¡Viviremos para vencer!

El jueves por la noche lloré como una madre mientras miraba a mi presi contarnos de su enfermedad. Lo que empezó como un llanto desolado terminó convertido en lágrimas de esperanza. Mi presi, desde su estado de aparente debilidad, vergatariamente, nos daba fuerza.
Fuerza y esperanza… Lo que era tristeza mi Presi lo convirtió en esperanza, en otra razón de lucha, esta, la más importante, la que nos va a terminar definiendo. 

Centrados, no permitimos que nos tocara el veneno que los mismos locos de siempre empezaban a escupir, nunca fue tan unánime la decisión de no dejarlos pasar. Mientras unos celebran el odio, nosotros honramos el amor, como siempre, como estamos acostumbrados, razón por la que estamos convencidos de que no volverán.

Unidad que se hizo solita, unidad que surge del amor a mi Presi y del amor de él por nosotros. Cuando nos convocaron a permanecer unidos era tarde porque siempre lo hemos estado. La cuestión de la unidad forzosa es para quienes no tienen objetivo, nosotros lo tenemos: queremos una patria justa, libre y soberana. Nosotros somos uno y bien grandote. 

Y mi Presi está en Cuba recuperándose y nosotros en su Patria haciendo patria mientras él se recupera. Ya no somos el pueblo, hormiguero pateado, que unas vez fuimos. Entendemos la importancia de la organización, nos vamos organizando y seguiremos haciéndolo más allá de nuestro propio tiempo. 

Fue aire fresco encontrarme anoche con los amigos, todos en sintonía con nuestros sentimientos. Todos repletos de determinación, de fuerza, de amor por mi Presi, por la Patria, por la vida. Anoche vivimos la certeza de que somos una inmensa familia.

De eso caí en cuenta cuando leí a un amigo, Ernesto García, que dijo lo que yo sentía, lo que todos sentíamos: “Definitivamente Hugo Chávez es parte de mi familia...” Y es eso, es parte de mi familia, de la familia de cada uno de nosotros por lo que de alguna manera terminamos todos siendo primos o algo parecido.

Una familia a la que las diferencias no separan porque hay algo mayor que nos une.

Fue extrañamente hermoso lo que viví el jueves: lo que tenía que ser una noche terrible se convirtió en una celebración a la vida. ¡Carajo! Que somos un pueblo bendito, y me perdonan tanta cursilería, pero es que no hay otra forma de expresar tanta belleza. Somos el pueblo de Bolívar y nunca como ahora lo hemos demostrado. Hemos vencido todas las dificultades y nunca veremos llegar la hora en que dejemos de hacerlo.

Nunca estuve tan orgullosa de mi gente, de mis amigos todos, nunca me sentí tan fuerte. Nunca amé tanto a mi Presi como ahora. Mi grandioso Presi, mi humano Presi.

Y si hay algún gafo que cree que la enfermedad de mi presi lo debilita, nos debilita, que sepa desde ya y que no se equivoque porque nosotros viviremos para vencer.




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Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". carolachavez.wordpress.com

 tongorocho@gmail.com      @tongorocho

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