LOS LOCOS DEL
CLIMA
Hace unos veinte
años estuve leyendo algunas obras de divulgación científica que planteaban
un tema apasionante: Los desastres naturales que serían provocados
por un cambio climático producido de manera artificial como resultado
de la manera cómo los países del Norte y las corporaciones manejaban
la explotación de recursos naturales, la creación de químicos comerciales,
las guerras, la deforestación, la contaminación de aguas, aire, y
tierra.
En esos tiempos,
el tema constituía una prevención, para quien quisiera tomarla en
cuenta, y un intento de crear conciencia en los decisores del mundo,
para que entendieran que el planeta es un ser vivo e inteligente, demasiado
bondadoso con la humanidad, pero que tendrá, tarde o temprano, que
velar por su propia supervivencia, de la cual depende la de miles y
miles de especies vivientes que comparten con nosotros este ecosistema,
pero que lo respetan. Para muchos, eran unos locos que planteaban temas
raros.
EL PRECIO DE
LA TIERRA
La tierra es
el “recurso” más preciado para los capitalistas. En ella se
encuentra todo lo que pueden convertir en dinero. Incluso el negocio
de “bienes raíces” es uno de los más florecientes. Todos
ellos se enriquecen con la tierra, la compran y venden, la explotan,
la queman, la contaminan, y después sacan propaganda por todos sus
medios, acerca de cómo ellos han trabajado e invertido para “salvar
el mundo”. Irónicamente, en un programa “ecologista” que vi por
un canal del Estado, una solemne y suave voz femenina enumeraba los
países que habían trabajado en favor de salvar la tierra: Estados
Unidos, y todos sus lacayos.
La Tierra es
lo más valioso que existe, pero se equivocan quienes creen que por
dinero pueden comprarla o venderla, para ejercer el derecho de uso y
abuso. Son ellos quienes pertenecen a la Tierra. Como nosotros. Como
todos. Y ningún precio es suficiente para pagarla.
EL APOCALIPSIS
Agua, hielo,
movimientos de tierra, y fuego, azotan a la humanidad en estos momentos.
Mientras en Venezuela y Colombia las inundaciones asolan al pueblo,
en el caso nuestro después de un prolongado periodo de sequía,
en Europa el frío se adelantó, y uno a uno mueren los que no tienen
dinero para pagarse la calefacción, comenzando por los más pobres,
los que viven en la calle. En Israel, las llamas calcinaron inmensa
superficie boscosa, y los asesinos del medio oriente tuvieron que pedir
cacao a otros países para sofocarlo. Aunque los medios occidentales
no difundieron mucho esa noticia, que deja como impotente al policía
imperial que tiene a los palestinos sufriendo lo mismo que los nazis
alemanes les hicieron a ellos.
Las montañas
se saturan de agua, y producen derrumbes, llevándose pueblos enteros.
Un territorio semi desértico como la Goajira está inundado,
grandes glaciares se descongelan -como estaba previsto- sube el nivel
de las aguas, se desatan las plagas. Como si las bestias del “apocalipsis”
hubiesen iniciado su galope para marcar el preludio del fin del mundo.
LOS CULPABLES
Pero no son
los dioses los que desataron este desastre global. Ni siquiera el inefable
Jehová, que pudiera estar enojado con los judíos por lo que están
haciendo, por lo cual los estaría castigando con su fuego abrasador,
como se define a sí mismo en la biblia. Nada que ver con predicciones
apocalípticas.
Hoy se está
cumpliendo cada palabra predicha por científicos serios desde hace
varias décadas, cuando alertaron al mundo de que esto ocurriría si
no se tomaban medidas globales que transformaran la realidad que, en
ese tiempo, ya estaba en marcha. Por cierto, tampoco eran optimistas
en relación a que los dirigentes del mundo les hicieran caso. También
tenían razón en eso.
No son los
dioses los culpables de este desastre global, que apenas ha comenzado.
Es la malvada forma de explotación de los recursos de la tierra, es
la falta de respeto a la Madre Naturaleza, que muchos creen que está
ahí para ser explotada, dominada, enajenada, en la ignorancia de que
Ella, la madre de toda madre, origen de todo lo que vive, generadora
y contenedora de todas las especies, hasta de la que la está afectando,
y necesita sobrevivir.
Las revelaciones
obtenidas de los documentos que filtró wikileaks, sobre
las sucias maniobras de EEUU en relación a las negociaciones sobre
el asunto ecológico, es apenas el levantamiento de una punta de la
alfombra de la indiferencia de muchos gobiernos del mundo, que ocultan
bajo el tapete las porquerías de las negociaciones, por medio de las
cuales venden a la Tierra, a sus pueblos, y a su propia conciencia,
si es que alguna vez la tuvieron. Y refleja la durísima cara del imperio,
que no puede pensar en otras cosas que en poder y dinero.
¿SALVAR AL
MUNDO?
Es una frase
que usa el imperialismo en su guerra publicitaria. Pero ni aún las
personas con mayor buena fe tienen la capacidad, o la remota posibilidad,
de hacer algo por salvar al mundo.
andrea.coa@gmail.com