Emeterio Gómez se gana "El Pendejote del Año 2010": ¿Quién te dijo que el comunismo marxista ha existido?

 Entre los personajes más patéticos de la derecha vernácula, “Memeterio” Gómez ostenta un sitial de (des)honor envidiable; al igual que su panita “Teochoro-Tal Cual”, Gómez desfila por la infame galería de los CONVERSOS de izquierda, aquellos que como el rochelérico Charlie Mata, “antes eran y ahora NO son”. Según cuentan los que conocieron a “Memeterio” en sus años mozos, éste era más marxista que Marx: devoraba con ansias cualquier escrito del insigne filósofo teutón. No me extraña que en vez de leerse al genio de “El Capital”, el Gómez haya arrancado hoja por hoja de cada una de aquellas maravillosas obras y se las haya fumado cual porro ilegal. La persistencia de “Memeterio” en tan mala costumbre terminaría por fundirle las pocas neuronas que por tarado le tocaron al momento de la concepción.

Como cosa extraña en él, el pasado 28 de noviembre de 2010, en la página 4-8, del matutino “El Universal”, el alucinante de marras –“Memeterio”- la emprende de nuevo contra Marx, el materialismo dialéctico y la Revolución Bolivariana. Título del bodrio: “Para: Noel, Jorge y Rafael”. En un despliegue de vasta ignorancia acerca del marxismo y sus características, el susodicho afirma: “(…) Hay muchas vías y argumentos para enfrentar el Comunismo [¿?]. Una es la crítica radical de su absoluta inviabilidad. En Rusia se desplomó silenciosamente… él solito; en China se transformó […] en Capitalismo; en Cuba da dolor […] los hermanos Castro ‘chuleando’ a Chávez (…)”. 

Para empezar, “Memeterio”, ¿quién carajo te dijo a ti que el comunismo marxista ha existido sobre la faz de la Tierra? Que esa barbaridad la enuncie un burgués iletrado como Noel Álvarez, es entendible, pero que lo expreses tú, antiguo marxista, es más que una vergüenza literaria mayúscula. ¡Pobre diablo! Para cualquiera que se haya preocupado por estudiar al brillante alemán, es un asunto básico y ELEMENTAL que antes de alcanzar el comunismo, la sociedad capitalista debe extinguirse para abrir el sendero a un estadio de transición: el socialismo. Es allí donde la teoría de Marx y Engels  resuelve un asunto descomunal y complicado: lograr una etapa intermedia entre dos metabolismos antagónicos, dos polos opuestos. De un lado, el capitalismo, la acumulación monetaria en pocas manos, el individualismo, las clases sociales y la negación del ser humano; y del otro lado, el comunismo: la repartición equitativa de la riqueza, la socialización de los medios de producción, la extinción de las clases sociales y la defunción del Estado como entidad represora. Marx sabía muy bien que la sociedad capitalista no estaba preparada para ir –sin escalas- al comunismo científico, ya que debía existir una fase de adaptación y aprendizaje para el individuo. Precisamente, los anarquistas sí obvian ese paso fundamental en la vía hacia el comunismo. Habría que inquirirles a éstos: ¿qué acontecería si de la noche a la mañana se decretara el fin del Estado, las instituciones y las clases sociales? Pues, una enorme confusión y anarquía, lo cual sería aprovechado por otro Estado más poderoso y hegemónico con el fin de abortar la naciente Revolución. En este sentido, la propuesta de los herederos de Mikhail Bakunin sí es irrealizable desde todo punto de vista. 

