A leer, que no tiene pérdida:
El 9 de abril 2002, primera jornada del paro de Fedecámaras y la CTV, el diario “El Nacional” hablaba de “la descomposición acelerada de este régimen que sólo se mantiene en pie, aunque tambaleante, apoyado en sus expresiones de fuerza y arbitrariedad” y, como una premonición, advertía que “el presidente se ha rodeado de matones que en el pasado no le importó disparar contra gente indefensa”.
Con el mantenimiento del paro, el 11 de Abril, “El Nacional” apuntaba a la unión entre la oposición civil y un sector de los militares y aseguraba que “los venezolanos vivieron ayer una jornada particularmente significativa para un pueblo acostumbrado, durante toda su historia, a luchar por la independencia y la libertad. Tanto la oposición como el sector militar dieron muestras claras de su vocación de cambio”.
El día 12, tras las muertes de la víspera, el editorial se dedicaba principalmente a insultar al presidente, al que llamaba loco, cobarde y otras lindezas.
El 13 de Abril, “El Nacional” se ponía histórico para celebrar “la renuncia de Hugo Chávez a la Presidencia de la República”; se congratulaba de que para hacer frente a los nuevos retos “afortunadamente no se tiene que partir de cero. Varias instituciones se han venido preparando con seriedad y persistencia”; felicitaba al nuevo presidente Carmona por “prescindir, de un plumazo, de estos esperpentos institucionales, devaluados ética y moralmente”; y se mofaba de quienes “ahora vienen con el cuento cínico, tal como lo dijo el fiscal, del ‘golpe militar’ para ocultar la responsabilidad de Chávez”.
Pues, lo que son las cosas, después que el domingo 14, día del regreso de Chávez a la Presidencia, el diario no saliera “por motivos de seguridad”, el lunes 15, el que se reía de la versión de golpe militar afirmaba en su editorial que, tras las muertes del día 11, “estallaron las fuerzas represadas, los antagonismos cultivados durante los últimos tres años, la división y la anarquía de los militares que los condujo al arresto del presidente Chávez. No cabe duda de que el episodio fue exclusivamente militar, y fue resuelto entre militares”.
Y como Chávez había pedido una “oposición inteligente” y una crítica “leal y honesta”, “El Nacional” se apresuraba a decir que “no hubo, ni pudo haber, crítica más leal y más honesta que la formulada desde estas páginas”.
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