Se debe acabar con el espejismo de nuestra identidad latina y darnos cuenta que proseguimos un trayecto histórico que conlleva la integración de un proceso político que ya lleva sesenta años de ilustración y avance, donde nadie debe permanecer en la oscuridad de sus pensamientos, sino avanzar para arropar y destruir el tiempo que ha opacado nuestra memoria donde Caldera II congelo nuestro futuro en relación a la Reforma del Estado. El Proyecto Simón Bolívar ha venido expandiéndose y lleva su desarrollo natural, donde la política primaria se conjuga con la voluntad del pueblo que busca asumir responsabilidades y, no solo escuchar la voz de sus líderes en cada comunidad o jurisdicción política.
Ya no habrá sosiego, nos enrumbamos hacia una democracia más abierta que nos toma por sorpresa. Hay que recorrer la historia para dar un traspié hacia ese pasado que no es interlocutor con nuestras bases populares, nunca lo ha sido. Por eso, la democracia es conversión y fe para lograr resultados favorables bajo un liderazgo unitario y de poder popular.
El país exige un sentimiento justo para que su pueblo se incorpore a una acción ideológica, cuyas premisas estarán marcadas por un rumbo que exige una salida enmarcada en la Constitución y convivencia de los venezolanos y extranjeros que hace vida pública acá. El ciudadano debe hacer responsable en su comunidad de sus preceptos éticos en la búsqueda de la nueva historia que debemos construir todos con mucha disciplina y perseverancia.
No hay que creer en locos furiosos, ni personajes obsoletos. Debemos activarnos hacia una patria que con sus divisiones y rivalidades, nos necesita para alcanzar victorias en Pro de nuestra libertad y sueños. Hay que mejorar la economía y los empresarios tanto privados o que tengan un compromiso del Estado deben cooperar en lo mercantil para desarrollar programas que tengan un precio justo y donde, todos, seamos beneficiados. Por esto, estamos obligados a mejorar la infraestructura de cada región con la participación de los consejos comunales.
Es necesario mirar al horizonte e ilustrar los caminos de nuestra patria para desplegar una emotividad que incida en nuestra imagen familiar. Solo, debemos escuchar la voz del líder, que, es insustituible y que transmuta su fuerza para que pensemos en Venezuela, es nuestra nueva historia, Es lo mejor, será nuestro oficio en los próximos años.
Es menester unificar criterios para avanzar el desarrollo programado del país. Y garantizar en todos los sentidos su seguridad para lograr un avance mancomunado en sus bloques de trabajo comunitario y manufacturero, para esto, es bueno contactar a sus ciudadanos y proyectar una imagen sólida de patria y acorralar a los enemigos de ella, quienes despliegan orientaciones cargadas de signos negativos. Es el momento de ver realizado nuestros sueños.