Aún cuando, los historiadores señalan a la globalización como proceso civilizatorio de intercambio comercial y cultural, y los juristas prefieren utilizar el término de internacionalización, desde el punto de vista terminológico, se alude a un proceso de mundialización, que hoy día ha desbordado todos los formatos y modelos explicativos, desde la Economía clásica a la teoría de la dependencia, la investigación histórica, el derecho internacional, hasta la sociología marxísta, la teoría de la comunicación y la noción de Estado-nación, cuando se refiere al intercambio ampliado entre diversos actores.
En la esfera de lo económico es donde mayormente se manifiesta dicha dinámica que ha dado lugar a un fenómeno contemporáneo que en el intercambio universal de bienes y servicios se ha llamado economía globalizada, la cual está caracterizada por: un cambio en los modelos de producción; el desarrollo de mercados de capitales establecidos más allá de las naciones; la expansión sin precedentes de compañías multinacionales; la formación de nuevos bloques comerciales hegemónicos; el llamado reajuste del papel del Estado en la Economía; nuevo marco jurídico de las relaciones internacionales, y la preeminencia del mercado como instancia rectora de las relaciones jurídicas y económicas entre actores económicos del planeta.
Pero, esa caracterización lo que ha generado históricamente es un cuadro de asimetrías, Ios efectos de la globalización se expanden no tan equitativamente en los países desarrollados y subdesarrollados. En los países desarrollados por ejemplo, la expansión de las operaciones de trabajo, la acumulación de capital a gran escala y el surgimiento de grandes y nuevos mercados, de país a país, es lo que ha coronado el proceso de globalización unidimensional avasallante que, ha creado una nueva división internacional del trabajo, tal como expresamos anteriormente, es una nueva fase de expansión del sistema capitalista y de la explotación exponencial de la fuerza de trabajo planetaria.
Además, de lo que hace pocas décadas recientes representa el mercado digital y las diversas operaciones comerciales que ofrece el mercado de Internet, hoy las relaciones internacionales se han reformado, no sólo a partir de lo virtual, es decir las transacciones y los acontecimientos de intercambio comerciales sin fronteras, sino que los países desarrollados han visto ampliarse sus mercados y las inversiones, su espacio de intercambio de bienes y servicios se ubica más allá de los países pero que concentra también en pocos países el cuadro de oportunidades para la mayoría de los países.
Las naciones desarrolladas, de acuerdo a lo anterior, han asimilado un nuevo metabolismo en su ciclo económico caracterizado por la presión al aumento ya no geométrico sino exponencial de la producción, debido a la existencia de nuevos, segmentados e inusitados mercados y al expansión de los mismos, de una economía a escala planetaria. Para lograr acceder y darle cobertura a esos mercados nuevos, los países desarrollados han expuesto su lógica de acumulación del capital, han establecido acuerdos comerciales, con el objetivo de configurar bloques hegemónicos, instaurando un nuevo teatro de relaciones, que en el marco de las estrategias económicas ajenas al comercio no-lucrativo, proporcionan un modelo común que impone las relaciones económicas mediante normas para expandir la promoción de libre intercambio, mediante la formulación de un marco común -caso la Unión Europea- de reglas jurídicas donde interactúan desde el punto de vista del derecho internacional, el comercio y formas diversas lo hegemónico que se cristalizan en el Tratado Constitucional, que permanece incólume, a la hora de que los líderes politicos y los responsables económicos de Europa se plantean soluciones a la crísis económica actual.
En la administración de Ronald Reagan y Margaret Thacher, por ejemplo, se lideraron la aplicación de una teoría económica de corte neoliberal, que, en función de promocionar la globalización, lo equiparó como ajuste estructural del Estado, “pidiendo su cabeza”es decir al redimensionar su papel en la Economía. Los conceptos neoliberales, que reproducen sistemáticamente la hipertrofia de las relaciones sociales y excluyen el componente social y solidario de la dimensión de la lucha por la vida, se reducen a el establecimiento de la privatización; libre mercado internacional, desregulación; liberación de compromisos del Estado. “Triunfantes” estas teorías llamadas neoliberales, en otras décadas dieron lugar al nacimiento de actores supranacionales, cuya agenda oculta era; acabar con el Estado-nación.
