Yo voy a votar este domingo por el acceso a la salud, por los más cuatro mil niños operados en el Cardiológico Infantil. Voy a votar por mi CDI y por los otros quinientos y pico que hay en toda Venezuela. Voy a votar por la salud de mis hijas y por la de todos los niños que ya no mueren de diarrea. Voy a votar por los tantísimos ciegos que ahora pueden ver. Voy a votar por la vida.
No voy a votar por la ceguera mezquina que tiene ojos sólo para ver la falla, para magnificarla a gritos mientras invisibiliza avances y logros con el silencio.
Voy a votar por el Simoncito de Victoria y el liceo Bolivariano de Kleiber. Por los por los dos millones de alfabetizados, porque somos un país de estudiantes de todas la edades, porque los viejos sacan el sexto grado que el pasado les negó, y luego son bachilleres y quién sabe si lueguito llegan a doctor... por la Universidad Bolivariana, por los médicos comunitarios, por lo sueños realizados de los que antes ni se atrevían a soñar. Voy a votar por la inclusión
No voy a votar por un mundo selecto de expertos petulantes nacidos para decirnos lo que es bueno para el pueblo que desconocen y desprecian.
Voy a votar por los libros a cinco bolos, por la Biblioteca Familiar, por Cervantes para todos, por Feria del Libro, La Villa del Cine, por Telesur, nuestros ojos y nuestra voz en el mundo, y por TVes con su Megacine, su Cantinflas del domingo, sus comiquitas de Samuel…
No voy a votar por la amenaza del regreso de RCTV con litros botox y silicona y programas embrutecedores, ni por un Teresa Carreño para las páginas sociales. No voy a votar por el conformismo importador de libros basura, de tele basura, de música basura. No voy a votar por la basura, pues.
Voy a votar por El Calvario y la Plaza Bolívar con su Café Venezuela, por el Bulevar de Sabana Grande recuperado, por el Metrocable. Voy a votar por una ciudad para la gente, voy a votar por Caracas, porque llegue el día en que toda Caracas sea Caracas y Margarita no sea monte y culebra.
No voy a votar por el progreso Sambil, por la mayamización de mi entorno, no voy a votar por el complejo de inferioridad.
Voy a votar por este presente en expansión, por el prólogo del futuro de los nietos que aun no tengo. Voy a votar para ser la abuela del hombre nuevo. Voy a votar con la paciencia del que sabe que el mundo para mis nietos, los tuyos, no se hace en dos días, ni en once años, ni en una vida. Voy a votar para seguir construyendo.
No voy a votar por el pasado, por los mismos protagonistas de los mismos desmanes, los mismos mentirosos delirantes que nos dicen con desparpajo que el voto que ayer no era secreto, hoy, en las mismas condiciones, sí lo es.
Voy a votar por la cordura.
tongorocho@gmail.com