En Venezuela, en estos momentos, resaltan victorias y reivindicaciones sociales de las que en medio siglo se les fue negada a quienes habitan la tierra de Bolívar. No alcanzaría el espacio asignado en esta página para mencionar y, además, explicar los logros alcanzados por el pueblo en 12 años de revolución: salud, educación, cultura, deporte, vivienda…
Pese al evidente desarrollo en materia social, muchas veces se puede olvidar cómo se obtuvieron todos estos derechos, que por necesidad humana, les pertenece a cada uno. Por ejemplo, los Centros de Diagnósticos Integrales (CDI) y las Salas de Rehabilitaciones Integrales (SRI) son vistos, hoy, por muchos, como algo normal y corriente. Es decir, que el carácter extraordinario del que hablaba El Che es opacado por lo ordinario.
Resalta el escritor Vicente Romano en su libro “La Intoxicación Lingüística, el uso perverso de la lengua”, refiriéndose al manejo y control de los medios de comunicación que controla la burguesía, que “pocos tienen el poder de definir la realidad para los muchos, de decirles lo que pasa, lo que es bueno y malo, lo que hay que hacer y no hacer, cómo hacerlo. “El poder de fijar el programa social de cualquier comunidad es la clave del control social”.
Todo el aparato de dominación de la contrarrevolución trabaja arduamente para borrar de la mente del pueblo sus conquistas. Las misiones, algunas descuidadas tristemente por quienes las dirigen, son su meta. La derecha está consciente de presentarlas como una política que hasta un gobierno burgués las aplicaría y “las mejoraría”. Sin embargo, a pesar de que no han logrado su objetivo en totalidad, algunas mellas vienen creando en el consciente colectivo.
Si el proceso social que se vive en el país se permite caer en una suerte de reflujo revolucionario, se pondría en riesgo su continuidad. Esto no quiere decir, en lo absoluto, que se apliquen estrategias reformistas para conquistar nuevamente los espacios que la derecha le ha arrebatado a la revolución. El espejo de los partidos políticos socialdemócratas, que se hacen llamar eufemísticamente “centro-derecha”, contrasta lo que busca el pueblo.
El periodista Fabricio Ojeda, en su obra “La Guerra del Pueblo”, afirmaba que los objetivos que persigue la revolución en cada etapa histórica, la composición social del gobierno revolucionario y la situación general creada por el desarrollo del proceso mismo, son “consecuencia de hechos objetivos, los cuales deber ser esclarecidos como factor indispensable para crear y robustecer la mentalidad de poder”.
Al contrario de ceder, es importante mantener la premisa sobre la repolarización de las relaciones políticas; un retroceso no será asimilado por quienes apoyan la revolución. Hay quienes hablan dentro del PSUV de conciliación con la burguesía. Una acción de tal magnitud sólo traerá consigo la desviación del camino trazado. El socialismo se construye con más socialismo; coquetear con sectores de derecha no es propio de los revolucionarios.
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