El polo de países desarrollados que en el ayer -con la revolución industrial- asumieron el reto de la producción en serie, hoy en el segundo y tercer milenio, dibujan la geografía de la economía planetaria: economía sin fronteras; expansión; flujo de capitales; desarrollo de exportaciones; venta de bienes y servicios e incluso una nueva máscara de neocapitalismo salvaje, una faceta y transformación de las políticas públicas, reduciendo el Estado al rol de espectador o anfitrión de los grandes negocios que protagonizaría el empresario y demás actores de la economía.
Desde el 1989,con la caída del muro de Berlín, se acabó del recetario enciclopédico del sistema del socialismo “real” pero 20 años después con la caída de Wall street, esta macro-institución financiera abriría sus puertas una mañana “mirando al abismo”, con crísis, la inestabilidad, pidiendo prestado a la Reserva Federal con la idea de evitar el colapso. Se trataba de un trabalengua financiero y afines donde el Bank of América rescataría al Merrill Lynch y el AIG (ese emporio asegurador) también tenia la soga al cuello, amen de lo sucedido a Lehman Brother,esta última declarada en bancarrota sin recibir nada de la Reserva Federal.
El rostro que mostró al mundo esa crisis mas lo conocido como “burbuja inmobiliaria” daría la razón a quienes criticamos el neoliberalismo, rostro del neocapitalismo salvaje , que no admite el papel regulador del Estado en la Economía. Hoy tenemos –por lo menos en la Eurozona- ese espacio de la economía internacional, los inconvenientes de la participación del sector privado en la ejecución de políticas nacionales para solventar la crisis, en la actualidad podemos decir que este modelo de desarrollo tiene que ver más con la mundialización o globalización, carácter esencial del paradigma postcapitalista.
Los países desarrollados como Estados Unidos y Japón y por supuesto los países de la Europa central, no han terminado de disolver sus tensiones internas y conflictos geopolíticos en aras de la internacionalización y el reparto virtual de las zonas de influencia, lo quiso hacer Alemania con el subsiguiente costo político y social, el cuadro hoy no es en nada equilibrado: flujo de capitales; circulación de riqueza en amplias zonas del planeta, dificil financiamiento de deudas; caída del ahorro interno, en definitiva, economías en permanente y exponencial crecimiento, sin desarrollo, constituyen el signo de la globalidad, que no implica distribución igualitaria de oportunidades.
No operaron, en esta expansión de la globalización, criterios técnicos, ni planificación estratégica, un aparente estado de bienestar guió las operaciones de una honda expansiva, que pudo darse el lujo de desechar algunas regiones del planeta (caso África y latinoamérica) y decidirse por un crecimiento y modelo de desarrollo pero, con fondos, capital, mercados, valor- trabajo y sobre todo eficacia, con una equidad para algunos discutible.
El nuevo orden económico instaurado con la globalización neoliberal y autoerigido arriba de las ruinas de la "economía socialista" fue también un nuevo modelo tecnológico, que reveló el papel decisivo de la ciencia como fuerza productiva universal, y re-editó la receta enciclopédica, de la producción de riqueza “en las naciones”, este fenómeno que se manifiesta en la mitad de la década de los noventa, con la sociedad hiper-informada, con el auge de Internet, estimuló el desarrollo explosivo de los capitales financieros y más propiamente de los mercados.
Comercio internacional en expansión, desarrollo del ahorro en las finanzas públicas y privadas, la globalización de los mercados se hace inconcebible sin el apoyo de un eje vertebral fundamental: la tecnología de los medios y los diversos procedimientos en el manejo de datos.
La asociación de intereses o alianzas estratégicas, figuras como el ALCA –derrotada en América Latina- que acompaña la honda expansiva de la desregulación, el redimensionamiento del Estado y su papel en la economía, la privatización y la diversificación de un mercado virtual, son los signos más resaltantes del neocapitalismoglobalizado, presagio de peligros para la economía latinoamericana y cuya única antinomia y antídoto societal es el Socialismo del siglo XXI, propuesto por Hugo Chávez como eje conductor de la revoución bolivariana.
