Un chiste que no es tan chiste[1]:
Estamos fregados como venezolanos por nuestra conformación mestiza:
“debido a que venimos del negro: bueno pa´cargá bojote.
Indio: bueno pa´dormí´en chinchorro y español: bueno pa´blar güevonás y mandar”.
Chiste popular venezolano.
Esta descripción populachera y humorística del venezolano que intenta definir su caracterización desde las diversas culturas que lo integran, tiene una vinculación directa con el sentido del trabajo, al mismo tiempo que es casi una burla de si mismo, lo que tiene más que ver con una visión africana de la vida, por lo de bromear y reírse de su propio infortunio.
Siguiendo una de las metodologías discursivas que usan algunos narradores al contar sus diversas historias de vida, donde una de sus características es buscar “lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno”, es decir buscar las potencialidades, ventajas y límites, podemos escudriñar cada una de esas aseveraciones y penetrar en el sentido del trabajo que nos revelan. Sobre todo teniendo en cuenta que ese venezolano se ha desarrollado por más de setenta años en una economía rentista y de reivindicación y lucha de las masas de carácter distributivista.
Discutir en América Latina el valor del trabajo y su rol en la generación de toda riqueza y la conformación de la visión del trabajo en la configuración subjetiva (valga la redundancia) del sujeto de la revolución, sin entrar en estos análisis del venezolano y sus visiones del mundo y del trabajo, pareciera conducir a un asumir acríticamente la visión del trabajo abstracto hegeliano (fundamento de la ideología del trabajo, europea) y no la visión marxista del análisis concreto de la realidad concreta. Y sobre todo despreciar y pasar por alto la visión e ideología del trabajo que se configuró en nosotros, sin la cual, la revolución socialista que nos proponemos estaría vacía, sobre todo que “el socialismo científico” tiene que ver, en lo fundamental, con la socialización de los medios de producción bajo la conducción de las fuerzas del trabajo.
Este artículo se propone abordar algunos de estos elementos, complementando con algunos datos que la configuración societal[2] provocada por ese mestizaje forjado bajo la dominación nos ha dado en la organización y construcción de las relaciones de trabajo, importante ingrediente de las relaciones de producción.
Abordarlos desde el cuento de inicio no tiene más que el objetivo de conectar con sus raíces antropológicas. Las derivaciones y consecuencias de las visiones de cada raíz no son hoy propias de cada una de ellas, sino que se funden en nuestra cultura mestiza y se expresan hoy en cualquiera de nosotros independientemente del color más marcado que tengamos; pero si es cierto que en algunas regiones del país o de otros países de Nuestra América donde ha tenido una mayor influencia histórica cultural alguna de estas raíces, se manifestarán con mayor fuerza algunos de los rasgos aquí descritos[3].
Queremos con estas notas aportar a la búsqueda de las estructuras culturales que configuran y condicionan nuestro asumir del proceso de cambio revolucionario planteado en nuestro país, ser sujetos sólo es posible desde lo que somos y como somos.
Negro: bueno pa´cargá bojote.
Detrás de esta afirmación bromista y que algunos catalogan de racista, se establece la histórica condición esclava de la negritud en nuestro continente. El trabajo forzado, al mismo tiempo que la fortaleza del afrodescendiente para los trabajos duros (desde el tiempo del P. Las Casas fue argumento para traer a América los esclavos africanos). Mostrando una vinculación histórica entre el trabajo la dureza, el dolor y el sufrimiento. Por eso es revelador el merengue famoso, caribeño de gran influencia afro: El negrito del Batey: “A mi me llaman el negrito del Batey porque el trabajo para mi es un enemigo, el trabajar yo se lo dejo sólo al buey, porque el trabajo lo hizo Dios como castigo… e inmediatamente, del dolor negado al goce como alternativa…A mi me gusta el merengue apanbichao con una negra retrechera y buena moza….”
A pesar de que esta visión es una prostitución de las formas de trabajo originales africanas: la vida tribal y en la resistencia contra el esclavista, la huida y formación del “cumbé” o los “palenques”, o los “quilombos” en la tradición brasilera, que tienen una gran expresión de cultura colectiva y que permanece en la relación intra comunitaria, sobre todo en el trabajo no asalariado industrial.[4] A pesar de eso, en la vida industrial, las aspiraciones expresadas en el merengue se manifiestan al buscar el trabajo lo menos duro posible con el mayor sueldo posible, importante incentivo en nuestra sociedad para el estudio de alguna carrera que le permita “mojarse” lo menos posible, al mismo tiempo que frustración al no lograrlo. Esto ha sido históricamente motor de la “invención tecnológica popular” en nuestro contexto, mejoramiento del proceso de ejecución del trabajo, que suponga la menor molestia posible para el trabajador. O el rechazo a la actividad industrial que atenta contra su vida y su deseo de eliminar el sufrimiento del trabajo. Veamos lo que nos dice Ruben Villarroel uno de los trabajadores botados en la huelga de Sidor del 1971: "De Caracas, nos vinimos a cobrar lo que nos iban a dar...Después monté este negocito, que era mas grande, lo tenía allá a dentro ... yo nunca mas busqué trabajo en empresas...Me dijeron que habían unas listas negras...., que a cualquier parte que fuera, que no conseguía...yo no busqué en empresas....Yo salí to'escoñeta'o, lleno de gases... No entiendo por qué unos andaban arrechisimos porque los habían bota'o...Yo no...Y otros mas arrechos to'avía volvieron a meterse en empresas...En gracia'e Dios que me botaron, sino ya estuviera muerto...Uno con salu', no se muere de'ambre. Uno lo que necesita es salu' y en esas empresas lo que uno pierde es la salu'.....Al final se muere de accidente o de'ambre porque queda sin trabajo y sin salu'...."[5]
El trabajo ideal entre los obreros de nuestras empresas se describe con la expresión “pura vistilla”, que es el trabajo del que supervisa, vigila, sin tener que “mojarse” (ligado al sudar). Pero al mismo tiempo ha sido, al juntarse la caracterización y vinculación de lo “macho” y lo “valiente” con lo duro, lo difícil y lo pesado, un factor explotado por los que organizan el trabajo para la competencia y la sobre explotación, muy notorio por ejemplo en los trabajos forzados en la industria de la construcción al mostrar su virilidad y superioridad realizando el trabajo más duro, convirtiéndose así en fuente de orgullo de ese trabajador, al mismo tiempo que sobre explotándose y generándose enfermedades (hernias, distensiones musculares…etc.). De esta visión, a entender el trabajo y el trabajador como mercancía en esta sociedad hay un importante trecho.
