El temple combativo de los trabajadores ha logrado que la lucha por el control obrero alcance un punto de inflexión, con el anuncio del fin de la concesión otorgada a la empresa privada Sincreba para la administración de la Planta de Tratamiento de Desechos Sólidos. El alcalde del municipio Libertador, Carlos León Mora, como vocero de la mancomunidad de cinco alcaldías responsable de la planta, anunció que el informe preparado por los síndicos procuradores de la mancomunidad establece que Sincreba incumplió con las cláusulas del contrato de la concesión. El reconocimiento oficial de este hecho ha sido una conquista de los obreros, el fruto de sus sacrificios y su resistencia.
La toma obrera comenzó el 22 de Septiembre, y demostró rápidamente la capacidad operativa y administrativa de los trabajadores, quienes fueron capaces de alcanzar una remuneración equivalente a la que tenían bajo el régimen capitalista en apenas la segunda semana de autogestión. El éxito del control obrero llevó al patrono a recurrir a una estrategia de cerco y agresión en contra de los trabajadores, comenzando por obstaculizar las tareas de comercialización en la planta con el concurso de los cuerpos policiales, y finalmente sitiando a la planta con grupos de choque y manteniendo a los obreros incomunicados en la planta. Por su ubicación geográfica, lejos de cualquier centro urbano, y con una sola ruta de acceso controlada por mercenarios pagados por Ricardo Vielma, el cálculo del patrono fue que la toma sería fácilmente estrangulada, con la complicidad de los cuerpos policiales. Durante más de una semana los vielmistas actuaron a sus anchas, contando con la inacción cómplice de los cuerpos policiales presentes en el lugar, impidiendo el libre tránsito y la entrada de agua o alimentos a la planta. La Defensoría del Pueblo jugó un papel lamentable en el caso: al ser solicitada su intervención por parte de los trabajadores sitiados, el delegado Oswaldo Reques mostró un rostro mediador, ofreciendo sus oficios para un diálogo entre las partes; pero cuando ese diálogo no se tradujo en la rendición de los trabajadores y la entrega de la planta, Reques asumió personalmente el objetivo de destruir la lucha obrera, amenazando públicamente con emprender las acciones represivas del Estado. Quedará en la memoria como una mancha horrible la lentitud con que la Defensoría se presentó a disuadir a los vielmistas para que permitieran el acceso de los camiones de basura al lugar, y su complicidad abierta con el cerco patronal. Mientras que Reques desbloqueó el paso de los camiones el día miércoles, 10 de Octubre, el cerco vielmista se relajaría apenas el martes de la semana siguiente, cuando los vientos de la política oficial empezaron a cambiar su rumbo. Más aún, manipulando criminalmente la situación, Reques justificó sus planes represivos en el resguardo de los derechos de la población de los cinco municipios, afectada por la tranca de los camiones de la basura, pero Reques no enfilaba la violencia en contra de los vielmistas que efectuaban los cortes de ruta, sino en contra de los trabajadores que resistían el asedio parapolicial. Su acción como defensor del patrono llegó a extremos sorprendentes.
El lunes 15 de Octubre fue una jornada decisiva, pues se esperaba que las amenazas patronales y oficiales se materializaran en un desalojo. Desde tempranas horas de la mañana hubo movimiento de piquetes antimotines y una comisión del Ministerio de Interior y Justicia, mientras que los mercenarios de Vielma se agrupaban en la garita que da acceso a la planta, bajo la coordinación del abogado Richard Uranga Rivero. Debe investigarse la relación entre este siniestro personaje y la alcaldía del municipio Sucre, de la cual es presuntamente funcionario en comisión de servicio. Esa tarde se realizó una reunión entre los alcaldes y el delegado de la Defensoría para definir un criterio frente a la situación de la planta. Un reportero de la radio comunitaria Ecos 93.9 conversó con uno de los alcaldes sobre el resultado de la reunión, y obtuvo la versión de que la mancomunidad entregaría la planta a los trabajadores. Al día siguiente, el alcalde de Libertador ofrece una declaración que confirma esta posición de la mancomunidad. Hay que resaltar que en la asamblea realizada en el comedor de la planta, el día Jueves 11 de Octubre, apenas uno de los cinco alcaldes, Alexander Quintero, asomó la posibilidad de una solución al conflicto en la que se reconociera a los trabajadores la administración de la planta, mientras que las demás autoridades mantuvieron posiciones vacilantes o en favor del patrono. El viraje de la mancomunidad fue lograda a pulso por los obreros, que no cedieron al chantaje ni a la agresión.
El cerco patronal se suavizó a partir del día martes, cuando los efectivos policiales recibieron la orden de garantizar el acceso de agua y comida a la planta a través de la vía de acceso. Se cumplía una semana durante la cual estos insumos sólo pudieron llegar a la planta a través de una empinada quebrada seca. La misma tarde del lunes, mientras los alcaldes estaban reunidos, los vielmistas y la policía impidieron que una ambulancia ofreciera atención médica a los trabajadores de la planta, muchos de los cuales padecen enfermedades laborales debido a la falta de higiene y seguridad industrial en el trabajo. Pese al anuncio oficial del fin de la concesión, y la directriz de no permitir el asedio mercenario, la policía aún no ha procedido a despejar la garita de vielmistas. La mañana de este jueves, 18 de octubre, los obreros denunciaron la presencia de Richard Uranga en esta garita, y un incidente en el que un vielmista amenazó con un arma de fuego a algunos trabajadores que pretendían subir a la planta.