El Hombre sólo ha conocido el comunismo primitivo de las primeras civilizaciones que poblaron la Tierra; en el contexto de la América del período prehispánico hay evidencias de organización comunista en las sociedades del antiguo Imperio Inca, verbigracia. En el aspecto donde se manifestaba más tal proceder igualitarista era en el económico: el trabajo era colectivo (comunismo agrario) y el producto del mismo se repartía de acuerdo con las necesidades de cada miembro. Volviendo a Marx, el comunismo científico propuesto por él debe ser un salto cualitativo de la Humanidad: es en esencia muy parecido a lo practicado por nuestros ancestros pero con la ventaja añadida de la visión científica, el progreso tecnológico y el pensamiento político materialista. En el comunismo marxista se abortan las leyes, los tribunales, las cárceles, los ministerios, las propiedades, las castas privilegiadas y el egoísmo, por tal razón, muchas veces se le tilda peyorativamente de UTOPÍA. Es allí donde radica la tesis del Hombre Nuevo. A los propagandistas de la derecha habrá que recordarles: si en el tortuoso camino a la utopía al menos se avanza en milímetros para atraparla, ya la conquista habrá sido inconmensurable con el objetivo de proseguir. 

Si recapitulamos con “Memeterio” y su insolencia metafísica, deberíamos preguntarle al muy ANIMAL: ¿será que en la antigua URSS, China Popular y Cuba se ha implantado el comunismo? ¿O más bien platicaríamos de SOCIALISMO? Como el ejemplo más manoseado de descalificación reaccionaria hacia los comunistas es el de la Unión Soviética, tendremos que reconocer que en ese conglomerado de naciones –la URSS- hubo una deformación flagrante de los postulados marxistas y por ende no podríamos hablar de socialismo puro; lo más acertado sería catalogarlo de estalinismo o “socialismo real”. De hecho, desde hace algunos años nos hemos referido a la ex URSS y al fenecido bloque socialista como “Estados obreros deformados”. Desde luego, lo anterior no desmerita los inocultables logros de estas democracias proletarias en las esferas política, educativa, cultural, tecnológica, deportiva y de seguridad social. 

¿No queda entonces “Memeterio” como el más torpe de los analfabetas funcionales? Insisto, el tipo se “fumó” los tomos de “Das Kapital”. 

Más adelante, en el artículo “Para: Noel, Jorge y Rafael”, el payaso de Gómez suelta otra “perla”: “(…) Otra vía para pulverizar [¿?] esta locura comunista […] es la defensa firme de la propiedad privada y la libertad individual, pilares insustituibles de la democracia (…)”.  ¡Jajaja! Más melodramático y me muero. ¿Y quién le dijo a este idiota que el socialismo -¡NO el comunismo, brutico!- pone en peligro la propiedad personal? Para nada. Ningún otro sistema garantiza más la integridad política, económica, cultural y social del individuo, como el socialismo. De hecho, la Revolución Bolivariana ha restituido los derechos de propiedad a los venezolanos al eliminar los créditos indexados, las cuotas balón y demás artimañas especulativas capitalistas. ¿Te suena la ESTAFA INMOBILIARIA, “Memeterio”? ¡No seas infeliz! Lo que para NADA es sagrado en el socialismo son los medios de producción en manos privadas: tierras, fábricas y maquinarias. ¿Es eso lo que realmente te da CULILLO? Otra cosita. Antes que la propiedad y la libertad individual, la democracia popular debe garantizar primero lo elemental: la alimentación, la salud y la educación. Con propiedad y libertad, pero sin comida, ¡te mueres como un pendejo! ¿O no?