Los países llamados subdesarrollados que Samir Amin prefiere llamarlos “de la periferia” se les vende la idea fantasmagórica que el subdesarrollo es la ausencia del desarrollo, pero no la dependencia. Existe una larga tradición teórica que ha tratado de explicar el atraso de los países subdesarrollados, a partir del re-examen de los obstáculos que estas naciones tuvieron históricamente, para impedir que emprendieran la marcha hacia la modernización.
Todas aquellas teorías que pretendieron trasplantar las experiencias y paradigmas economicistas de “éxito” de otras latitudes -países desarrollados- fracasaron. En ese sentido, la explotación industrial de las materias primas de aquellas zonas geográficas con recursos naturales y energía fósiles quedaron atrapados en ese acertijo, pues las intenciones coloniales, neocoloniales o “postcoloniales” (categoría que me parece una falacia) de los países desarrollados jamás se convirtieron en progreso y bienestar.
Desde la II guerra mundial hasta la caída del muro de Berlín, y luego la caida de otro muro (WallStreet) el período de expansión del capitalismo tardío y por ende epicentro del fenómeno de la globalización, quedó dibujado el panorama y la matriz característica del capitalismo: inequidad, concentración y acumulación mundial de la riqueza en pocos países o empresas, división internacional del trabajo, comercio lucrativo e intercambio desigual.
Este sistema globalizado, que los miembros de la oposición venezolana y la derecha mundial, da por hecho que las materias primas de los paises subdesarrollados tienen como único destino el mercado externo, estas naciones sin esructuras industriales, concentran su producción en uno o más productos. Tal situación ha generado y más con la globalización, una deformación de la economía, un aprovechamiento desproporcionado de los resultados del intercambio, que de hecho es desigual.
La integración de la economía mundial, basada en el régimen norteamericano de producción y circulación de productos industriales es la primera señal contemporánea de globalización, donde Estados Unidos marcó la dirección de todo proceso de industrialización, el impulso de la sociedad de consumo, que llevará la rúbrica de la revolución científico-tecnológica.
Entendida así la globalización, como movimiento expansivo del gran capital, es lógico pensar que ese reagrupamiento y hegemonía de los grandes grupos económicos y poderosas fuerzas de los países desarrollados, conspiraría contra aquellas formaciones histórico-sociales deseosas de participar en aquella honda expansiva y también contra las que como Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador busca la segunda emancipación, sobre todo una autonomia para dejar atrás lo que la globalización ( entendida desde 1492) produjo: el subdesarrollo.
Un nuevo paradigma surgió con la formulación del Socialismo del siglo XXI, para la comprensión de esta consecuencia histórica en el campo de la economía, pues hace décadas el capitalismo de los países dependientes, conectados en su nacimiento con la expansión de los países desarrollados; no concibieron otro modelo de desarrollo, a pesar de que ya el modo de producción antiguo –como lo expresa Mario Sanoja- encarnaba su opuesto, en su modalidad de producción integral en equilibrio al ecosistema y a una escala de valores, una cosmosivisión religiosa y las facultades pre-tecnologicas para garantizar la reproducción ampliada de la sociedad.
La economía globalizada, es carácter exógeno, las inversiones extranjeras radicadas en un país subdesarrollado, han poseído una inmunidad insana, encarnan la condición de obligar al país que las recibe a utilizar una técnica cada vez más avanzada las operaciones, de esa compañía trasnacional por ende y en muchos casos la tasa de crecimiento, ha sido superior al resto de la economía del país anfitrión, nación donde X compañía invirtió, ella se posiciona de manera fundamental en la producción interna y gasto público así dicha inversión, en espiral genera la mecánica de la dependencia, pasando por encima de la soberanía, alimentaria, tecnológica, educativa y social.
Un pais, ubicado en cualquier punto del planeta -America Latina, Africa, Asia- se ha convertido en monoproductor, se ha hecho suceptible y prisionero de las oscilaciones de los precios, a la producción del capital extranjero instalado en su país, sus impuestos, productos, regalias –en algunos casos risibles, como en Bolivia con el Gas hasta hace poco- no forma parte sustancial del gasto público, dependen de los inversionistas extranjeros.