Las autoridades serán responsables por cualquier agresión que los mercenarios patronales, en la desesperación de la derrota, puedan efectuar en contra de los trabajadores.
No se puede dejar de mencionar el rol jugado por los medios de comunicación privados, particularmente la prensa, quienes han legitimado la acción violenta de los vielmistas y han presentado la situación como un conflicto entre trabajadores. El diario Frontera, en su edición del día martes 16 de Octubre, presenta al abogado Uranga como "asesor legal de un grupo de trabajadores de la Planta de Desechos Sólidos... cuyos integrantes se han mantenido desde la semana pasada apostados en la garita de entrada al recinto... El grupo representado por Uranga, de aproximadamente 67 trabajadores, según él lo indicó, está a favor del retorno de la empresa Sincreba a la administración de la planta, en ejercicio de la concesión que le corresponde". Aunque el estimado de Uranga multiplica por tres la cantidad de personas que asediaron la planta, y pese a la intención editorial de presentar un conflicto entre trabajadores, la nota deja en claro dos cosas: que la garita estuvo más de una semana tomada por el grupo que él representa; y que ese grupo lo que pretendía era el regreso del patrono de Sincreba a la planta.
El día de ayer, se realiza el anuncio del final de la concesión otorgada a Sincreba, por decisión unánime de la mancomunidad. El informe elaborado por los procuradores síndicos indica que “(se) puede rescindir el contrato si considera que el contratado ha incumplido con sus obligaciones contractuales, poniendo en riesgo el almacenamiento, tratamiento y disposición final de los desechos sólidos”. La vocería de la mancomunidad expresó que "... después de una profunda revisión del contrato de servicios suscrito el 20 de febrero de 2001, entre Sincreba y la Alcaldía de Libertador, por parte de la Sindicatura Municipal, se pudo evidenciar que existe una reiterada y flagrante violación por parte de la empresa, de las obligaciones contenidas en el mismo”.
Añadió que Sincreba gozaba de un contrato de arrendamiento por quince años, y que ante el incumplimiento de la empresa, la mancomunidad ejercerá las "acciones civiles, penales y administrativas a que haya lugar, a los fines de salvaguardar los intereses de las municipalidades involucradas y por ende de los ciudadanos."
(http://www.diariofrontera.com/noticia.php?action=show&type=news&id=43305)
Luego de la victoria obrera, aparecen los oportunistas
Cual zamuro en basurero, el oportunista intenta figurar y sacar saldo de la conquista obrera. El día de ayer, un burócrata de última generación, el presidente de la FCU de la ULA, declaró ante la Televisora Andina de Mérida que él había apoyado la lucha de los trabajadores, y que lo había hecho "por mandato del presidente Chávez". Jehyson Guzmán miente miserablemente: cuando se le solicitó apoyo logístico para la lucha obrera, hace una semana, a través de uno de sus compañeros de gestión burocrática, la respuesta fue que estaban muy ocupados con los "Juvines", unas competencias deportivas universitarias. Otro personaje que aparece declarando en la prensa de hoy es el Sr. Wilmer Ramírez, del recientemente creado Frente de Trabajadores Socialistas de Mérida, quien declara al Diario Frontera que "continúa la situación grave de esclavitud" en la planta, y que su agrupación ha sacado un comunicado en solidaridad con los trabajadores. No conocemos el comunicado, pero nos llama la atención que la declaración aparezca luego de que la lucha ha cobrado un signo victorioso. Para todos los que le han metido el hombro a esta lucha de los trabajadores, está claro cuál ha sido el papel jugado por la burocracia gubernamental y sindical. La solidaridad permitió que la lucha alcanzara este punto de inflexión, y fue ejercida por una red en la que se incorporaron estudiantes, ecologistas, estudiantes revolucionarios, medios comunitarios establecidos y en construcción, como Ecos 93.9 y Tatuy TV, y un grupo de individualidades provenientes de espacios sindicales y gubernamentales. La proyección nacional de la lucha se logró gracias a la cobertura realizada por aporrea.org y la página nacional de Indymedia, así como Vive TV y TVES; y a los pronunciamientos solidarios de la CCURA, corriente revolucionaria de la Unión Nacional de Trabajadores, y más recientemente del Freteco.
Este apoyo no se habría materializado si no hubiera una lucha digna que apoyar, y por esta razón el mérito es de los trabajadores, quienes luego de un mes de resistencia han visto finalmente soplar vientos de cambio. Ahora viene el comienzo de una nueva lucha, esta vez por la consolidación de un medio de producción democrático, en manos de la clase obrera, que siente un ejemplo a seguir para el pueblo que cree profundamente que la cooperación y la solidaridad pueden derrotar a la explotación. Es en estos hechos en los que se construye la sociedad nueva, sin patronos ni burócratas. Tras los pasos de los trabajadores avanzaremos hacia el socialismo.
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