En el cuarto párrafo de su mamarrachada con letras, el mentado autor esgrime: “(…) Enfatizar la infinita capacidad [¿?] del Capitalismo para producir  -masivamente- los bienes y servicios necesarios para superar la pobreza; algo que los comunistas, inútil y muy utópicamente, anhelan (…)”.  ¿Me vuelvo a reír? ¡Jajaja! ¿Quién le sopló a este eunuco intelectual que el capitalismo produce “masivamente” para acabar con la pobreza? ¡Otra fumada! ¿Te lo explicamos –encore une fois- “Memeterio” incapaz? El capitalismo es anárquico en su producción porque es insaciable en la obtención de ganancia y sólo busca satisfacer la plusvalía del burgués, NO las necesidades de las masas. Su falta de planificación coherente conlleva a la sobreproducción y a las turbulencias periódicas. Ahora bien, ¿el capitalismo produce todo lo que necesitan las masas para vivir? ¡No! ¿Pueden ellas adquirir todo lo que manufactura el capitalismo? ¡No! Para muestra un botón: en el mundo capitalista se produce más armamento que medicamento. Peor todavía. En ese sistema idealizado y glorificado por asalariados arrastrados como “Memeterio” Gómez, de las industrias salen más botellas de cerveza y whiskey, que alimentos. Voilá! Allí radica el fracaso del capitalismo: no ha podido acabar con la pobreza porque él vive de ella. Si no hay pobreza, no hay explotación. ¿Cómo elimina el sistema su fuente de supervivencia? Creer que la plusvalía exterminará la depauperación colectiva, es tan estúpido como pensar que se puede apagar fuego con más fuego. Así de simple. ¡Otra vez raspado, “Memeterio”! 

En el quinto párrafo de su delirio derechista, Gómez echa mano de Adam Smith y del egoísmo subyacente en el Hombre: “(…) ‘si cada quien persigue su propia ganancia, terminará beneficiando a toda la sociedad’ (…)”. ¡Otra mentira más! El interés de la plutocracia siempre será contrario al de las masas y las vastas mayorías. ¿A qué nos ha traído el individualismo del capitalismo? A tener un planeta expoliado, contaminado y en peligro de catástrofe, por el “beneficio” de unos pocos que se proclaman los dueños del orbe. ¿Es eso democrático? ¿Es ético, “Memeterio”? A la lógica del egoísmo subyacente habría que aplicarle la del colectivismo incluyente: si cada quien persigue el bien y la ganancia para todos, toda la sociedad saldrá beneficiada.

Después, el “iluminado” del sifrinismo ilustrado nos sale con una de “Chacumbele” donde él solito se mató: “(…) Hay muchas otras vías y argumentos parciales para enfrentar al Comunismo [sic], pero nada de ello tendrá sentido si no vamos al fondo del asunto, si no acabamos de entender que ¡¡la Civilización Occidental […] ha fracasado rotundamente!! (…)”. ¿Y entonces, “Memeterio”? ¿Cómo es que el capitalismo es la “salvación” pero la sociedad occidental está en “terapia intensiva”? Más metafísico y te das la mano hasta con Conny Méndez. En un inútil ejercicio de fragmentación cognitiva y semántica, Gómez trata de separar la crisis moral –e institucional- del sistema capitalista y su inocultable crisis económica. Lo que está en putrefacción no es sólo la infraestructura, los cimientos de la bestia; la superestructura, esa edificación de valores y principios fundamentada en el capitalismo, la explotación del hombre por el hombre, está haciendo aguas a escala planetaria. Las premisas de la egolatría, la mezquindad, la envidia, el desprecio por el otro y la acumulación de dinero, bienes y “prestigio”, nos hacen esclavos del Capital y su abyecta cavilación. Por tal razón, cuando eres solidario, ¡eres cursi! Cuando eres amoroso, ¡todavía más cursi! Cuando reclamas la emancipación obrera universal y la destrucción del sistema, eres cursi y ¡comunista!     

El harto inconveniente de “Memeterio” y otros columnistas tarifados de la plutocracia criolla, es la incapacidad congénita de plasmar un análisis medianamente creíble acerca de la Revolución Bolivariana. El discurso panfletario de la metafísica burguesa también yace en un acabóse apocalíptico: ya no convence a nadie. “Memeterio” nos haría un tremendo favor a todos si se va a cuidar a los nietos, en vez de estar transcribiendo tantas sandeces seniles. ¿No creen? 

elinodoro@yahoo.com



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Adán González Liendo

Traductor, corrector de estilo y locutor

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