Realidades y dolores ante la dura situación por la que pasa nuestro Presidente

Todos estábamos llenos de expectativas anoche, frente al televisor. Pocos antes de la 9 de la noche cuando sería su alocución, CNN ya se encontraba plenamente entregada al tema Venezuela, primero con el caso de la sanción a Globovisión y luego propiamente con el asunto de la enfermad del Comandante Chávez; de modo que dentro de lo usual, CNN le estaba dedicando más de dos horas en su ataque a nuestro país.

Escuchamos con ansiedad y con ciertos temores, cada una de las palabras del Presidente; cada palabra iba envuelta en mil simbolismos de fuerza y valores trascendentales, desde la propia sentencia del Libertador cuando inicio su comunicado: “Yo espero mucho del tiempo. Su inmenso vientre contiene más esperanzas que sucesos pasados y los acontecimientos futuros han de ser superiores a los pretéritos”. Simón Bolívar…

Sacando fuerzas de lo más hondo de sí, con esa postura valiente y decidida con la que siempre ha llevado sus combates, dando la cara, afrontando la realidad por más escabrosa que sea: honesto, sincero, cortante. Sencillamente otro Hombre de las Adversidades, y mientras hablaba uno iba recordando al Bolívar enfermo, ocho años menor que Chávez, cuando iba camino de Cartagena.

Y entonces, poco a poco fui cayendo en la cuenta de que su caso era mucho más grave de lo que había pensado. Pero hubo una frase que me trajo mil esperanzas y aliento, y fue cuando acotó que él había estado al borde del abismo en otras dos ocasiones y había salido de ellas bien librado: el 4-F y aquel fatídico 11 de abril del 2002. Fue entonces cuando un súbito alivio cruzó mi mente, y es que esta vez también saldrá del terrible acoso que hoy existe contra vida. Saldrá de este mal fortalecido y volverá a estar con nosotros por mucho tiempo. Una esperanza súbita que me hizo ver la marcha sin pausa de la revolución bolivariana a cientos de años del presente.

Y al final, habiendo terminado él con su comunicado, escuché temores, lloros y penas alrededor; muchas angustias, y me aparte para estar un poco solo conmigo mismo.

Alguien me llamó y me dijo: “Es como si me hubieran dado el parte médico de un ser querido…”

Me asomé al balcón donde aún caí una leve llovizna, con las calles medio desoladas, y las luces titilando entre el follaje. Pensé en mi país, en su destino, en sus hombres, en su historia plagada de conmociones e inestabilidades políticas de todo tipo. Pensé en esa oposición desperdigada, amargamente negativa y antipatriota, que no existe sin nuestro Presidente. Pensé en los cuadros del PSUV y el gran papel que les toca desempeñar en esta hora de exigente unidad y solidaridad con el proceso. Me asomé un poco al vendaval de las enormes deudas con los necesitados que Chávez ha tratado con infinitos esfuerzos resolver en estos doce terribles años de lucha. Pensé en aquella desintegración espantosa de la Gran Colombia a partir del 17 de diciembre de 1830.

Hice un rápido recorrido por todo lo que se ha hecho y por cuanto aún queda pendiente, por hacer. Y un gran vacío abrasó mi alma: EL LÍDER, hace falta ese LÍDER, ese LÍDER es imprescindible.

¡Cuántos años, más de un siglo esperando por él!

Pero luego entendí también que existe otra realidad fundamental: ya Venezuela no es aquella del siglo XX. Ya en Venezuela las mentiras de sus medios poderosos no podrán funcionar tan alegre e impunemente. Nuestras Fuerzas Armadas son otra, el pueblo es otro. El empuje que nos dio el Comandante no podrá contenerse ni con mil frentes de canallas aliados con el imperio. Hay un gran trecho recorrido, y nada de eso podrá revertirse a las formas de aquel pasado envilecido y perverso que aquí impusieron adecos y copeyanos. Sobre todo ese trabajo realizado con enormes sacrificios durante doce años debe ahora que nunca cimentarse con las grandes luchas por venir. Ese será nuestro acicate, nuestra esperanza, nuestro camino y nuestra bandera para toda la eternidad.

Cada uno de nosotros debe entonces pugnar por ser un poco lo que representa nuestro Comandante para nuestro país, para el mundo. Esa será la ruta, ya marcada, única, formal, total, absoluta. Más que nunca: PATRIA SOCIALISTA O MUERTE, VENCEREMOS.

jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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