Estos rasgos culturales provenientes, al parecer del ingrediente afro-esclavizado en nuestro mestizaje, van a tener gran influencia a la hora de concretizar la discusión sobre las relaciones de trabajo y las relaciones de producción y en el desarrollo de la consciencia de clase, ya que para los sectores de trabajadores más marcados por esta visión tiende a asimilarse “el trabajo” al trabajo manual y el “no-trabajo” al trabajo intelectual, siendo este un importante obstáculo en la comprensión vital del concepto trabajo en Marx y el concepto explotación. Esto llevó a ligar históricamente el concepto de clase obrera al de los trabajadores manuales y de trabajo duro, y de cierta manera el trabajo intelectual a los ejecutores de la maniobra de la patronal para someter, controlar y dirigir al trabajador manual, colocando así a los trabajadores intelectuales como agentes de la clase capitalista, desligándose así del concepto orgánico de asalariados y generadores de plusvalía, dificultando la comprensión de la tecnología y el capital como trabajo histórico acumulado y generando así un importante obstáculo a la unidad de la Clase Obrera.
Con los cambios tecnológicos y la cada vez mayor superación de la dureza del trabajo y el aumento del ingrediente saber y conocimiento en la realización del mismo, van replanteándose estas visiones, pero hay un largo camino a recorrer porque, si profundizamos nuestro análisis, aquí está la base material e ideológica de los sindicatos de “empleados” y de “profesionales” separados de los sindicatos de “obreros”. Haciendo el actual sindicalismo el juego a la patronal, que ha creado entonces las diversas nóminas: diaria, mensual, mayor A o B. Ejecutiva, de Conducción…y pare Ud. de contar las múltiples clasificaciones que conducen a fragmentar la unidad de la clase de los asalariados. Y a asumir la visión corporativa (actuar como miembro de la familia empresarial Venalum o CVG o Polar…) que es la que la patronal capitalista de Estado o privada ha impuesto.
Indio: bueno pa´dormí´en chinchorro.
Esta afirmación asocia indígena con flojera, expresión de una visón proveniente del blanco, portador de la ideología del trabajo como sentido de la vida, motor de la historia y el progreso… agente de la máxima extracción y acumulación… enjuiciando al indígena y su cultura. Nuestra raíz indígena nos hace propicios al respeto a la naturaleza. El indígena pide permiso a la tierra para usar sus árboles, animales, flores y frutos. Su producción es limitada en la medida en que está orientada a la satisfacción de las necesidades en el corto y mediano plazo y no incluye en sí la competencia, la acumulación. Se produce lo que va a ser consumido por el conjunto de la comunidad. Se explota la tierra el mínimo posible para generar el máximo de beneficios a todos los de la tribu. La medida de la productividad esta vinculada a la satisfacción de necesidades y no a la acumulación y al excedente. Esto supone que no son pueblos atormentados por la producción, sino que tienen y dedican tiempo[6] al descanso, a la diversión, a la danza y el culto de sus mitos ancestrales. Así la dificultad de adaptación a la producción industrial y sus consecuencias enmarca un amplio proceso de resistencia.
Pero al mismo tiempo esta visión del mundo conforma una dinámica muy pasiva para la innovación y la invención tecnológica. Así mismo su vinculación ineludible con la economía de mercado, que en su expansión abarca cada vez más el mundo global, quedando al margen un grupo muy pequeño de comunidades en Nuestra América, va conduciendo a la mayoría de estos pueblos a una visión distributiva y de consumo, más que tendida hacia la producción y la participación en el desarrollo de nuevas fuerzas productivas. Esto se nota más en las comunidades indígenas que tuvieron menor desarrollo económico político, la mayoría de las que conformaron nuestro territorio llanero, oriental y del sur de Venezuela que fueron más sociedades recolectoras, cazadoras, seminómadas. Lo que coincide muy bien con lo que sería una futura economía rentista. Solo en las regiones andinas y occidentales se desarrollaron sociedades indígenas más complejas y productoras, más asentadas y organizadas en torno a la tierra, la agricultura y la cría.
El trabajo es un medio de buscar una vida satisfecha y no un mecanismo de enriquecimiento o resolver problemas del futuro. Por eso se dice que el venezolano es imprevisor, que no ahorra, que gasta todo lo que necesita cuando tiene y vendrán días en los cuales no tendrá y saldrá a buscar. Estos momentos son llevaderos y suplidos de alguna manera por el apoyo de la comunidad o por el sistema de relaciones familiar comunitarios en los que se sustenta su vida en sociedad. La siembra, la recolección, la cacería, la pesca, son ritos de gran importancia comunitaria que rayan en la celebración más que en el sufrimiento. Son las formas festivas que aún permanecen en nuestros trabajos comunitarios “la cayapa”, la mano vuelta”, “o mutirão”, en Brasil. Pero estas visiones todavía vivas en algunas sociedades urbanas e industriales son cada vez más escasas y dejan a multitudes indefensas en las ciudades capitalistas sometidas a las hambrunas y a la exclusión, que sería insoportable y de gran genocidio si no existiese algo de este mundo de convivencia y relación familiar comunitario.
Esta visión comunitaria del trabajo en la ejecución y en el destino de su producto manifiesta una concepción de la vida que se expresará en el lenguaje, en el uso del impersonal colectivo “uno” en vez del “yo”: “uno es así”, “cuando uno venía” , “uno no sabe que hacer”. En el mestizaje brasilero “a gente” sustituye al “eu”.
Esto es lo que ha llevado a la élite dominante (de mayor marca europea moderna) a afirmar que el hombre o mujer venezolano tiene una baja autoestima, por la poca valoración del papel del individuo en el proceso vital y su continua sustitución por la responsabilidad impersonal colectiva y ha desencadenado así una violenta y ofensiva agresión contra la cultura popular venezolana y nostramericana a través de la inmensa cantidad de talleres y cursos de auto estima, que de hecho han sido un ataque directo a las bases de nuestra cultura semi-colectiva, o semi-comunitaria. Esto es totalmente coherente con sus intereses e ideología, en la medida en que sin la visión individualista y competitiva de la vida, los salarios, los precios, la ganancia, no puede desarrollarse el capitalismo.
