La visita de Uribe a nuestro país para el 11 del presente mes, además de inesperada por los tantos hechos criminales que la precede, es realmente inconveniente, bochornosa e inapropiada. Esto se puede constatar a través de la lectura de los numerosos artículos que se han publicado al respecto, por cierto, que no he leído ninguno de la alta dirigencia revolucionaria que dirige esta revolución socialista. Parece extraño ¿No es así?
Sólo la arrogancia o la ingenuidad podrían no dar ningún crédito al contenido de los mismos, pero, en ellos se ve, se palpa, cual es el verdadero sentimiento de la mayoría del pueblo venezolano. No se puede esperar que todos, ya sabemos que tenemos una casta fascista que apoya el terrorismo y a la forma y manera como lo aplican los paramilitares. Con motosierra y todo.
En la vida señores, la palabra tiene un valor y da lá lástima observar como es manejada en forma cotradictoria: Lo que hoy se dice con furor en las arengas políticas, mañana es arrojado por la borda de acuerdo a la aparición de una nueva conveniencia. De esta manera, el valor de la palabra se pierde y produce grandes decepciones en la masa ilusionada. Esto es así y así es.
El costo político puede llegar a ser grande, por eso a veces es preferible callar. Creo que tenemos suficiente experiencia al respecto. No hay que olvidar que: “El verbo va primero” y la actitud posterior debe ser consecuente con el contenido de la palabra dicha. La credibilidad es un parámetro que debe ser mantenido al máximo cuando se desea promover un movimiento revolucionario o simplemente una filosofía para la vida.
No se puede juzgar alegremente de cuándo el hombre debe luchar con las armas o no, es necesario ponerse en los zapatos de los que se juegan la vida por esa decisión. En el caso de Colombia, esos hombres han sido obligados a tomar las armas por el alto grado de represión criminal que hay contra ese pueblo, dejarlas, es caer en las manos de un gobierno criminal que no vacilará en asesinarlos de inmediato.
Una declaración al respecto, está bien claro, no puede depender de unos impulsos personales y mucho menos cuando se conoce quien es quien. La lucha armada señores, depende, definitivamente, de las condiciones de vida impuestas al pueblo que se rebela, y si esas condiciones se mantienen pues lamentablemente la lucha seguirá.
Una declaración al respecto, si no hay certeza de la problemática existente, no se da. Este es un caso donde es preferible callar o medir muy bien lo que se dice, con mucha precisión para evitar el daño que produce la información.
Creo que una dirigencia revolucionaria tiene bien clara esta afirmación, razón por la cual la gente revolucionaria espera con afán las declaraciones de su dirigencia ante la venida del señor Uribe al país.
Esta visita tiene la anuencia del ciudadano presidente de la República quien lo ha llamado “su hermano”, si así lo siente pues ni modo que así sea. Lo que es incomprensible es lo de “hermano” cuando es sumamente conocido que unas cuantas semanas antes, lo haya tratado como a un delincuente y ahora...Esperemos que tal actitud no tenga un elevado costo político.
Creo que era mucho más acertado callar y no verse posiblemente obligado a rectificar la opinión vertida. ¿No les parece?
Sucede igual cuando se amenaza y no se tiene con que responder. Creo que es preferible manejar una diplomacia de altura y evitar posibles inconvenientes hacia el futuro. Lo cual no significa perder la dignidad o doblegarse ante el adversario.
¿No les parece?
alexriver870@hotmail.com