Las armas de guerra, la estrategia militar, queda con la globalización en el pasado, pues otra forma de dominación ha emergido con la mundialización, intercalada con el atraso en la industrialización, muerte de la agricultura, crisis del sistema educativo, insuficiente sistema de protección social, dificultades enn los servicios, entre otras carácterísticas.
En el caso concreto de Venezuela, como formación histórica y económica no escapa de las acciones y reacciones generadas por el proceso de globalización. Venezuela, desde 1999 con la anunciación de una novisima constitución, su nuevo modelo de economía productiva y endógena ha buscado corregir el largo y tortuoso camino transitado: momentos de crísis; bonanza económica; crecimiento sin desarrollo; situaciones singulares y complejas en la gobernabilidad. En fin, irregulares ciclos y muchos episodios de desequilibrios en sus diversas estructuras que no han permitido, excepto en la industria petrolera, ser un oferente y demandante solvente en materia de descentralización de servicios públicos, seguridad social, sistema bancario, educación, salud pública entre otros. Pero hay una conquista esencial, la politica económico y social al llevar adelante –mas allá de la compensación social- las misiones sociales, políticas de desconcentración de la riqueza y redistribución del ingreso petrolero con la misiones sociales, hoy inscritas como metas del milenio cumplidas entiéndase –disminución de la pobreza, acceso a la educación, expansion de los indicadores de desarrollo humano, entre otros-
La caída de los precios petroleros del comienzo de la década de los ochenta en Venezuela, puso al descubierto nuestra condición y vulnerabilidad como país dependiente, subdesarrollado, no competente ni competitivo y excluído de los mercados que se expandieron con la revolución universal del consumo. Hemos visto las insuficiencias de la economía competitiva, de la economía social de mercado y falacias como aquel lema tan repetido incluso por las filas de socialismo bolivariano (“tanto Mercado cuanto sea possible y tanto Estado como sea necesario”), una trampa retórica de la cual hoy por fortuna, la revolución bolivariana se salió con la formulación del Socialismo del Siglo XXI, ya que era un relativismo mas de las teorias del neoliberalismo anarquista de Robert Nozick.
Un Estado no puede renunciar como el garante de futuro de la sociedad solo para pactar con la concentración del poder financiero, la venta fraudulenta de bienes y servicios. Apoyamos las acciones del Estado venezolano -en la actualidad- con el fraude inmobiliario, cambiario o la estructura monopólica que aún existe de los productos de la cesta básica. Venezuela, con los años ha visto desbordada su influencia en la región, con iniciativas como ALBA, UNASUR, PETROCARIBE con la idea de frenar la amplia influencia de esos nuevos actores supranacionales, que impulsa la globalización cuya dinámica de los mercados abiertos y expandidos ya ha ha llevado a la ruina a varios Estados, al restarle capacidad, decisión e ingerencia en la Economía.
Aquel viejo paradigma del Estado de Servicios pudo haber guiado algunas soluciones para devolverle, lo que alguna vez tuvo: objetivos, eficacia y capacidad de ejecución. Con las trasformaciones que han operado en Venezuela, con la nueva constitución y otros aspectos del marco regulatorio en lo económico, financiero, social y mediático existe una estrategia de devolverle al Estado su articulación con la sociedad civil. Cada día se ven los resultados de politicas para aumentar la competitividad nacional en los mercados internacionales; expandir por ramas de producción el crecimiento de la tasa del desempleo; elevar el nivel de industrialización.
Los capitales internacionales derivados de la globalización financiera afectaron nuestra economía atrasada y estancada por décadas, los nuevos actores internacionales con más alta industria y tecnología afectaron nuestro mercado interno, al canalizar el consumo de la demanda interna (sueldos y salarios de los trabajadores) en la compra de bienes y servicios generados directa o indirectamente por estas empresas. La estabilidad y la competitividad son aspectos centrales del reto que debe asumir Venezuela, son las consecuencias de una fisionomía de pais dependiente y subdesarrollado, hecho que se profundizó con la globalización de la economía pero que puede frenar un mundo pluripolar que signifique la reafirmación de los pueblos, su cultura, religion en apertura a un intercambio económico y cultural sin precedentes.
(*) filósofo, escritor y músico