Necesitamos hablar claro y raspado, en esta oportunidad quiero hacer un llamado a la reflexión, de la gente de a pie, que viven en las comunidades populares, sí me refiero al vecino de un determinado barrio. Y es que, ¿a quién no le encanta, que los demás vecinos luchen por mejorar la calidad de vida de la comunidad en donde viven? Más del 60% de los vecinos que conforman una determinada comunidad, no se mueven por ningún motivo, para ayudar a lograr esas victorias reivindicadoras. No existe ese nexo o vinculo directo de convivencia permanente y sentido de pertenencia en el cuidado de la imagen corporativa del barrio o comunidad donde se vive, a sabiendas de que nuestros hijos y nietos crecen y absorben lo bueno y lo malo de las costumbres comunitarias. Es lógico que los adultos somos el ejemplo a seguir, los niños, niñas y adolescentes, siempre dicen: “cuando sea grande voy a ser como fulano, como mi papá, como mi mamá, como mi hermano mayor.”
La Venezuela que hoy se abre ante nosotros, no es la misma Venezuela de hace más de 10 años atrás. Con el puntofijismo, cualquier dirigente vecinal, independientemente del color político que fuera, agitaba a los vecinos para llevarlos a quemar cauchos en las avenidas, para que el gobierno municipal o regional, les parara pelotas y les taparan los huecos de las calles, les repararan o construyeran una escuela o un dispensario médico, esa Venezuela estaba carente de todo, había una exclusión social gigantesca, sólo un veinte por ciento de los venezolanos vivían como reyes, en lujosas urbanizaciones, rodeados de todas las comodidades de servicios públicos, tenían yates, aviones, avionetas, eran los reyes del arroz con pollo, con la llegada de la revolución bolivariana, esa misma gente no sólo mantienen su mismo estatus económico, sino que son más ricos y los pobres a pesar de haber salido del atolladero en que la cuarta república nos tenía sumergidos, que gracias a las misiones sociales y otros logros obtenidos de nuestro proceso revolucionario, hemos asomado el cuerpo a la superficie, pero no hemos aprendido a caminar con la revolución, a dar los primeros pasos para conducir el socialismo del autogobierno democrático.
La figura de los consejos comunales, es un mecanismo directo de acción protagónica y participativo del pueblo organizado, para procurar en colectivo la calidad de vida local, el grave problema se presenta, precisamente por la falta de voluntad política de todos y cada uno de nosotros. Todavía no nos hemos desprendido de ese maligno cordón umbilical cuarto republicano, que se traduce en el paternalismo del papá gobierno.
Con humildad, me he permitido abordar este tema, porque observo con mucha preocupación, que estamos fallando, tanto las comunidades organizadas como los alcaldes y algunos gobernadores de nuestra revolución, nuestro Presidente Chávez siempre lo ha expresado clarito como el agua cristalina: “el pueblo con el Presidente manda.” Lo que quiere decir que el Presidente manda, obedeciendo al pueblo. Y lo ha demostrado, así la oposición llame ese vínculo de populismo.
Por qué alejarnos de los alcaldes y gobernadores, cuando más bien, debemos comprometerlos, obligándolos a que nos obedezcan, por supuesto que no es con una pistola en el pecho, tampoco trancando calles en las horas picos, menos quemando cauchos o tirándoles piedras y botellas a los policías antimotines. Eso señores era un método populista anárquico que se usaba mucho en la Venezuela de la cuarta república. Ahora entendamos que se trata de una estructura organizativa, orientada a la procuración de obtener mediante el emprendimiento la mejor calidad de vida en colectivo. ¿A dónde quiero llegar con esto? A que los consejos comunales por el solo hecho de haberlos elegidos popularmente entre vecinos, no es suficiente para que por añadidura y por arte de magia, bajen recursos o el gobierno local o regional, llegue a la comunidad haciendo las reparaciones que hacen falta. El que crea eso, no se ha desprendido el cordón umbilical, no se ha quitado el rancho de la cabeza que el puntofijismo nos sembró.
Los consejos comunales junto a sus vecinos, deben ser “emprendedores” y por supuesto, deben conocer las técnicas para desarrollar las actividades de los comités de trabajos, donde cada una tiene que elaborar un diagnóstico comunitario de los problemas que afectan a sus comunidades y elaborar un plan comunitario de prioridades y a cada plan, elaborarle su proyecto comunitario. ¡Ah! eso es mucho trabajo y nosotros no tenemos tiempo para eso. Además para que trabajar por la comunidad, si ellos no agradecen nada, nos ven como simples “peones del deber”. Nosotros sólo queremos que nos den dinero en efectivo, para montar las rumbas comunitarias y de paso repartirnos las ganancias.
Y los demás vecinos, optan por lo más fácil, guardar silencio para luego salir corriendo en tiempos de elecciones a dar un voto castigo a los candidatos del partido de la revolución, como si ellos tienen culpas por las malas gestiones comunitarias o por la inercia de algunos consejos comunales.
¿Qué debemos hacer, todos los vecinos de nuestras comunidades? Llamar a Asambleas de Ciudadanos y Ciudadanas, exigiendo la presencia de nuestros alcaldes y concejales revolucionarios, con la asistencia obligatoria de los miembros de nuestros consejos comunales. Para tratar todos los puntos problemáticos de nuestras comunidades, y que los Alcaldes se comprometan en aportarnos el asesoramiento técnico y profesional necesario, abortemos el burocratismo que históricamente nos ha hecho mucho daño, porque esa burocracia es la que ha llevado al pueblo pobre, a ser más pobre. Que esta reflexión sea extensiva a nuestros alcaldes y concejales revolucionarios. Hasta la próxima.
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