Poco antes de las elecciones envié un artículo un artículo a Aporrea, el que, lamentablemente no fue publicado ante la censura aplicada por aporrea, tal como lo hace El Nazional o los medios de la oligarquía cuando no les interesa un artículo, debido, pienso, a que el contenido explicaba algunas razones por las cuales para aquel momento había decidido votar nulo o abstenerme.
Al final, el día de la verdad, después de reflexionar seriamente y de discutir en mi familia mi posición abstencionista, privó el respeto por el líder comandante y todos salimos, en número de cuatro a votar, y a votar por la caterva de candidatos de nuestro circuito los que solo participan políticamente para satisfacción de sus mezquinos intereses, porque de socialismo, nada, pero votamos por ellos en respeto al líder; porque sépase bien, no creo que una disciplina stalinista como la que se impone en el PSUV esté por sobre los verdaderos principios revolucionarios.
No salí a votar por lo que el profesor Martín Guedez dijo, al menospreciar y llamar traidores a quienes manteníamos contundentes y bien sustentadas críticas sobre la actuación de tantos conocidos camaleones aspirantes a diputados revolucionarios, lo más lamentable es que ellos estarán en la Asamblea Nacional, para levantar la mano, pues seguro estoy que no estarán para hacer aportes.
Bueno que le vamos hacer Prof. Guedez, casi somos personajes mencionados por la biblia, aquel que ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga que está en el suyo. Pero veamos y dejemos a Guedez en su cuna de incunable sapiencia. Preguntemos lo siguiente: ¿Hubo avances de la derecha y la oligarquía?, la respuesta puede darse de diferentes maneras, pero ¿es qué numéricamente hablando, aumentó la oligarquía, aumentó la burguesía?, no, no, numéricamente hablando ni la oligarquía ni la burguesía aumentó. En la República Bolivariana de Venezuela, los oligarcas y burgueses, no pasan de dos cientos mil, léase bien, 200.000, pero ese pequeño número de apátridas, mueve mucho dinero y medios de comunicación apátridas, maneja y allí está una de nuestras fallas al no reconocerles esa virtud, manejan muy bien la manipulación y supieron ofertar muy bien sus engaños al resto de sus cinco millones cien mil votantes. Ellos avanzaron como oligarcas y como derechistas, supieron administrar el engaño; pero, hay que darles mérito en el trabajo de hormiga que se propusieron, estar permanentemente en los barrios, aprovechar el desgobierno de muchos de nuestros alcaldes y gobernadores, alcaldes y gobernadores que han trabajado para la oligarquía y no para el pueblo, aprovecharon al máximo cualquiera de nuestras equivocaciones, pero sobre todo supieron muy bien vender una supuesta falta de coherencia en sus planteamientos.
Pero, ¿Qué hacíamos nosotros?, una vez más, dejamos de hacer política revolucionaria, una vez más nos ahogamos en el triunfalismo, DEJAMOS DE HACER POLÍTICAS REVOLUCIONARIAS, cuando luchamos en contra de la burocracia, aumentamos la burocracia, le hicimos el trabajo de gratis a la oligarquía, caminemos por las carreteras nacionales (como ejemplo, veamos la autopista regional del centro en el tramos la encrucijada La Victoria), caminemos por las calles donde las alcaldías son “rojo rojitas”, preguntemos que pasó con trabajador@s y emplead@s de la administración pública con suplencias de cinco o más años, preguntemos ¿por qué fueron eliminados de un golpe de las nóminas para dar paso a personal que no cubrían las expectativas de desempeño, pero a fin de cuentas cubrir necesidades del partido?, siempre he pensado que por cada padre o madre de familia que es echado de su trabajo, cuatro o cinco personas se alejan del proyecto revolucionario, preguntemos al gremio de enfermería, quizás uno de los pocos gremios de profesionales universitarios que se mantenía en pie al lado del proyecto revolucionario, preguntemos, ¿por qué ha bajado su participación en la vida política del país?. Estoy asombrado de cómo fue derrotada PDVSA en Zulia y Anzoátegui. Si, PDVSA, ¿no son esos estados los bastiones más importantes de esa empresa?. ¿Acaso en Anzoátegui, Tarek resultó otro Diosdado más?. Preguntemos, si los casos del cacique Sabino y del estudiante Sanguino, ¿ayudó o no a la derecha? en sus respectivos estados. Abramos el debate, pero que no se quede en debate. Dejemos las celebraciones que no hay nada que celebrar, que ahora en tiempo de camaleones abundan los saltamontes.
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