En la medida en que las comunidades indígenas en el pasado fueron esclavizadas y de hecho sometidas a todas las taras que el esclavismo, el feudalismo y el rentismo capitalista produjeron en nuestro pueblo mestizo, y en los últimos tiempos con el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, la mayor asimilación de los indígenas a las formas económicas y políticas de nuestra sociedad criolla, va desapareciendo la vivencia colectiva de formas comunitarias en la distribución del trabajo, que asumidas en las formas cooperativas, o de acción comunal tienen todavía importante vigencia y la posibilidad de ser tomado como una oportunidad para la organización empresarial de corte socialista. La búsqueda del proceso bolivariano en Venezuela debe estar signado por la recuperación de estas importantes bases culturales de la vida indígena y africana para la conformación de nuevas relaciones de producción y organización de la empresa. El planteamiento de los consejos de trabajadores tiene mucho que rescatar de nuestras culturas afro-indoamericanas y situarlas en la forma de producción y organización del trabajo de la sociedad industrial.
Otro valor importante a rescatar e integrar en nuestra economía y relaciones de producción es el respeto por la naturaleza y la protección necesaria del ambiente. En este momento crucial para la humanidad en su lucha por la preservación de la vida, desde la cosmovisión del trabajo y la producción indígena deben asumirse importantes aportes al desarrollo de una nueva economía que no puede estar sometida a las leyes del mercado y la ganancia ilimitada, contra la satisfacción de las necesidades colectivas reales.
Un elemento importante que tiene que ver con nuestra cultura indígena y africana de la resistencia y la manera de asumir el conflicto es el aprendizaje realizado en esa historia de sometimiento y dominación. Que es muy importante para la valoración y ejecución del trabajo, que de hecho se da permanentemente en medio del conflicto de clases e intereses. Sólo diremos ahora que el indígena y el afro descendiente tuvieron que recurrir a la simulación, la huida al conflicto para su sobre vivencia, si bien a la hora de la confrontación y “el entrompe”, el afrodescendiente es más arriesgado. Pero veremos más adelante estos aspectos teniendo en cuenta las tres raíces.
Español: bueno pa´blar güevonás y mandar.
Esta afirmación está referida al don de mando, al papel del dominador en las relaciones sociales. En general no se refiere estrictamente al español, sino al blanco dominador, al colono y a la élite económica y política, si bien al mismo tiempo encierra la participación en este grupo, del blanco de extracción popular o lo que se llamó “ blanco de orilla”.
El “hablar güevonás” se refiere a la cantidad de temas, conversaciones, intereses de los blancos de los que el indio o el afrodescendiente no tienen ni arte ni parte. Así mismo se refiere al carácter normativo, explicativo, predicador e ideológicamente autojustificante de su acción que tiene el colonizador. No olvidemos durante la conquista y colonización de América, se está en Europa en la incubación del racionalismo en la cultura europea, que va necesitando cada vez más dar razón y sentido a todo, estamos ante el gran peso del carácter religioso del colonizador y la permanente contradicción de su comportamiento con sus principios religiosos, lo que lo pone en una continua esquizofrenia y a la búsqueda continua de autojustificación de su práctica y de explicación y búsqueda de legitimación ante la sociedad que domina.
La ideología del trabajo europea, cuyas raíces provienen de la tradición judeocristiana, (Trabajo y continuación de la creación, el dominio y sometimiento de la naturaleza. “Ora et Labora”) en la época colonial inicial[7] y su evolución en Europa hasta Hegel marca la visión formal de la élite blanca venezolana. El trabajo viene a ser la ideología de soporte de la visión de historia, progreso, desarrollo[8]…. Sentido de la vida y de la Historia del Europeo, cuya visión termina llevándolo a vivir para trabajar[9] y no lo contrario, cuando no se es propietario o no se tiene poder, porque después de tener poder el sentido está en el hacer trabajar a todos en función del lucro, la acumulación y la competencia, que no tiene que ver con la decisión de un trabajador libre, sino que es victima y victimario de la lógica del sistema basado en la plusvalía expropiada y en la competencia.
Esta visión del trabajo como sentido de la vida y de la historia es el mecanismo fundamental que usaron las clases dominantes, desde que apareció la explotación del hombre por el hombre para justificar y hacer que el trabajador se autoconvenciera de su tarea en la vida: “el trabajo para sí y para los suyos”, que progresivamente fue pasando a ser para el amo o para el señor feudal, en medianía o al tercio, o para el mercante y el artesano cuyo trabajo familiar fue siendo liquidado pasando a ser asalariado, en la industria y posteriormente con los avances tecnológicos, el maquinismo, la automatización y la informática cada vez hubo menos empleo, crecieron las masas de desempleados; pero la ideología del trabajo continúa siendo el soporte ideológico de la civilización occidental, generando inmensas masas de excluidos, al mismo tiempo que frustrados y juventudes buscando un sentido en una sociedad, cuya base sigue siendo la competencia individual y el bombardeo consumista, cuya única manera de satisfacer sus necesidades es vendiendo su trabajo que se torna cada vez más imposible.[10]
Pero al mismo tiempo, el análisis del valor del trabajo como motor de la historia y de toda producción y la aspiración de los propietarios del trabajo, los trabajadores, de llegar a ser trabajadores libres y emancipados fue el fundamento de las ideas utópicas del socialismo y posteriormente la base de objetivación del socialismo científico.
