El comportamiento humano siempre es quien coloca al hombre en las posiciones históricas que marcan la vida y su forma dentro de lo que podríamos llamar etapas o eras vividas por la humanidad y las sociedades, y por supuesto será éste; quien lo conduzca hacia el mejor porvenir y resultado optimo, producto de esas acciones.
El acontecimiento vital que vivimos los venezolanos hoy nos llama a ejecutar acciones que sin duda llevaran a coronar un porvenir de gloria política- social capaz de destapar un desarrollo cultural, científico, tecnológico, moral, educativo, económico etc. etc., siempre y cuando estas acciones vayan llenas de organización, honradez, honestidad, conciencia, solidaridad, humildad y amor por este país.
No cabe duda que en Venezuela estamos en plena Revolución Bolivariana, tampoco debe haber ninguna a la hora en que los hombres identificados con estos cambios ejecuten acciones que logren fortalecerla y hacer posible los objetivos trazados por ella y así llegar a su meta, luego de saltar por supuesto, todos los obstáculos que se presentarán a lo largo de este difícil camino.
Estas transformaciones vienen cargadas de todo tipo de elementos que son propios y peculiares, (físicos e ideológicos de dichos fenómenos sociales de cambio), uno de estos elementos son las personas. Entidad por excelencia importante, en el desarrollo de los acontecimientos que marquen la realidad revolucionaria hoy; en nuestro país. Esta realidad nos impone aceptar espinas en este proceso,( quizás en todos estos las hayan tenido dentro de cada realidad específica), ahora, lo que no debemos aceptar en esta revolución son PIOJOS... (chupan de esta revolución para engordar sus propios intereses), sujetos prepotentes llenos de ínfulas de poder, violentos, brutos, falsos y hasta ineptos que se han colocado, ej.: coordinadores, directores, empresarios, jefes, encargados de instituciones, niveles del partido, voceros de consejos comunales y en otras. en posiciones claves que atrincherados en las instituciones , boicotean nuestro proceso con sus acciones y que logran ahuyentar simpatías hacia esta realidad histórica que debe mantenerse por el bien de Venezuela y que solo mantienen un interés personal en sus actos de responsabilidad institucional.
Nuestras fuerzas de conciencia deben aislar a estos personajes de lugares de liderazgo, obligándolos a renunciar a su meta, que no es otra que: hacer escampar el aguacero revolucionario venezolano. Logremos que gente digna tome esos lugares para asegurar un camino limpio al triunfo, y que muestren valores humanos y socialistas en la hora de accionar. Coloquemos a los mejores hombres en esta revolución. Aislemos a todos esos elementos que nuestra revolución no quiere.
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