VENEZUELA TIENE DÉFICIT DE PRODUCCIÓN Y SE PIDE TRABAJAR MENOS
La propuesta de reducir horas de trabajo, como una reivindicación laboral, en las actuales circunstancias puede tener más bien un efecto contrario a lo que se plantea desde algunos sectores del país. Reducir la jornada laboral, en el actual desempeño económico en Venezuela, tendrá fuertes efectos alcistas en la inflación.
Nuestro país tiene alto déficit de producción de bienes y servicios, una sociedad que no produce lo que se consume, no puede darse una ley que reduzca las jornadas de trabajo y que amplíe los días de vacaciones, porque la producción interna se verá más afectada aun, generando menos disposición en la oferta de bienes y servicios, generando presión alcista en los precios, más aun que el gobierno del presidente Hugo Chávez implementa medidas de estímulo mediante el gasto social, que se traduce en demanda acelerada por parte de los beneficiarios.
Si bien la propuesta busca socorrer a los trabajadores actuales con menos horas y más descanso, finalmente este trabajador se vería afectado en su poder adquisitivo, porque se prevé que las empresas entonces abrirían nuevos puestos de trabajo con nuevos horarios y así no caería la producción de bienes, pero ello implica nuevos costos que alguien tiene que asumir y es obvio que más trabajadores y nuevos salarios para esos nuevos turnos tendrán cobertura con alza de precio de los bienes ofrecidos para evitar que las empresas queden con flujos de caja negativos, es decir se queden sin efectivo para honrar pagos, eso sucedería tanto en una empresa privada, pública, mixta, comunal o cooperativa.
El trabajador recibiría beneficio de menos horas de trabajo, pero en términos nominales el salario seguiría siendo el mismo, esto permite interpretar que si el patrón paga lo mismo por menos tiempo, el trabajador está recibiendo un aumento indirecto, pero como hay que emplear a otras personas para mantener la producción y el resto de horas laborales, este costo que inevitablemente se trasladará a los bienes y servicios ofrecidos, restará al trabajador que ahora debe trabajar menos, poder adquisitivo porque su salario nominal quedará expuesto a los efectos inflacionarios al ajuste de empleo de nueva mano de obra. El trabajador que ahora “es beneficiado” con menos horas laborales, no tendrá otro remedio que buscar otros ingresos en otros sitios en las horas ahora libres, para cubrir los gastos que generaría un nuevo proceso inflacionario, esfumándose automáticamente el “beneficio” de reducir la jornada laboral.
Otro planteamiento es que las empresas no creen nuevos puestos de trabajo, sino que el mismo trabajador haga horas extras, así no se cae la producción actual, pero de igual modo se incrementan los costos que tendrán impacto en la inflación, lesionando de igual forma el ingreso no sólo de ese trabajador mismo, sino del resto que no pudiera entrar a un nuevo puesto de trabajo porque ya fue cubierto por los mismos trabajadores con horas extras.
El asunto es que la clase trabajadora venezolana tiene derecho a la justa lucha de reivindicaciones económicas y sociales, y en otros países podrá haber experiencias con recortes de jornadas laborales, como el caso de Alemania, en que la jornada es de 6 horas, pero la producción interna de ese país, no sólo los abastece sino que se convierten en exportadores, allí si caben argumentos de una ley anti explotación que permita a la masa laboral beneficios sociales justos, en Venezuela tenemos déficit en vivienda, en alimentos, en infraestructura, en el agro, en muchos sectores,no tiene sentido pedir que se trabaje menos.
alexvallenilla@gmail.com
23-03-2012