En Nuestra América, animados de esta ideología los blancos colonizadores, conquistadores y evangelizadores (lo que quiere decir mandar, dominar y predicar: “buenos pa´blar güevonás y mandar”) intentaron marcar a las masas mestizas con esta ideología, en medio de la incomprensión del mundo que creían haber descubierto, generó una historia de resistencia, simulación, huida al conflicto y rebeliones que marcó a los mestizos. Por otro lado los propietarios criollos rebelados contra la metrópoli por querer comerciar sin interferencias de la corona (cultivando una obediencia a la metrópoli y a la realeza a la distancia, bajo el lema: “se acata, pero no se cumple”, lo que hasta hoy es consigna de la burocracia estatatal ante el que gobierna o de la mayoría del pueblo ante la Ley). Al mismo tiempo que los blancos de orilla (que fue el sector español popular que más se mezcló), fundidos en el mestizaje, provocaron la irrupción de los pardos en la escena política y con gran influencia en la guerra de independencia. La influencia de los pardos ha sido profunda en grandes conglomerados de nuestra población, ya que generó un espíritu libertario y de fuerte influencia en la región llanera, es la influencia de los Boves, los Páez y una afirmación antiautoritaria que contrasta con el carácter comunitario de los pueblos indígenas, es proveniente de la mezcla del “ana karina rote…” (“yo soy el hombre…”) de los kariñas con la insumisión de los “blancos de orilla” expresada en la copla llanera: “sobre los llanos la palma, sobre la palma los cielos, sobre mi caballo yo y sobre mí, mi sombrero”. Estas profundas contradicciones e incoherencias formó unas sociedades que todavía pugnan por construirse como tales[11], al mismo tiempo que la cultura impuesta de la élite simula la existencia de estados, que en realidad no lo son a la manera de los estados occidentales o europeos, pareciéramos entonces haber vivido históricamente en una sociedad y estado esquizofrénico.
Con el surgimiento de la industria petrolera y en general el proceso de modernización empresarial en el país fueron produciéndose importantes choques entre las masas no modernas y la élite empresarial. Si uno analiza los primeros conflictos en las zonas petroleras y en Guayana en la Iron Mines y la Orinoco, tenían que ver con reacciones ante el maltrato de los jefes, la falta de agua y los míseros salarios… En el progresivo asumir de esa nueva cultura y visión del trabajo han pasado muchos años, sobre todo para la minoría de la población que vivió en áreas petroleras e industriales, viviéndose hasta nuestros días un proceso de resistencia soterrada a asumir esa ideología del trabajo, que viene desde la invasión del blanco europeo, renovada con la nueva colonización gringa.
Los más preparados por sus condiciones culturales para esta época moderna neocolonial han sido los hijos, nietos y bisnietos de los inmigrantes europeos del s. XIX y XX, que recibieron en sus familias esa valoración del trabajo, de la competencia, de la responsabilidad individual, esto es parte de la explicación por la cual estos sectores son hoy los más representativos de la clase media venezolana[12] y constituyen la mayor parte de la élite profesional de las empresas, ya que de cierta manera en una economía neocolonial, dependiente, este sector era el más afín a los objetivos del colonizador y de los staff empresariales trasnacionales. Asumiendo así estos sectores su rol en la división del trabajo, haciendo su papel en el lado de los que “saben”, de alguna manera, enfrentados a los que “hacen”.
Y al mismo tiempo por su comprensión del conflicto de intereses y valoración del trabajo vinieron a ser también estos sectores medios los lectores del marxismo y los protagonistas del impulso hacia la propagandización del socialismo. Esto explica, en parte, históricamente el carácter de clase media nacida en las universidades, de la mayor parte de la dirección de la izquierda venezolana. Pero al mismo tiempo conlleva en sí la dificultad de su relación orgánica y fusión con los movimientos de masas y su consecuencia con los procesos históricos de desarrollo de esas masas, porque en la práctica, esta división del trabajo entre los que “saben” y los que “hacen” fue trasladada, como era lógico y coherente, también al terreno político. Mientras la clase obrera y la mayoría de todos los asalariados mestizos asentaban su visión del trabajo y de la confrontación de clases en los parámetros culturales, nacidos en la integración de las diversas visiones venidas de esas tres culturas, como nuestras raíces fundamentales.
La confrontación de este sujeto social con la realidad objetiva de la explotación capitalista
Es claro que esas raices históricas presentes en nuestras visiones del trabajo y nuestra manera práctica de asumirlo se encuentra desafiada y confrontada a la modernidad capitalista y más aún en su fase de globalización imperial.
Ya el cambur no está en la mata todo el tiempo, las sociedades indígenas recolectoras y sus descendientes, aunque mantengan elementos del trabajar para vivir, en un cierto vivir al día, perciben progresivamente que la solidaridad familiar y grupal ya no es tan segura en la sociedad urbana como lo era en su sociedad rural, como para esperar que ella venga en su auxilio. Y que a menudo quedan librados al hambre y a la escasez, sin remedio. Lo mismo el que asumía el trabajo simplemente como ejercicio manual, físico y doloroso percibe la exigencia que hoy se tiene del saber y manejar conocimientos, profesión, ciencia y arte. Y sobre todo la percepción de que el acceso al empleo es cada vez más difícil, en la medida en que la tecnología se hace cada vez más sofisticada, las máquinas desplazan a la fuerza de trabajo humana, que cada vez permite a los sectores menos instruidos de nuestra sociedad ser y sentirse excluidos y sobrando en este mundo.
La visión dialéctica del cambio sociocultural[13]
Estas nuevas realidades van configurando la vivencia de nuevas condiciones de donde brotarán unas nuevas visiones del trabajo y las consecuentes nuevas matrices socioculturales; pero tenemos que estar claros que dependiendo de las nuevas condiciones que impulsemos podremos general nuevas culturas más o menos coherentes con las necesidades y aspiraciones colectivas de nuestro pueblo (elemento básico cuando hablamos del objetivo bolivariano de “la mayor suma de felicidad posible”, lo que tiene una gran carga subjetiva); pero al mismo tiempo generar las condiciones necesarias para continuar en el avance objetivo de la construcción socialista. Resolver esta aparente o real contradicción es nuestro gran desafío en la transición.
La nueva cultura dependerá de las nuevas condiciones de vida, trabajo, discusión y debate de las propias visiones y su confrontación con nuevas visiones. Decían los antiguos : “primum vivere postea philosophare”. Primero vivir después filosofar: La vida y sus condiciones materiales al final es la que construye nuestras ideas; pero también las ideas interpelan y cuestionan la vida. Es la misma visión planteada por Marx desde el momento en que señala como la vida en un determinado modo de producción, marcada por unas relaciones sociales de producción es la que dialécticamente genera el cambio de la consciencia, que al final es el cambio ideológico y socio cultural, que viene a ser fundamento y provocación de nuevos desafíos.
