Esta
Revolución nuestra nace del reconocimiento de una derrota. En aquellos
días de febrero, de mediocridades, de oportunismo político, cuando nadie
se responsabilizaba de nada, las palabras dignas del Comandante Chávez
reconociendo la derrota fueron un corrientazo en el alma popular. Allí
nació la Revolución.
Cuando el Comandante
reconoce errores, derrotas, sobre esa actitud valiente establece una
conexión amorosa que se alimenta de verdad, transparencia y honestidad.
Esa es la savia que nos nutre.
Debemos retomar esa senda de conexión con el pueblo… Revolución es no mentir jamás.
Si estudiamos los resultados generales de las recientes elecciones parlamentarias, nos encontraremos con dos hechos claros:
Primero, perdimos la mayoría calificada. Eso significa un inmenso obstáculo en la labor parlamentaria de la Revolución.
Segundo,
el sector oligarca obtuvo más votos que la Revolución. Eso cambia el
cuadro de las fuerzas electorales, la moral de los actores políticos, la
percepción de la población.
Si recordamos
que esta Revolución tiene como uno de los principales campos de batalla
a las elecciones, nos daremos cuenta de la importancia de este dato.
Pero
además y más importante, se mantiene una tendencia de desgaste de la
Revolución, esto es: si hacemos una curva desde las elecciones del 2004
hasta ahora, encontraremos una tendencia de descenso en la fuerza
bolivariana.
¿Dónde
está la causa de esta merma sostenida? No hay dudas, la causa
generadora de la tendencia negativa reside en la ideología pequeño
burguesa que hegemoniza el proceso desde el triunfo sobre el golpe de
abril.
Esta ideología
ambigua propone una mezcla de capitalismo con Socialismo, que en lo
económico mantiene la fragmentación capitalista y en lo social dispersa
las unidades organizativas. Esta ideología, repetimos, ha fracasado, y
lo ha hecho porque su propuesta produce egoísmo, individualismo, no
integra a la sociedad, no muestra al Socialismo en su potencialidad
humanista, como una nueva relación entre los hombres.
Frente a la derrota, debemos tomar algunas medidas.
Primero, preservar el liderazgo de Chávez. Hoy más que nunca cobra vigencia la consigna “!Con Chávez todo, sin Chávez nada!”
Segundo, no desencadenar cacería de brujas.
Debemos ir a las profundas causas ideológicas, la cacería de brujas
impediría recomponer el rumbo, dejaría la deficiencia como un simple mal
comportamiento personal.
Tercero. Lo que se impone es una rectificación profunda
del rumbo, es necesario revertir la tendencia de desgaste de la
Revolución, esto es posible ahora por el alto grado de la conexión que
mantiene Chávez con el pueblo.
La forma
para diseñar, discutir, la corrección del rumbo, está en manos del
gobierno y del partido, pero esa forma debería señalar ya la
rectificación, debe alejarse de formas anarcoides que ya demostraron
ineficacia.
Sólo este camino conseguirá
emocionar a las masas con la idea de Socialismo, demostrar que el
Socialismo gana elecciones porque gana los corazones.
¡Chávez hoy más que nunca Socialismo!
¡Reconocer para avanzar!
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