Cotidianas 2.0

Guayana: los trabajadores toman la palabra

En los portones de las empresas, en los autobuses, en el lugar de trabajo, en la calle se siente un inmenso zumbido que crece de manera indetenible. No son rumores. Son los trabajadores de Guayana que vuelven a tomar la palabra para reclamar sus derechos laborales arrebatados, los puestos de trabajo, salarios dignos, respeto a los contratos colectivos y respeto a los sindicatos. Es la conciencia vigilante de la patria que reclama sus derechos y ratifica su compromiso con Guyana y el país.

Los trabajadores de Guyana tienen una dilatada tradición de lucha. En un momento derrotaron las mafias sindicales más fuertes del país dirigidas por Acción Democrática y sus cabilleros. Cuando fue necesario se movilizaron para defender la Democracia Participativa y Protagónica. Desde Guayana, se abrió cauce a una novedosa democracia sindical que abonó el nacimiento de poderosos sindicatos que se constituyeron en garantía para la defensa de los derechos laborales y fortaleza para el proceso de producción. Los trabajadores de Guayana han sido vanguardia nacional de la lucha sindical y política.

La tradición de lucha de los trabajadores de Guayana se ha visto mermada por el control absoluto que comenzó a ejercer una casta burocrática que destruyó la estructura sindical y desvirtuó el proceso productivo con corrupción, complicidades y el surgimiento de nuevas mafias del hierro y el aluminio. Esa casta burocrática se aglutinó alrededor de un aparato sindical llamado Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST) que creó sindicatos patronales paralelos, judicializó la lucha de los trabajadores, avaló despidos y el despojo progresivo de todos los beneficios consagrados en los Contratos Colectivos con "instrumentos legales" como el nefasto Memorando 2792. En algún momento esta casta burocrática asumió el papel de gerentes y presidentes de las empresas y quedó demostrado que la CBST no tiene nada que ver con los principios bolivarianos, ni los postulados del socialismo porque hace tiempo perdieron su relación con el proceso de trabajo y producción. Son dirigentes que viven en la ostentación y el dispendio.

En el año 2009, los trabajadores de Guayana tuvieron una participación protagónica y se convirtieron en una columna para salvar las Empresas Básicas sumergidas en la corrupción bajo control de los carteles del hierro y el aluminio. El Presidente Hugo Chávez impulsa el Control Obrero y aprueba recursos del Fondo Chino para fortalecer esta política. En 2010 se instalan Mesas Técnico-Productivas y se elabora el Plan Guayana Socialista 2009 – 2019. Los trabajadores comienzan a ejercer control de procesos administrativos en las empresas. Posteriormente, Chávez anuncia la segunda fase del Control Obrero y se nombran a trabajadores como Presidentes y Gerentes de las Empresas Básicas. El Control Obrero se convierte en el eje del proceso productivo y la administración con la tarea impostergable de transformar las relaciones sociales de Producción. La CBST toma el control de las empresas. Con su gestión se agudizan los vicios del pasado, se fortalecen las mafias del hierro y el aluminio. Comienza la destrucción progresiva de la estructura sindical y el desconocimiento de los Contratos Colectivos. Esta casta burocrática desconoce los postulados del Control Obrero y se instaura la corrupción como práctica cotidiana. El Plan Guayana Socialista y el Control Obrero fracasan. Son muchas las variables a evaluar para comprender este resultado, pero es evidente que esto facilitó las aspiraciones de la CBST.

Hoy, los trabajadores de Guayana han emprendido una lucha para recuperar sus reivindicaciones y avanzar hacia nuevas formas de organización sindical con democracia y autonomía. No es casual que trabajadores de base hayan rechazado a los líderes de la CBST de los portones de SIDOR, FERROMINERA, VENALUM, ALCASA y BRIQVEN. Los han sacado del espacio físico de las empresas con sólidos argumentos y fervientes confrontaciones. Los rechazan por corruptos, pervertidos y traidores. Está surgiendo un nuevo movimiento de trabajadores, desde las bases, herederos de una tradición de lucha y una indiscutible conciencia de clase.

Los trabajadores aún tienen esperanza en la Junta Interventora a pesar de la intermitencia de sus decisiones aunque se entiende que la espera será breve. Los trabajadores sufren la ruina de su grupo familiar, la perdida de los puestos de trabajo con la humillación a los mal llamados "no requeridos", la carencia de los servicios de salud, el doloroso drama de los jubilados, la perdida de sus derechos laborales y beneficios contractuales. Comienza la lucha por restauración de una estructura sindical autónoma y democrática, la recuperación de los beneficios laborales y el respeto a su dignidad. Los trabajadores toman la palabra y se anuncia tiempo de lucha y compromiso con el proceso productivo.

P.D: Al momento d enviar esta columna han sido detenidos 3 dirigentes sindicales de SIDOR: Daniel Romero, Juan Cabrera y Leonardo Azócar.



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Darío Morandy


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