Algunos elementos para el qué hacer
Abordar la construcción de una estrategia que nos permita avanzar en el cambio socio cultural necesario exige una acción multidisciplinaria y multisectorial, que permita abordar el problema desde diversos aspectos, se trata de adecuar nuestras potencialidades, capacidades y valores al proceso de construcción del socialismo, creando las condiciones para ello y no un simple retorno a un capitalismo más salvaje que permita un proceso de configuración de una clase trabajadora a la manera de los países europeos o norteamericanos, como plantean ciertos reformistas, que argumentan simplemente que no estamos preparados para la construcción del socialismo, o que primero hay que fortalecer una importante burguesía nacional y nacionalista (lo que ya es imposible en la era de la globalización imperialista del capital), por supuesto ellos se comprenden como los elementos llamados a integrarla y a sacrificarse en la construcción de tan importante sujeto histórico. Es esta una resaltante característica definitoria del sector que en el proceso revolucionario es llamada ya, “vox populi”:“la burguesía endógena roja rojita” y que conspira contra el socialismo desde dentro del proceso,
La tendencia necesaria de los cambios socioculturales
1- Del impersonal colectivo poco protagónico (uno), al personal colectivo (nosotros) protagónico.
En los últimos 30 años ya se notan cambios importantes en esta visión; pero cambios basados en la visión capitalista. Ha habido en gruesos sectores el reforzamiento del yo, la acumulación y la competitividad y con esta visión ha sido asumido muchas veces el protagonismo tan predicado por nuestra revolución, lo que trae consigo una lucha permanente por liderazgos individuales y hegemonía. Se hace necesario apoyar las formas cooperativas de trabajo, en el sentido en que suponen junto a los consejos comunales la formación de una escuela del asumir colectivamente la vida, la producción y la satisfacción en común de importantes necesidades. Y en esto este proceso revolucionario está siendo una gran escuela, es necesario desarrollar estas experiencias consistentemente. Lo que supone al mismo tiempo combatir las formas llamadas cooperativas, pero que no son sino un disfraz oportunista para obtener contratos. Sería importante analizar la experiencia de Sanare y esos pueblos de Lara, donde hace más de 40 años, el verdadero cooperativismo logró preservar y desarrollar una cultura comunitaria y autogestionaria, que hoy la hace más proclive a la participación colectiva, si bien esto provoca una resistencia al centralismo, en el sentido en que toda la vida social se va atendiendo por iniciativas grupales, asociativas, que después es difícil asociar en proyectos comunes, más colectivos.
2- De la mentalidad recolectora y la sociedad rentista a la actividad productiva y generación de valor agregado por el trabajo humano y la conciencia de ello.
Desde hace más de 80 años la economía del café, del cacao, de la caña de azúcar, del algodón, del cuero… que representaron rubros de producción artesanal y de los inicios de nuestras industrias fue siendo reemplazada por la economía de la extracción de materias primas, sobre todo el petróleo, el oro y el hierro, lo que nos fue convirtiendo en la nación rentista que somos, cosa que se daba bien con la mentalidad recolectora de importantes sectores de la población que aún vivían ausentes de procesos productivos masivos. La manera de vivir este rentismo por parte de las diferentes clases sociales fue generando clases sui generis. Una clase capitalista parasitaria del Estado sin conciencia de clase[14]. Una clase trabajadora con una clase enemiga privada capitalista muy pequeña, por eso principalmente enfrentada al Estado, en la búsqueda de la mejor tajada de la renta. Y un estado que en realidad es más bien el cascarón donde el gobierno se transforma en el mediador entre la renta de la extracción y la distribución a las diversas clases según la cantidad de problemas y presiones que hacen al gobierno ante las diversas coyunturas electorales, que ahora son anuales.
Es necesario desarrollar con los trabajadores una profunda revisión de su historia en un proceso de desaprender objetivos, estrategias y formas de lucha y aprender de esa historia que también tiene experiencias capaces de mostrar la necesidad de vocación de poder de la clase, de su capacidad y necesidad productiva y superación de la dependencia de las burocracias gubernamentales para cualquier iniciativa. Y de otra parte la necesidad de mostrar al aparato gubernamental el grave daño que ha ido causando con ciertas políticas que han llevado a reforzar la dependencia y el clientelismo en la clase trabajadora, lo que de hecho conspira con la reconstrucción socio cultural de la clase y tiende a liquidarla como sujeto histórico protagónico. Esto es capital para tomar conciencia del valor del trabajo como capacidad real de transformación social.
Cuando todos hablan de desarrollos aguas abajo y hay pocos proyectos reales y realistas es necesario que desde los trabajadores surjan los planes para transformar las materias primas que ellos mismos generan y los modos de producción que los asegurarán, ya que sin eso las empresas básicas extractoras de materias primas no podrán nunca superar su dependencia y estarán condenadas al juego de la oferta y la demanda mundial, al servicio del gran capital trasnacional.
3- De la mentalidad dependiente y subordinada, con ilusiones de una libertad individual poco responsable, a la independencia colectiva responsable.
Esta ha sido la mentalidad construida en el país y afianzada a partir de las políticas neocoloniales del s. XX. Subordinada y dependiente en una cada vez mayor ilusa adhesión al modelo de vida y consumo norteamericano, pero con fuertes contradicciones con la terca realidad que le ha tocado vivir. Aspirando así a una visión de la libertad rayana en la irresponsabilidad. “Dejenme vivir como yo quiero” o “como yo soy” o “como a mi gusta”. En momentos de crisis personales familiares, sobre todo en el hombre popular venezolano, resuena esta voluntad de libertad sin consecuencias. Estas manifestaciones son al mismo tiempo una reacción ante su propia alienación cultural y la disociación que vive entre sus aspiraciones fundamentales trastocadas por la propaganda y la ideología, la realidad que vive y la búsqueda de su propia identidad. O al contrario, la crisis provocada en el militante que asume un proyecto revolucionario de vida, moderno y modernizante y se choca con la realidad de las masas, sus ilusiones y demandas, que no conectan con su proyecto político; pero que al mismo tiempo no se explica las razones que les imposibilita comprender el proyecto o propuesta liberadora y asumirla con los niveles de organización, disciplina y responsabilidad que les son necesarias. Motivo de frustración de muchos militantes, sobre todo de los que venían de la universidad.
Parece necesario un proceso de autocomprensión de la propia cultura que asumimos y sus reales raíces. Necesitamos un autoanálisis de nuestras propias reacciones socioculturales. Es necesario recurrir a la sicología social y al tratamiento de la disociación y la esquizofrenia, desde un punto de vista de la visión popular venezolana como posibilidad de poder reconocernos y asumir la identidad real del sujeto que somos.
