El 26S y el drama de la miseria

Estamos a pocas horas de un proceso electoral trascendental para el futuro de una esperanza. Está en juego la posibilidad, nunca antes tan cierta como ahora, de enfrentar el drama de la miseria. El 26 de septiembre, más que unas elecciones parlamentarias, se estarán confrontando dos visiones de ver la vida. Sólo una de ellas está centrada en el ser humano. La del socialismo.

Pienso en los hospitales públicos. Pudiera pensar también en las viviendas precarias o en la vida que pende de un hilo, por la inseguridad, en muchos de nuestros barrios. Pienso en la gente humilde buscando atención médica. Gente que no puede ir a las clínicas privadas y cuya única opción son los hospitales públicos. Más allá de que hoy también, afortunadamente, existe la misión Barrio Adentro. LA BATALLA POR LA SALUD. Los hospitales públicos conforman una especie de micro mundo, a veces sub mundo, donde se dan diariamente múltiples situaciones que agreden la sensibilidad humana. Al lado de médicos y personal paramédico entregados, en cuerpo y alma, a su vocación, otros parecieran languidecer en la falta de humanidad y solidaridad. El esfuerzo de los primeros es inmenso y loable, pero la inercia de los segundos termina siendo superior. Algo propio del sistema capitalista, independientemente del inmenso esfuerzo del gobierno revolucionario y socialista. Centro la mirada en las personas más indefensas, aquellos que tienen más bajo nivel de educación que les impide defender su derecho a la salud. Aquellos que callan por pena, miedo o inseguridad ante los desplantes de un médico, una enfermera o un vigilante. Es decir, que callan por ignorancia. Pienso entonces en las Misiones educativas, todo lo que se ha logrado, pero también todo lo que falta por hacer. LA BATALLA POR EDUCAR. Veo a personas que deambulan confundidas y perdidas por los pasillos. La madre cansada con su hijo en brazos que no sabe adónde acudir. Los ancianos, con su andar difícil, que preguntan aquí y allá. Mujeres y hombres pobres, extraviados en ese micro mundo. Pienso en las colas. En los horarios de atención “por números”. Veinte o treinta números que se entregan por orden de llegada, casi siempre de madrugada. En las citas para dentro de 20, 30 o 40 días. En el “triaje”, extraña palabra del argot hospitalario. Pienso en el “venga la semana que viene, el Doctor está en un seminario”. En “el equipo está dañado”. En “no hay reactivos”. Se ha hecho mucho, en los últimos 11 años, y es muchísimo lo que falta por hacer. Ninguna de esas batallas se puede dar, y esperar tener éxito, si no se sigue elevando el nivel de educación de la población. Las propias enfermedades, en buena medida, pudieran prevenirse si tuviésemos un mayor nivel educativo. Esto sólo es posible en socialismo…

El micro mundo de los hospitales públicos es la expresión de una medicina mercantilista, aún vigente, y el símbolo de una anticultura de la deshumanización que fue permeando en la sociedad en su conjunto y fue haciéndonos insensibles al dolor ajeno. El Gobierno del Presidente Chávez ha hecho un inmenso esfuerzo por revertir esta situación. Esa deshumanización indignante que aún persiste, es propia y exclusiva del capitalismo, de una forma excluyente de ver la vida, donde no todos los seres humanos importan por igual, y donde unos tienen derechos y otros no. El 26S, dos formas de ver la vida estarán confrontándose. La abstención será, sin duda alguna, una vez más, nuestro mayor enemigo. La vía es el socialismo.

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Reinaldo Quijada


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