía para nada por los altos niveles de escasez e inflación, pero yo creo que hasta mi buen amigo el Prof. Carlos Giménez, tan dinámico contradictor de todo lo que se llama revolución bolivariana estaba contento con la gestión de los pagos salariales de Jaua-Milano, no se diga ya toda la plana mayor de la coalición sindical larense, en su mayoría sobrevivientes de la vieja guardia adeca-copeyana, los que más y activistas hoy de la ex MUD; para ser justos hay también alguno que era del MED de Luis Beltrán Prieto Figueroa y otros del MAS.
Ahora el panorama es otro, llegó el barbarazo de la reconversión monetaria y acabó con todo; entonces desde el nuevo ministro del trabajo, Aristóbulo, Maduro y todo el gabinete ejecutivo están vueltos un ovillo con eso de la contratación colectiva, desojando la margarita si la derogan o aplican debidamente o medias, las iniciativas esas del petro y la revolución digital económica que está "en pleno subdesarrollo", que decía Zapata, según Roberto Hernández Montoya, no logra estabilizar la economía; serán muy buenas iniciativas con fines de desengancharnos del dólar pero que va, con este bloqueo que padecemos hoy en Venezuela, cien años después de la agresión bélica de las potencias de entonces en el gobierno de Castro, tiene a todo este pueblo en grave peligro. La orden es resistir, pero, ya se sabe, si el espíritu es animoso la carne es débil.
Sin embargo, pocos entendemos al parecer el contexto en el que nos movemos. Con un gobierno acosado internacionalmente como nunca y que pocos respaldan abiertamente, tampoco optan por las políticas económicas y sociales que desarrolla, porque todas se juzgan insuficientes; y menos los docentes en su mayoría que, según los vociferantes de la marcha y concentración que comentamos, pedía a gritos un cambio de régimen político.
Añorantes de una imposible vuelta a la Cuarta República, así como los argentinos optaron por Macri, empresario que ha cambiado las políticas del justicialismo, aquí en Venezuela sectores trabajadores piden que un empresario sustituye a Maduro, por las buenas o por las malas. ¡esto no lo aguanta nadie! dicen; pero cabe volver a preguntar, ¿será esa una opción? O también, ¿todos los docentes están contra Aristóbulo y Maduro o es que son apenas los mismos militantes de la oposición venezolana que marchan tratando de pescar en río revuelto de las demandas legítimas de los trabajadores? ¿Deben los docentes y demás trabajadores dejar de protestar porque con tal accionar comprometen la gestión gubernamental de Maduro? ¿Desde el gobierno se está dialogando debidamente con los diversos sectores trabajadores del país? ¿Tiene este suficiente recurso para satisfacer esas demandas y está dispuesto a hacerlo sin miramientos político-ideológico?