En el terreno de la acción esto supone la identificación de propuestas y proyectos realmente asumibles por nuestros colectivos, en la medida en que hacemos autodiagnósticos de nuestras posibilidades, limitaciones, capacidades y apoyos necesarios.
4- De la reivindicación distributivista a la búsqueda de tomar parte en la toma de decisiones colectivas.
El tipo de sindicalismo que se formó a la sombra del Estado y de los partidos[15] vino a entrar en la participación del reparto de la torta de la renta. Este sindicalismo que vino a imponerse, hijo del norteamericano, asumió la reivindicación distributivista de la renta. Sin embargo si recurrimos a la historia de la clase trabajadora en nuestro país vemos que no puede asimilarse el sindicalismo a la organización del movimiento obrero venezolano, en la medida en que en esta historia ha habido experiencias de construcción de poder de los proletarios que no se reducían a un simple reparto rentistico. La necesidad de avanzar hacia la toma de decisiones colectivas está planteada; pero esto supone una redifinición de los objetivos y la organización de los trabajadores como clase, porque cualquier forma organizativa de los trabajadores para participar en la toma de decisiones, sean consejos de trabajadores, sean comités departamentales o asambleas de trabajadores sin una ruptura con el economicismo y el reparto del rentismo reproducirán los vicios del sindicalismo y terminaran en la destrucción económica de esas empresas, generando una élite de trabajadores que terminarán irremisiblemente enfrentados a las mayorías, frustrados, porque la crisis del sistema está en proceso, e incapacitados para conducir el cambio social.
Es necesario abrir el apetito a los trabajadores a controlar toda la gestión de las empresas. Por ejemplo, el costo real de producción no podrá ser controlado si la empresa privada no está sometida a la aplicación de una ley de licitaciones que suponga el control de los trabajadores y el estado. Si los trabajadores no manejan los reales balances de las empresas y los empresarios no están en la obligatoriedad de discutir las prioridades de inversión, costos y precios con los trabajadores y representantes de las comunidades. Aportar herramientas y condiciones para que en las empresas del Estado se ejerza un real control del Estado y de representantes del pueblo en el manejo de estos bienes que son de todos los venezolanos.
Los trabajadores de las empresas deben ser impulsados a investigar y tener una voz y decisión en la cadena de producción, en la distribución y comercialización de los productos y asumir tareas de solidaridad y coordinación con otros trabajadores y con vecinos organizados en torno a sus productos y servicios necesarios para la población. Se hace urgente elevar la calidad de servicios sanitarios y educativos que permitan sacudirse de la privatización de la salud y los seguros y de la educación. Mientras los trabajadores tengan su HCM, los servicios de salud públicos y la seguridad social no tendrán doliente, lo mismo con la educación pública mientras los contratos colectivos sigan privatizando la educación para los trabajadores en las empresas del Estado.
Este debate tiene que ser elemento central en la Constituyente de la Clase Trabajadora. Y en general deben ser elementos para el debate en los conglomerados de trabajadores socialistas para organizar la agitación, organización y lucha de los trabajadores en la presente etapa.
5- De la organización casi clánica y corporativa a la organización de clase.
El carácter matricentrado de la familia venezolana, y los moldes de familia extendida en donde se ha formado la mayor parte del pueblo venezolana, que ha generado una cultura de la relación, donde la familia es lo primero, pero después en la emigración y diáspora de la familia fue creando nuevas formas cuasi familiares, los compadres, los paisanos, los del mismo curso, los que trabajaron juntos o realizaron alguna acción juntos…Lo cierto es que han mantenido viva la cultura de la relación, casi clánica, cuando se está en el poder casi nepótica si se analiza con la mentalidad moderna occidental; pero lo cierto es que “el que le pega a su familia se arruina” Y esta visión tiene gran peso en la organización de los trabajadores, que en la búsqueda dela historia del Movimiento de los Trabajadores podemos detectar. Por ejemplo, si usted hace un estudio del sindicato de Canalizaciones verá la presencia de los Goite y el conjunto de los trabajadores venidos de Güiria, del mismo clan familiar y casi familiar, a tal punto que este “clan” ha dirigido el sindicato desde el año 70, los encontramos en la huelga de Sidor, en solidaridad en el año 71 y hasta hoy. Y sólo familiares son capaces de derrotar a otros. Y así encontraremos en tradiciones de organización, a los del mismo pueblo, al grupo que se puso de acuerdo para meter el sindicato… a los del mismo grupo del movimiento estudiantil (ejp. El grupo 80 de la UCV, o el grupo “Centauro” o del Samán de Güere… o los hermanos de la masonería)… y esto es un ingrediente importante para perpetuar las relaciones de poder y para generar confusiones entre los intereses clánicos y los intereses reales y objetivos de la clase[16]. Hay que tenerlas en cuenta para conocer la estructura real de la organización obrera y popular (hoy esto se da corrientemente en la conformación de los Consejos comunales); pero hay que colocar las condiciones para ir más allá del clan y hacia la discusión de los reales intereses en juego en cada coyuntura.
6- De la organización de clase a la dirección política de la clase. El manejo de la tensión dialéctica entre la clase, la patria y la humanidad.
7- De una metodología de la Academia Positivista a la construcción del cambio cultural en un proceso progresivo, permanente y acumulativo con el propio sujeto de los cambios y en medio de una real confrontación de clases.
Es necesario otro sentido y valor del trabajo para basar el nuevo socialismo científico y democrático.
Los robots del Capital y el futuro nostálgico
I
Los negros jadeantes corren, en medio de la selva africana,
huyen por su vida, luchan por su libertad.
Los mercaderes de esclavos los persiguen.
Se defienden con uñas y dientes.
Ser esclavo será su peor destino…
El portón de la fábrica está lleno, la fila es innumerable.
El nuevo mercader-sindicalero es halagado, rogado …
Exige pago. Se disputan entre ellos a tiros la clientela.
En la ventanilla suplican a la secretaria,
en la puerta al vigilante,
en la oficina a la funcionaria.
Resuena un grito unísono expresado y no dicho: ¡Por favor, esclavícennos!
II
Las fábricas tomadas, Las autoridades apresadas.
Los muebles de la casa son para fortalecer las barricadas,
Las mujeres y sus hijos los arrastran.
Hacia el autogobierno de la Comuna.
