La enfermedad que padece nuestro Presidente es producto sin duda de una avalancha de malsanos y criminales inventos que pertinazmente han corrido y corren en contra de Venezuela y su proyecto bolivariano por el mundo.
Por favor Presidente, Globovisión está de plácemes porque usted responde cuanto ella inventa. Ya está bueno, querido Presidente, de estar respondiendo a cuanto la oposición inventa y hace correr por las redes sociales.
Usted dice, amigo Presidente, que no le importa todo lo que le digan y cuanto le inventen, pero eso es imposible. A cualquier persona de sensibilidad eso tiene que afectarle, pero en verdad hay que hacer un esfuerzo indecible para vencer a esa canalla y no responderle en ese terreno empantanado en absoluto, porque cuando usted lo hace ellos se alegran, se sienten escuchados e inmediatamente arrecian en sus vulgares ataques. Por otro lado, Presidente, todas esas respuestas suyas, a la postre resultan impotentes porque ellos no cesan ni cesarán jamás en sus calumnias y canalladas, afectan terriblemente también a sus seguidores, al pueblo de Bolívar.
Ya basta de réplicas a esos burdos y miserables propagadores de falsedades. Su enfermedad puede empeorar si sigue respondiéndoles, estimado Comandante, y esto nos preocupa terriblemente. Basta Presidente, déjelos a ellos y a todos los coros de la prensa mundial que difundan cuantas bellacadas quieran. Eso ya no tiene remedio.
Esos medios matan, y allí están los casos de Luis Tascón y Lina Ron y de millares más de conciudadanos, caídos por males terminales a causa de tratar de responder a algo que a fin de cuentas carece de un vocero real, y está en el sistema maldito que ha impuesto el imperio.
No sólo ha llegado la hora de que usted se cuide, sino que nos cuidemos todos nosotros, porque esta es la peor guerra que pueblo alguno ha enfrentado en mil años.
Vida eterna para usted y la revolución, querido Presidente. Sea usted, a partir de hoy ese océano que decía Nietszche debía ser el Superhombre.
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