A lo largo de la historia se han pronunciado frases sombrías, patibularias y nefastas como: “disparen primero y averigüen después”, “muerte a los golpistas”, “democracia con energía” entre tantos infaustos enunciados. Al recordar tales expresiones vienen a nuestras mentes momentos aciagos, corrupción, torturas, desaparecidos, sumisión a imperios, traiciones, excluidos, miseria, adecos, copeyanos, hambre, entre muchos de los males de una sociedad. No cabe duda, tales palabras no se propagaron, sólo pertenecen al imaginario de una colectividad empeñada en que los responsables de aquello no regresen jamás. Cabe destacar que también hay frases que trascendieron en la geografía y en el tiempo, al pronunciarlas se reconoce la erudición de quien la profirió. Es el caso de: “pienso y luego existo” (Descartes), “la historia me absolverá” (Fidel), “sin embargo se mueve” (Galileo), “por sus frutos los conoceréis” (Jesús), “el arte de vencer se aprende en las derrotas” (Bolívar)…. Ciertamente, pasarán muchos años y en cualquier parte del mundo tendrán vigencia, imposible reconocer que aquellos hombres impusieron doctrina. Pero hay otra frase, que a pesar de su brevedad y sencillez transcendió en el tiempo y en la geografía y cuando la gente la pronuncia encuentra en ésta un afecto sincero y la ansiada esperanza. Han pasado veinte años y el “por ahora” de Hugo tiene presencia y vigencia, dos palabras que transformó una derrota en victoria, una frase franca que llenó en ese momento de confianza en unos jóvenes militares que conocían de los sufrimientos del pueblo y de la entrega del país a los monopolios extranjeros. Más allá de los confines de Venezuela y por muchos años seguramente aquella voz no se apagará, porque absolutamente, está en frecuencia con millones de pobres de América y del mundo. Estos son los sin nada, a quienes la Democracia Representativa nunca le dio solución a sus problemas, pero si permitió el enriquecimiento ilícito de una élite corrupta, que los Amos del Valle continuaran chuliando el presupuesto de la nación, la dilapidación de los recursos naturales, la entrega de nuestras industrias básicas al capital extranjero, el aumento de la pobreza y la incapacidad de desarrollar durante cuarenta añosuna economía productiva .
Es bueno resaltar que los MUDos y los del quinteto oligarca intentan minimizar, criminalizar y banalizar la gesta de los otrora jóvenes militares tildándolos de golpistas, por querer pretender acabar con ese bodrio llamado Democracia Representativa. La misma que durante más de cuarenta años cometió los peores delitos de lesa humanidad: torturaba a sus opositores, desaparecía a los detenidos acusados de actidades políticas contrarias al gobierno, prohibía partidos políticos de izquierda, inhabilitaba y apresaba a diputados y senadores del congreso, allanaba impunemente a miles de hogares venezolanos, cercenaba la libertad de expresión, gobernaba con las garantías suspendidas, allanaba y cerraba las universidades del país, institucionalizó el barraganato como una forma de administrar una nación, convirtió en pública la deuda privada de los empresarios y lo peor de todo, mató de hambre a millones de venezolanos y venezolanas. Todo esto ante la mirada impasible de los partidos del estatus, de la oligarquía parásita, de las autoridades de la Iglesia y de las organizaciones internacionales. Esta era la “democracia” que había que defender el 4 de febrero de 1992. Seguramente, si para el 19 de abril de 1810 hubiese existido ese término los monárquicos de la época hubiesen tildados de golpista a los patriotas signatarios del acta.
Es que los MUDos y los abominables medios de comunicación privados no se cansan, buscan todas las maneras de desprestigiar a mi comandante Hugo y para eso lo tildan de comunista, como en los viejos tiempos del Marcathismo en los EEUU. Me remonto a las décadas de los cincuenta del siglo pasado cuando hasta Chaplin fue acusado de activista rojo. Yo que soy aun ateo irremisible y blasfemo, sinceramente no entiendo como un comunista se puede prosternar frente a una imagen santa y frente a un distinguido sacerdote. Incongruencia de los opositores carentes de formación doctrinaria, cuya única luz que los dirige es el fulgor del vil dinero, pero no el ganado a consta del trabajo sino explotando a obreros y campesinos.
Después del “por ahora” una nuevo pensamiento político germinó en el país, el “chavismo” muy lejos del comunismo, ésta nueva idea está basada en el “Árbol de las tres raíces” (Bolívar. Simón Rodríguez y Zamora), en la tesis comunitaria y cooperativista de los incas, con una buena dosis del Cristianismo Primitivo”, con una porción de Marxismo, un agregado de Cooperativismo, con una concepción criolla del socialismo del siglo XXI y con todas aquellas corrientes del pensamiento universal, no capitalistas ni imperialista, cuyo único interés es beneficiar al pueblo excluido por muchos siglos. Un verdadero sincretismo doctrinario que se irá corrigiendo, perfeccionando y unificando con el tiempo, porque ninguna única tesis política tiene la solución de los grandes problemas de la humanidad. Lamentablemente, se avanza sobre los fracasos y no sobre las perfecciones. Así ha marchado el mundo y así marchará. A ciencia cierta, hasta nuestro comandante Hugo es chavista.
Si se concibe el chavismo como una concepción doctrinaria, cabe esperar que por muchos años tenga el respaldo de un pueblo, ya no de un pueblo pobre, sino de unos venezolanos que lograron salir de la miseria levantando las banderas de la igualdad, la justicia y la cooperación mutua que les permita disfrutar de una calidad de vida cónsona con las aspiraciones de un ser humano. Es bueno recordar, somos accionistas de una gran empresa llamada Venezuela y debemos trabajar duro para que el futuro de nuestros hijos y nietos esté asegurado. Por todas las razones anteriores el “Hugo para ahora y para siempre” no es simplemente el epígrafe de este artículo, sino una realidad política concreta e impostergable que se reiterará el 7 de octubre del 2012.
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