Arde Paris. El pueblo avanza desde las barricadas.
Corre la sangre al grito de: "el poder a los obreros".
Centenas de muertos.
"Vamos a la gestión de las empresas por parte de los trabajadores y el Estado".
El gobierno revolucionario llama: "Vamos a los consejos de trabajadores".
El control social de las empresas por parte de las comunas y los trabajadores.
Sólo falta que el pueblo apruebe la reforma constitucional.
Los extrabajadores líderes dicen; "no queremos el poder, queremos el bono, el aumento…"
Liberar el trabajo costó mucha sangre. Continuar esclavos vale un bono.
Las lentejas de Jacob y Esaú son muy actuales.
III
Los artesanos trabajan, aprenden, inventan.
Trasmiten los conocimientos, hacen ciencia.
Así nace la revolución industrial y toda la ciencia y tecnología moderna.
La unidad de la teoría y la práctica permanece en el pueblo.
Saber y hacer son uno. Todavía no se consagra la división del trabajo.
La Academia expropia el conocimiento de los trabajadores, lo sistematiza y enseña.
La expropiación del conocimiento creará enseñantes que nunca practicaron.
Repetidores castrados para la creación de propia tecnología.
El mundo del trabajo se divide entre los que saben y los que hacen.
En la sociedad de la Academia dominante los que saben son menos; pero "son más" que los que hacen y valen más y mandan.
Que difícil es que el aprendizaje desde la práctica productiva sea valorado.
Crear todas las universidades que reproducen automáticamente la Academia son fácilmente legalizables.
A la Universidad Bolivariana de los Trabajadores, la Universidad desde la práctica productiva, se le hace muy difícil lograr su aprobación.
El poder de la pequeña burguesía académica en el Estado es tan brutalmente universal, como la universalidad de la ciencia.
David Hernández Oduber 01-10-2007
[1] “La actividad y la mente, tanto en su contenido como en su modo de existencia, son sociales; actividad social y mente social” –Marx. Marx, K. (1844/1964), p.137.
“Desde la perspectiva sociocultural, el énfasis en el proceso de construcción del conocimiento se coloca en lo social; es decir, la elaboración del conocimiento no es producto de un individuo en particular, sino que es una creación social que comparten los miembros de determinado grupo, proporcionándole ideas, pensamientos, creencias, imágenes y pautas de comportamiento sobre ese “mundo compartido” Sánchez, L. (2003). Una mirada al conocimiento científico y lego a la luz de cuatro enfoques sobre construcción del conocimiento. Anales de psicología. 2003, vol. 19, nº 1 (junio), 1-14.
The study of thought and language is one of the areas of psychology in which a clear understanding of interfuncional relations is particularly important. As long as we do not understand the interrelation of thought and word, we cannot answer, or even correctly pose, any of the more specific questions in this area”. Vygotsky, L.S. (1934). Thinking and Speaking.
[2] Ver “El aro y la trama” del Prof. Alejandro Moreno.Sociedad que históricamente tiene como eje una familia matricentrada de características casi clánicas, que ha construido una episteme (forma de conocer y expresión basada en la relación).
[3] Pueblos nuevos y pueblos testimoniales. Darci Ribeiro.
[4] Obama: Los negros deben responsabilizarse más por sus acciones: (14-07-08). "Si en verdad queremos exigir ese sueño (participación e igualdad), tenemos que hacer más en nuestras propias vidas, nuestras propias familias y nuestras propias comunidades", afirmó Obama. (Es un reconocimiento de que la visión moderna capitalista se encuentra de alguna manera enfrentada y no asumida por el colectivo negro norteamericano y la elite moderna necesita de su asimilación).
[5] Ver David Hernández O: 1971: Huelga en la Zona del Hierro. Junio 1996.
[6] Para los blancos, la vida era una sufrida obligación en la que todos estaban condenados al trabajo y subordinados al lucro, en tanto que, para los indios, "la vida era una tranquila función de existencia, en un mundo dadivoso e en una sociedad solidaria". Aquí de fondo, la tradición del pecado original y la necesidad de redención del lado del blanco y del lado del indio la felicidad de vivir, el don de los dioses. D. Ribeiro. 1996, pp. 44-45)
[7] La invasión conquista y colonización de América se corresponde con lo que en el mundo europeo se llamó el inicio del racionalismo, desde la revolución copernicana. Posteriormente la reforma Luterana en el siglo XVI que viene a ser la fundamentación de la libertad individual (el libre examen de la escritura). Muchos de los principios del calvinismo tuvieron fuertes implicaciones sociales, en particular el que señala que la economía, la industria y el trabajo penoso forman parte de la virtud moral, y que el éxito en los negocios es una evidencia de la gracia divina. Como estas teorías ayudaban a crear un clima muy apropiado para el comercio, Calvino jugó un papel trascendental en la transición del feudalismo a la implantación del capitalismo. Lo que fue más marcado en la tradición anglosajona. – ver Max Weber, “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”-, ya que España se mantuvo más en la tradición católico romana y con poca influencia sajona, excepto en los tiempos de Carlos V y consecuentemente la corta presencia entre nosotros de los Weltzares ).Sin embargo a partir del s. XVIII toda la economía mundial ha sido hegemonizada por esta visión. Es interesante notar que esa búsqueda de la individuación y la libertad personal en el s. XV coincide con el nacimiento material del mercantilismo, la independencia de siervos y el nacimiento de mercantes, , individuos cada vez más independientes y algunos con más poder que la realeza. (De nuevo la cultura condicionante del cambio social y condicionada por el mismo).
[8] Ver conferencia del Prof. Francisco Rivero. El trabajo como fuente de salvación de los predestinados al permitirles salvarse del control de la naturaleza (pecado), ideología de la reforma protestante, que impregna hasta hoy la visión del trabajo desde el primer mundo bajo la ideología hegemónica, proveniente de esas fuentes teológicas, a través del Calvinismo y sus descendientes, el puritanismo, el liberalismo y el neoconservatismo de amplia presencia hegemónica en la colonización norteamericana. “Programa Sin contemplaciones” por VTV, domingo 03-08-08, 9 pm.
[9] Darcy Ribeiro apunta hacia las dos perspectivas del mundo que se enfrentaban. Para los conquistadores esa nueva tierra era un espacio de explotación en oro y glorias, en la visión de los indios, (1996, pp. 44-45) "el mundo era un lujo a vivir, tan rico de aves, de peces, de raíces, de frutas, de flores, de semillas, que podía dar las alegrías de cazar, de pescar, de plantar e cosechar a cuanta gente aquí viniese a haber". En tanto que los blancos no median esfuerzos para alcanzar las riquezas que les interesaban, los indios creían que la vida era dádiva de dioses buenos. En la perspectiva de Darcy los blancos para los indios, eran por demás afligidos. Para los blancos, la vida era una sufrida obligación en la que todos estaban condenados al trabajo y subordinados al lucro, en tanto que, para los indios, "la vida era una tranquila función de existencia, en un mundo dadivoso e en una sociedad solidaria". (Aquí de fondo, la tradición del pecado original y la necesidad de redención del lado del blanco y del lado del indio la felicidad de vivir y gozar el don de los dioses).
[10] Vivianne Forester. El horror económico.
[11] Es lo que Darcy Ribeiro llama la característica de “los pueblos nuevos”.
[12] David Hernández Oduber: “Algunos ingredientes etnoculturales de la confrontación que vivimos”. 09-06-2002
[13] "El Proceso Civilizatorio", Darcy Ribeiro. 1972. “El dilema de América Latina” 1996. En estos libros, Darcy hace un extenso análisis antropológico de los factores sociales, culturales y económicos del período de formación de las etnias nacionales. Desde la expansión europea, pasando por un profundo análisis de los "Pueblos-Testimoniales" (los centroamericanos e andinos), el sigue delineando las transformaciones que dieron origen a los "Pueblos Nuevos" (Brasil, Cuba, Venezuela). Estos pueblos, según Darcy: Son nuevos, en el sentido de que fueron hechos por haberse deshecho sus matrices. Sus indígenas fueron desindianizados, sus negros desafricanizados, sus europeos deseuropeizados, todo lo cual hace una cosa nueva que no tiene pasado glorioso y está volcado hacia el futuro. Son pueblos construidos con proletariado externo y parten de la inmensa dificultad de componer con gente desenraizada una gente nueva, un ser nuevo en la historia. (1996, p. 23). Nuevo porque surge como una etnia nacional, diferenciada culturalmente de sus matrices formadoras, fuertemente mestiza, dinamizada por una cultura sincrética y singularizada por la redefinición de trazos culturales oriundos de ellas. También nuevo porque se ve a si mismo y es visto como una gente nueva, un nuevo género humano diferente de cuantos existían. Pueblo nuevo más aún, porque es un nuevo modelo de estructuración societaria, que inaugura una forma singular de organización socio-económico, fundada en un tipo renovado de esclavismo y en una servidumbre continuada al mercado mundial. Nuevo, inclusive, por la inverosímil alegría y espantosa voluntad de felicidad, en un pueblo tan sacrificado, que alienta y conmueve a todos los brasileros. (1996, p. 19)
[14] Espero que sea a esto a lo que se refiera el Ministro Ramírez con su polémica afirmación sobre las clases en Venezuela, en estos días, y no sea la negación de la lucha de clases.
[15] Nótese que en nuestros países los sindicatos nacen después y a partir de los partidos. Los partidos, en general, no nacen de reales intereses de clase como en Europa, sino que son fruto de la imitación del estado y sociedad Europeo hecho por nuestras elites. Sólo el Partido Comunista reivindicó realmente su existencia en función de los intereses de la clase obrera y a ello dio prioridad. El resto de los partidos de izquierda nacen de concepciones de clase o proletarias confrontadas en el seno de partidos de la burquesia o de la pequeña burguesía
[16] “Esta vivencia colectiva de la
sociedad establecida en grupos y clanes ha tenido en la historia importantes
expresiones, que ha sido un factor de resistencia colectiva, de solidaridad que
ha llevado a la sobrevivencia de muchos en base a la solidaridad grupal, que en
diversas circunstancias lograron superar las leyes del mercado en una relación
comercial no mercantil o de mínima ganancia. Las cosas se le dan más baratas a
la familia o a los panas. Es la superadora de las maniobras burocráticas del
Estado. Tener una palanca se estructura en base a relaciones interpersonales,
grupales, de la que gozará el que tenga acceso a alguien de la relación grupal.
La solidaridad clánica salvó muchas vidas en las fuertes épocas de represión en
nuestro país. El compadre adeco o copeyano dio cobertura al guerrillero…etc. También tiene sus inconvenientes esta manera de ser en
sociedad. La violencia entre clanes familiares célebres del siglo XX los
Semprún vs. Otra familia en el Zulia, los Hernández vs los Bravo en la Cruz de Taratara en Falcón y
otros menos célebres, pero cotidianos hasta nuestros días. La violencia
desatada en los barrios de nuestra ciudad tiene que ver con esta composición
social y más grave cuando se involucran en los clanes otros intereses como la
droga, el contrabando, el sicariato. Los muertos en los portones en la lucha
entre clanes en el sector de la construcción aquí en Ciudad Guayana tienen que
ver con esto.
Y el mismo carácter corporativo de nuestras empresas estatales y de nuestros
sindicatos está impregnada de esta manera de ser nuestra sociedad; para entrar
a una empresa básica el camino está lleno de las relaciones familiares, de las
palancas gestadas en nuestros clanes.
Cuando hoy alguien del clan asume alguna responsabilidad en el Estado, es como
si cambiara de gobierno. Todos los amigos y panas entran a asumir cargos. La
confianza política se confunde con la familiaridad grupal. Esta es causa de
gran discontinuidad e incoherencias en las políticas estatales. Lo que se llama
nepotismo, tráfico de influencias, en otras culturas termina enfrentado en
nuestra sociedad al dicho: “El que le pega a la familia se arruina”. Todas
fuentes muy cercanas a la corrupción y la burocratización y por tanto lo que
tiene que ver con la lucha contra ellas debe asumir una clara respuesta, en la
clarificación de los intereses de clase presentes.
Una de las principales tareas de un militante y de un partido revolucionario, en este contexto es la objetivación de los verdaderos intereses que se mueven en lo que hacemos. Asegurar la crítica y autocrítica para asegurar la diferencia entre lo que son nuestros gustos y deseos personales y grupales y lo que son los intereses de la mayoría de la Clase Trabajadora”. David Hernández Oduber. La lucha de clases en una sociedad de compadres 13/02/07